El grupo yihadista Estado Islámico (EI) confirmó este jueves en un comunicado la muerte de su jefe Abu Ibrahim al-Qurashi, cuyo fallecimiento fue anunciado a principios de febrero por Estados Unidos, y nombró sucesor a Abu Hasan al-Hashemi al-Qurashi.
Los yihadistas del EI "aseguraron su lealtad a Abu Hasan al-Hashemi al-Qurashi, emir de los creyentes y califa de los musulmanes" declaró el portavoz del grupo en una grabación audio, y confirmó la muerte del antiguo jefe del EI.
Abu Ibrahim Al Qurashi se hizo estallar con un cinturón de explosivos a principios de febrero pasado durante una operación de Estados Unidos en Siria, según fuentes estadounidenses.
La operación estadounidense, en la región siria de Idlib, se produjo días después de que el EI lanzara su mayor ofensiva en años contra una prisión gestionada por los kurdos en la ciudad de Hassake, y en la que estaban encarcelados numerosos yihadistas
En octubre de 2019, Abu Bakr al Baghdadi, predecesor de Qurashi al frente del EI, había sido eliminado en un ataque también en la región de Idlib, controlada en gran parte por yihadistas y rebeldes.
Qurashi, de nacionalidad iraquí, se puso entonces al frente del grupo Estado Islámico, responsable de numerosas atrocidades y atentados en Oriente Medio y en varios países occidentales.
El "califato" del EI
Poco se sabe hasta ahora del nuevo jefe del EI, salvo que ocupó hasta ahora el cargo de número tres del movimiento yihadista.
Abu Hasan al-Hashemi al-Qurashi llega a la jefatura del EI en momentos en que el grupo aparece debilitado por las operaciones apoyadas por Estados Unidos en Irak y Siria para frenar una resurgencia yihadista.
En su época de mayor expansion territorial, el EI autoproclamó un califato que se extendía por amplias zonas de Irak y Siria, dos países fronterizos, y en las que llegaron a administrar a millones de habitantes.
En esos territorios el EI impuso una rígida aplicación de la ley islámica, persiguiendo a las minorías y perpetrando numerosas violaciones de derechos humanos, según varias ONG y gobiernos occidentales
Al cabo de una larga y sangrienta campaña militar, con apoyo de la coalición internacional antiyihadista liderada por Estados Unidos, y en tierra dirigida por kurdos sirios y fuerzas braquies, los yihadistas fueron definitivamente derrotados en marzo de 2019 en los principales enclaves de su "califato".
Los militantes remanentes del EI se esparcieron mayoritariamente en escondites en el desierto de Siria, desde donde han vuelto a cometer ataques contra las fuerzas kurdas o sirias.
Según un informe de la ONU, divulgado el año pasado se estima que unos 10.000 combatientes del grupo Estado Islámico siguen activos en Irak y Siria.