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Cerámica de La Chamba, Tolima, un oficio ancestral de calidad

Ya son más de trescientos años que el legado ancestral de los Pijaos ha pasado de mano en mano.

Por: Alejandra Cuéllar Cedano. Radio Nacional de Colombia - Chaparral

La Chamba está situada a orillas del río Magdalena, donde los mitos, las leyendas y la alfarería se resisten al eterno olvido. Allí donde la calidez de su ambiente se combina con la creatividad de su gente, se ha convertido en la parte de Colombia donde el trabajo artesanal depende de los cuatro elementos que brinda la naturaleza: tierra, agua, aire, fuego y el amor como quinto componente para elaborar piezas únicas en arcilla.

Ya son más de trescientos años que el legado ancestral de los Pijaos ha pasado de mano en mano. Platos, ollas, figuras como el Mohan y todo tipo de artesanías, resistentes a bajas y altas temperaturas, que son esculpidas en barro, hacen parte de sus obras, o como lo llamaría doña Mariel Rodríguez artesana de La Chamba, “Son como hijos, ¿sabe por qué? Porque yo hago piezas que el día que se van, me da nostalgia, porque uno le pone amor, le pone pasión a este trabajo”.

Cada pieza se hace más cautivadora, cuando es por elección natural que la vereda La Chamba goza de tres clases de barro, convirtiéndolo en un lugar singular: La arcilla roja, arenosa y lisa, hacen parte de la materia prima de este oficio ancestral. Es así como esta labor pasa desde recoger la tierra, continua con la preparación del barro, la forma tradicional de elaboración, el horneado en fogones de leña, hasta llegar a la casa o el punto de oferta.

La tradición que se resiste al olvido

Son más de cien familias que se niegan a abandonar esta tradición, y que por el contrario, encontraron en esta labor una manera de resistir a un entorno social que tiende a invisibilizar estas enseñanzas ancestrales.

“Yo aprendí desde muy pequeña al lado de grandes maestras, mi mamá y abuela. Es por eso que se necesita que se les enseñe a los niños esta tradición, porque ellos son el futuro de este legado” señala Mariel Rodriguez.

Asimismo, esta labor hace parte de los recursos del sustento de más del 80% de los pobladores de la vereda. Es por eso que la mayoría de los hogares tiene en su patio un taller propio y una ventana para la distribución de sus piezas que van a parar a diferentes rincones del país con un sello especial.

Esto abrió paso para ser merecedores de la Denominación de Origen otorgada el año pasado, donde se les reconoce su tradición y calidad; además posicionando las artesanías de La Chamba como una de las doce en Colombia con este reconocimiento. Sin embargo, debido a la difícil situación de salud pública que atraviesa el país, el proceso de poner en marcha este reconocimiento se ha visto estancado.

Una vez se dé vía libre a retomar la chamba, como también se le dice de manera coloquial al trabajo. Las artesanas y artesanos de esta práctica tradicional, esperan traspasar las fronteras para dar a conocer su chamba y legado cultural, que esculpen desde la memoria de sus antepasados en el sur del Tolima.

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