Por: Andrea Cardona - Manizales, Caldas
Entre fincas y cafetales creció Angélica María Escobar, fonoaudióloga de profesión y cafetera por herencia de su familia. Vive en la finca urbana La Paz en el municipio de Palestina, a 1.590 metros sobre el nivel del mar, donde siembra, trilla, tuesta y muele su propia marca de café, llamada ‘Café Finca La Paz’, bajo el lema “con dedicación, visión y fuerza de mujer”.
Trabajar por el café no es el único propósito que Angélica María tiene, pues la mayoría de recolectores que emplea en época de cosecha son mujeres, vecinas del sector que buscan mejorar sus ingresos y un buen trato laboral. Desde el Comité de Cafeteros municipal y departamental ha representado los intereses de las mujeres cafeteras en un gremio que se ha caracterizado por el machismo.
Desde su llegada hace 30 años a Palestina, vivió cómo los hombres ponían en duda sus conocimientos en labores del campo por el hecho de ser mujer. Para los trabajadores era difícil que una mujer les pesara la carga o que les revisara el trabajo. Por lo general se pensaba que ellas se quedaban al mando de la finca, cuando sus parejas fallecían, pero en este caso Angélica María vive con su esposo Otoniel Aristizábal y ella es la patrona.
“Los trabajadores me decían: - ¿dónde está el patrón para que me pese el café? O si revisaba el trabajo machete o de guadaña, me decían que no les gustaba que una mujer evaluara lo que nosotras no sabemos hacer, y yo les decía, que yo sí sabía de esas labores”, relata.
Para ella, un factor importante en el reconocimiento del trabajo feminino en el campo es que la Federación Nacional de Cafeteros tenga una política de equidad de género y los procesos de capacitación destinados a las mujeres, por eso asegura que el reconocimiento al trabajo femenino es un aprendizaje para todos. Según cifras de la Federación en Colombia, casi 30 por ciento de los caficultores son mujeres.
Angélica María es miembro suplente de Palestina y Risaralda en el Comité Departamental de Cafeteros, lugares que históricamente han sido ocupados por hombres. “Vamos escalando y ocupando espacios de una buena manera, con estudio y trabajo. En el Comité de Palestina somos un 90 por ciento mujeres. Con esta labor les estamos dejando espacios a nuevas mujeres para que se empoderen”.
En tiempos de cosecha emplea hasta 12 recolectores en las tres hectáreas de café que tiene sembradas, un 80 por ciento de esa mano de obra mujeres. Desde su experiencia, asegura que las recolectoras tienen mayor sensibilidad para coger café, en una edad de maduración más favorable para el peso y precio.
Un trabajo que no para
Angélica María es de Belén de Umbría (Risaralda), y llegó a Palestina a vivir en la finca que era de su papá, donde cultiva café variedad Colombia y variedad Castillo. Estudió administración de empresas agropecuarias y vive en La Paz con su esposo y sus dos hijas de 25 y 26 años, Sara y Salomé Aristizábal Escobar. Su familia ha sido testigo del trabajo pesado que implica una finca, donde los costos de producción representan el 50 por ciento del precio del café.
“No creo que mis hijas se dediquen a la finca por la falta de rentabilidad. Creo que el relevo generacional debe estar en otros eslabones de la cadena como en la catación, la preparación, la exportación y el barismo, pero difícilmente un joven se dedique al cultivo, a un negocio que no da mucho”, reconoce Angélica María.
Desde las 4:30 de la mañana comienza con sus labores que combina entre el café, la cocina y el hogar. “Lo primero que tenemos que tener es pasión por este trabajo tan duro, además conocimiento y un buen trato con nuestros colaboradores, porque el café es un 90 por ciento mano de obra y por eso el talento humano es importante”, afirma con certeza.
A esta mujer caficultora no le alcanza el día para hacer todo lo que una finca demanda. Ahora se está preparando para la renovación de cafetales que comienza a fin de año. justo después de terminar con la segunda cosecha del año.
La zona cafetera de Palestina representa el 68,52 por ciento del área municipal y hay un registro de 309 caficultores. En productividad es uno de los 20 mejores del país. Por estas fechas hay un déficit de recolectores de un 30 por ciento, por la oferta laboral que hay en obras civiles como Pacífico 3 y el proyecto de Aerocafé. Los trabajadores prefieren dedicarse a otras labores que estar al sol y al agua en una finca.