Desde que iniciaron las marchas pacíficas como una acción de libre expresión, las calles de las ciudades en todo el país se visten con los pasos de miles de personas de la sociedad civil, y desde lo más sensible de ella han salido los colectivos artísticos a demostrar que, con el gesto, la melodía, la palabra y el verso, el movimiento del cuerpo y la voz, el pincel y la escultura se pueden encontrar los caminos de paz esperanza.
Desde entonces, en San Juan de Pasto, un grupo de fotógrafos hacen parte de estos recorridos urbanos, caminan y marchan junto a estos grupos, unos con sus morrales a la espalda, otros abrazados contra su pecho, en donde cargan el equipo necesario para capturar los deseos de quienes desde el arte convocan en plazas, calles y parques a cambiar para progresar.
Es así como surgió la idea de registrar las acciones de las movilizaciones como algo espontáneo por parte de los fotógrafos y de la gente en común que salió a apoyar y hacer parte de estas movilizaciones sociales para posteriormente presentar una exposición.
La exposición surgió a partir de un evento que planeó la MAR (Movimiento de Artistas en Resistencia), que decidió tomarse algunas vías principales de Pasto con muestras artísticas para generar pedagogía en torno al movimiento social y al momento histórico que vive el país.
“Para ello se convocaron fotógrafos que participaban en los encuentros y se los invitó para que participen con dos fotografías, para esta primera convocatoria llamada La Toma, se presentaron 17 fotógrafos, actualmente van más de 25 y el reto de aquí en adelante es abrir la convocatoria hacia otras regiones del país para hacer una toma nacional; fotógrafos en resistencia a nivel nacional”, cuenta Miguel Mauricio Garzón, integrante del colectivo.
El objetivo principal de esta exposición fotográfica, en primera instancia, fue articular a todos los fotógrafos que han participado y están registrando las marchas.
“Y en ese sentido visibilizar, mostrar desde adentro qué es lo que pasa en las marchas, qué pasa con los artistas, la gente que sale, que apoya desde sus ventanas, desde sus casa, la gente que sale con sus banderas, con los sartenes, sus ollas, los niños, las señoras y señores adultos mayores que salen un ratito, eso es lo que buscamos registrar. También se registra a la primera línea, ésta hace parte de la exposición, pero no son el elemento principal, son parte de todo un movimiento, tanto los artistas, las madres primera línea, los profesores, la gente independiente, los obreros, estudiantes, se trata de registrar a todos en sus distintas actividades”, explicó Garzón.
El principal logro para ellos fue juntarse como fotógrafos, reunirse, conocerse y generar este colectivo llamado Fotógrafos en Primera Línea para visualizar futuros trabajos y proyectos juntos, así empezaron por visibilizar lo que pasaba dentro de las marchas, quienes acompañan, quienes son los actores y artistas, la gente de las tiendas que sale a brindar agua o bebidas, los vecinos que brindan refrigerios, otros que salen a aplaudir y a cantar.
“Esto implica mostrar lo que pasa en la marcha, un poco más desde adentro y no desde afuera, no desde una cámara externa sino varias cámaras internas. La captura principal se hace desde adentro y no desde afuera”, continúa Garzón.
Así quedan registrados poemas, canciones, montajes escénicos, expresiones de artistas unidos y sensibles con lo que sucede en el país, convencidos que con arte, educación y cultura se puede lograr la paz verdadera, ante esto Miguel afirma que, ”la fotografía y las artes son muy importantes en estos movimientos sociales porque cumplen varias funciones, primero es una pedagogía, pues es un bálsamo ante tanta injusticia y dolor, la fotografía, el teatro, la danza, el circo, el Body Paint que hemos registrado en las marchas son el acompañar, el educar, decir que estamos aquí los artistas y desde nuestro arte podemos cambiar las perspectivas de lo que creemos que está bien en una sociedad y que de pronto no lo es tanto.”
Lo más importante para este grupo de fotógrafos es haber logrado la confianza de los integrantes de los colectivos, por lo que hicieron un trabajo social que intentó develar el lado humano y social. Ahora, este equipo camina a lado de ellos, se cuidan mutuamente, aunque en la vida cotidiana no se conozcan.