Rosa Alba López es una artesana de 48 años que hace parte de la etnia Cubea de los alrededores del Vaupés. Desde sus 8 años, cuando estudió en un colegio con mujeres creyentes de la fe Católica, inició sus primeras puntadas. En ese entonces, le enseñaban puntadas sencillas, resalta ella, porque en la época no se conseguían los materiales, motivo por el cual abandonó en su vida estudiantil la escuela y este arte.
Cuando llegó a San José del Guaviare y quedó embarazada de su hijo, que actualmente tiene 9 años, volvió a retomar sus obras, tejiendo sencillo, pero para hacer figuras no le quedaban muy bien en los bolsos.
Fue en ese momento que Rosa Alba tomó la decisión de ir hasta Bogotá y hablar con una señora que pertenece a la comunidad Wayúu, y le dijo que hicieran un intercambio de saberes, a lo que la mujer le respondió que ella compartía sus conocimientos sin interés alguno.
Hace 7 años atrás sucedió este impulso de la emprendedora, que la llevó a perfeccionar sus puntadas para hacer varias figuras y manejar de 8 a 9 colores en un diseño, nombres y lo que sus clientes soliciten.
La señora López, como se presenta ella antes de ofrecer sus productos, realiza aretes y gorros tejidos que aprendió viendo videos por internet. También elabora canastos de bejuco, una herencia del talento de su madre, los cuales pueden durar hasta 8 días en su elaboración debido a los colores, ya que su tinta se obtiene de la cúrcuma natural y de la pepa de aguacate que raya, exprime el zumo y lo deja reposar para luego cocinarlo. Es un proceso prolongado y cuidadoso, ya que incluso se aplican limón, vinagre y sal a estas vasijas para que no pierdan el color y queden saturadas.
También le puede interesar:
En los tejidos puede comenzar incluso con 200 a 300 puntadas y luego empieza a dividir, pero Rosa con su práctica expresa que ya no utiliza ni metro para sus obras.
También afirma, en medio de una entrevista para la emisora de paz de Radio Nacional de Colombia en San José del Guaviare, que "las manillas de mostacilla me las enseñó una señora que se llama Rosa Medellín. Le agradezco también mucho porque yo no sabía nada de esa cultura y ella llegó y me enseñó, y con una sola vez que me enseñó, ¡ya aprendí! Trabajo por mi cuenta, no le trabajo a nadie, sino que laboro de forma independiente", sostiene Rosa Alba López.
Con materiales de la selva, como Cumare y Corombolo, de donde saca la fibra y seca el cogollo, esta artesana resalta los productos amazónicos del Sur Oriente Colombiano, para impregnarlos en sus obras.
Jhon Avendaño, representante de Artesanías de Colombia, exalta que vio un trabajo excelente por parte de las artesanas en la exposición XXIV de la Feria Departamental de la Artesanía Indígena Urutú en San José del Guaviare, que se realizó en medio del Festival Internacional Yurupary de Oro el pasado fin de semana. "Sobre todo, una gran calidad en los productos, con buena fibra y con tonalidad asombrosa. Nos sentimos orgullosos con lo que hemos podido trabajar con ellos junto con Gestión Social Integral de Artesanías de Colombia. Me encanta mucho el material que usa, que es procedente del Amazonas, cómo trabajan las fibras, lo cual solamente se encuentra aquí, no en la Costa ni en la Región Andina", afirmó Avendaño.
Desde San Martín de los Llanos, Villavicencio, Putumayo, Casanare y Bogotá llegaron artesanos a hacer parte de esta feria artesanal, donde el impacto fue muy positivo en lo económico y en las conexiones sociales, según Cristian España, profesional de economía creativa y cultural de la Cámara de Comercio de Villavicencio. "Fue un intercambio cultural de experiencias que hace que se visualicen mucho más los productos de otras regiones", sostuvo el delegado.
Participaron cerca de 50 personas entre artesanos, emprendimientos y manualidades, ese fue el número en general que expresó Alba Lucía Martínez, representante de la Feria Urutú 2023 y Gerente del Fondo Mixto de Cultura. "Este acompañamiento es muy importante para impulsar estas comunidades y darles un poquito de oxígeno y que ellos sepan el valor que tienen. Definitivamente, el trabajo que hacen esas manos de oro es muy importante. Hoy en día podemos ver esos productos que son unas verdaderas obras de arte", dijo la Gerente Martínez.
Artesanos del Resguardo Indígena El Refugio, de Barrancón, de Panuré, la Asunción, del municipio de Miraflores, Calamar, El Retorno, y el programa de Negocios Verdes de la Corporación para el Desarrollo Sostenible del Norte y el Oriente Amazónico, se presentaron en este espacio, también en el Coliseo Azul en la capital del Guaviare, con el anterior programa que permitió conocer cómo se van transformando todos los productos como el Asaí y el Seje, propios de la región, y lograr obtener canales de comercialización.