Selva Adentro es la continuación de una serie de pinturas de gran formato que el autor comenzó a realizar en Colombia durante la pandemia. Esta serie comenzó llamándose Nomen Nescio, sin nombre. En ella, el blanco y el negro dominan la composición, llevando la emoción a un lugar estético solemne, limitado: espacio frío y neutro, limbo en el cual las tensiones y los desgarramientos protagonizan la ausencia, el vacío. Lo que no tiene nombre, pero persiste en una presencia tangible y simbólica.
Según sus creadores, el observador es testigo de eso que queda como testimonio de haber sido, de haber existido. En Selva Adentro DENARVAEZ recurre al color. Al rojo vivo. A una gama cromática que insinúa piel, piel humana, piel vegetal, corteza; miembros entrelazados, orgánicos, ramajes, lianas, desgarro y nudos, vestigios que evocan lo que fue, es y será vida. De ahí el nombre de la muestra.
“En estos cuadros hay materia, tensión, desgarramiento. Todo es orgánico de un modo a la vez vegetal y humano, porque es nervioso y visceral: todo es fibra, músculo, tronco y ramificación; pero también sentimos que todo es a la vez palpitación vital y descomposición. Una aventura hacia la entraña de la materia viviente, donde la selva y el organismo son la misma cosa, donde la vida y la muerte son manifestaciones de un mismo milagro y de una misma tragedia, donde la materia es espíritu y lanza en sus contorsiones un grito al mismo tiempo doloroso y triunfal”, afirma William Ospina.
La exposición de Arturo DENARVAEZ se puede ver hasta el 10 de septiembre en Galería Sextante, ubicada en Bogotá (Cra. 14 #75-35).