Víctimas de secuestro de las extintas Farc pidieron que se siga conociendo la verdad sobre esta práctica, mientras los miembros de este antiguo grupo armado reconocieron su responsabilidad, en el marco de un evento que se realizó en la Comisión de la Verdad.
Carlos Cortés, hijo del periodista Guillermo ‘la chiva’ Cortés, quien fue víctima de secuestro señaló que eso significó una degradación para todas las víctimas de esta práctica que es difícil de olvidar, pero que por medio del diálogo se pueden llegar a acuerdos.
“Esta reunión no significa que quienes fuimos víctimas podamos olvidar lo que pasó, es imposible olvidarlo, es más no podemos olvidar, estamos obligados como sociedad a recordar los horrores de una guerra que desangró a Colombia en los últimos 50 años”, agregó Cortés.
Por su parte Pedro Trujillo, excomandante del Bloque Caribe de las Farc, pidió perdón por este hecho que se cometió durante el accionar armado de la guerrilla, y reconoció que hubo muchas víctimas en medio de esta práctica que nunca se debió llevar a cabo.
“Reciban mi sincero deseo de contribuir al esclarecimiento de la verdad y a la sanación de tanto dolor, quiero decirles también que nuestro compromiso con la paz sigue intacto y a pesar de las adversidades se fortalece cada día. Cada hombre, mujer y compañero que adelanta su proceso de reincorporación extiende su mano y su corazón para que esta historia no se vuelva a repetir”, indicó Trujillo.
El padre Francisco de Roux, presidente de la Comisión de la Verdad, señaló que el dolor de las víctimas del secuestro es el dolor de todos los colombianos.
“Este es el momento de la verdad radicalmente unida con esa justicia de la paz. Y radicalmente articulado con la Unidad para encontrar a las personas desaparecidas, porque esta verdad será plena cuando se haya cerrado la búsqueda de todos los que desaparecieron en la selva”, explicó el padre De Roux.
Además en el marco de este evento de reconocimiento el ex miembro del secretariado de las Farc, Pastor Álape, indicó que no hay palabras para justificar el dolor que fue causado por este hecho y que lo único que vale son los actos con los que se puedan reparar los errores cometidos.