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Prácticas de memoria para las víctimas del conflicto armado en Valle del Cauca

El Valle es el segundo departamento de Colombia en población víctima del conflicto armado, con 650.699 personas; por ello, se acuden a prácticas culturales de cada región para sanar heridas.
Valle del Cauca: Familias recuerdan a familiares desaparecidos
Foto: Linterna de la Memoria
María Elena Velasco

Con arrullos, poesía, colchas de la memoria, festivales por la vida y siembras de paz, familias, mujeres, hombres, jóvenes y organizaciones sociales buscan visibilizar la violencia sufrida por el accionar de los grupos armados que dejaron a su paso desolación y dolor; pero esta memoria se activa para la no repetición, recordar la importancia de la reconciliación y el perdón como un camino hacia la paz.

Según la Unidad para las Víctimas, dos de los lugares que concentran la mayor cantidad de víctimas en el Valle son Cali y Buenaventura con el 34% y 30%, respectivamente, distritos en donde nacieron movimientos de mujeres y comunidades étnicas que emplean la música y el arte para abrir camino a la esperanza.


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En la Fundación Guagua de Cali se desarrollan espacios de memoria con acciones en la Galería ‘Tiberio Fernández Mafla’, donde las familias de las víctimas de desaparición forzada se reúnen para pintar, recibir apoyo psicosocial y enviarle mensajes de esperanza a sus seres queridos a través de las ‘Linternas de la memoria’ esparcidas en el río Cauca.

“Siempre buscamos que a través del arte podamos tener cómo comunicarnos, hacer ejercicios de sanación y de reivindicar la memoria del desaparecido. Cada linterna es elaborada por la familiar del desaparecido como un mensaje, esta se hace con vástagos de la mata de plátano, decorada con flores y velas. Además, cumplen la función también de rendir homenaje a al río Cauca como víctima del conflicto en el Macro Caso 5 de la JEP”, aclaró Delia Caicedo, coordinadora de la Fundación Guagua.

Foto: Linterna de la Memoria

En este espacio se pueden conocer historias de centenares de madres que buscan a sus hijos y que ven en las linternas una luz para la esperanza del retorno y del encuentro tras muchos años de ausencia.

“Siento que le puedo decir tantas cosas a mi hija que ya lleva trece años desaparecida y que nadie me da razón de ella, a pesar de haber sido una joven brillante, que le aportaba a la sociedad en la lucha por la conservación del medio ambiente, por el mismo río Cuca y que su caso está protegido por la Corte Interamericana de los Derechos Humanos”, contó María Elena Gallego, madre de Sandra Vivian Cuéllar Gallego, ingeniera ambiental desaparecida el 11 de febrero de 2011 en la recta Cali - Palmira.

Al igual que María Elena, desde el otro extremo del departamento, en Buenaventura, se encuentran las madres buscadoras y las de Punta del Este que recurren a la poesía, alabaos, arrullos y el encuentro cada mes en la plazoleta de la Alcaldía Distrital para limpiar su alma, recuperar su aliento y buscar paz.

“Yo quiero que recuerden a mi hijo en alegría, que mi 'bacancero' como me decía, mamá diga que usted tiene un hijo 'bacancero'. Porque ya quiero pasar estos 18 años que tengo de soledad, de tristeza y llanto. Pero en mi corazón está vivo y sigue viviendo con sus hermanos y su mamá en su hogar”, declamó en su poema Regina Valencia, madre de Manuel Rentería Valencia, víctima de la masacre de 12 jóvenes en Punta de Este, en Buenaventura.

Así mismo, en el norte del Valle, en Sevilla, se extiende una ‘Colcha de la Memoria’ elaborada con cada una de las fotografías de las mujeres que han sido víctima del conflicto y de feminicidios, con el ánimo de visibilizar este crimen en la región y ante el Estado.

“Este es un proyecto que se está realizando en los municipios de Sevilla, Trujillo y Tuluá para hablar por aquellas que callaron, para alzar la voz, para que no haya más mujeres asesinadas, sobre todo en la ruralidad donde somos más invisibilizadas, lo que queremos es recorrer todos los municipios del departamento y llegarla a depositarla al Centro Nacional de Memoria Histórica en Bogotá”, aseguró Luz Elena García, impulsora del proyecto ‘La Colcha de la Memoria’.

Además de estas iniciativas de la memoria, organizaciones como el Centro de Desarrollo Regional en Cali, trabaja con las víctimas de desaparición forzada con la ‘Carpa de la memoria’ exponiendo las fotografías de las víctimas de este flagelo, con el acompañamiento a través de talleres de escritura y talleres de artes manuales, donde las familias en medio de la búsqueda logran encontrar apoyo y hermandad para ser resilientes.

En la zona rural de Buga, epicentro de varias masacres del paramilitarismo, las víctimas encontraron en el desarrollo de proyectos productivos y festivales como ‘Los guardianes del Agua’ espacios para celebrar la vida y recordar que, en las cálidas y abundantes aguas de este territorio, resurgió la vida en medio de la muerte.

“Las mujeres sacamos adelante la vereda Alaska, no tuvimos que desarrollar ningún museo ni monumentos; nosotros decidimos como comunidad crear las fiestas del agua para recordarlos con lo más valioso y abundante que tenemos: el agua, así lo recordamos y también con unas esculturas que nosotros mismos elaboramos que nos representan como personas resilientes y campesinos que superamos la violencia, las cuales están ubicadas en diferentes veredas”, relató Patricia Flórez, representante legal de la Asociación de Mujeres Campesinas Víctimas del Conflicto Armado.

Foto: Linterna de la Memoria
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