Por: Katherin Estacio.
“Estamos en deuda con las mujeres, no les reconocimos el papel que jugaron en la gesta libertadora, salvo el caso de Policarpa Salabarrieta o Manuela Beltrán, desconocemos el nombre de todas esas heroínas”, German Saenz, presidente del Centro de Historia de Sogamoso.
Entre 1810 y 1819 ciento de mujeres apoyaron la causa de la independencia. Algunas lo hicieron por afinidad ideológica con sus padres, hermanos o esposos, otras se sumaron a la contienda de manera indirecta o directa por las atrocidades cometidas en su contra. Una de ellas fue María Antonia Cruz, una mujer afrodescendiente y esclava que nació en 1762 en Tulúa, Valle del Cauca. El historiador Jorge Armando Russi, cuenta que, en ese entonces, “todos se armaron y se fueron, en Buga se encontraron con los batallones que venían desde Quito, Pasto, Popayán y llegaron allí a esa ciudad en donde se presentó una batalla en la hacienda San Juanito”.
Relata Jorge Armando Russi que por causa del alistamiento y viaje de su hijo Pedro José con el general Nariño, Antonia abandonó su pueblo natal. Radicada en otras tierras, se encontró e inició su lucha con personas notables del Valle del Cauca.
“Pedro José fue traído a Buga con Carlos Montufar, un héroe ecuatoriano y fueron fusilados frente a la actual alcaldía de este municipio. María Antonia quedó con ese dolor de su hijo y después de la Batalla de Boyacá en 1819, cuando aún permanecían el Valle y el Cauca en poder de los españoles, Joaquín Ricaurte Terreros, un héroe patriota de la independencia, nacido en Santa Fe, que había estado escondido por el tiempo del general Murillo, organizó la gente de esta zona del Valle del Cauca; ahí estuvo María Antonia Ruiz reclutando mujeres, esclavos, trabajadores, negros”, cuenta Russi.
María Antonia Ruíz, mujer tulueña vengó la muerte de su hijo Pedro José Ruíz quemando el edificio donde los realistas almacenaban las armas. Con un cañón que encontró a su alcance, desbarató parte de la caballería del rey. “Se dice que, montada en un caballo con una lanza en una mano y una tea en la otra, las tiró a las cabañas en donde estaban guardianes españoles, quemando los establos y permitiendo la derrota de los españoles”, precisa Russi.
Cuando acabó con toda la munición, se enfrentó a la infantería que aún hacía resistencia. También, estaba en la batalla la tulueña Eloísa Loaiza, La Coronela, quien enfrentó a lado de la Ruíz a los realistas.
Después de tantas luchas y de haber alcanzado la Independencia definitiva, llegó el Libertador Simón Bolívar a Tuluá el 27 de diciembre de 1829, estando allí hizo un homenaje y reconocimiento a la ciudad y a todos los héroes caídos en batalla y de manera especial a Antonia Ruíz.
German Saenz, presidente del Centro de Historia de Sogamoso asegura que la lucha de las mujeres durante la independencia no fue valorada.
“Estamos en deuda con las mujeres, no les reconocimos el papel que jugaron en la gesta libertadora y esto porque los amanuenses de esa historia hegemónica tenían una posición machista que les impedía exaltar a las mujeres. Salvo el caso de Policarpa Salabarrieta o Manuela Beltrán desconocemos el nombre de todas esas heroínas. Recordemos que las mujeres fungieron como espías, las mujeres estaban a cargo de la logística, alimentar un ejército tan grande y todo lo que tenía que ver con esto era complicado. En esa época no existían las comidas procesadas y todo había que hacerse al día, era muy común la arepa, el tasajo, que era la carne oreada que conocemos hoy en día”, cuenta Saenz.
De esta manera, a través de María Antonia Ruiz, la heroína afro, el Valle del Cauca tuvo participación en el Día de la Independencia.