Por: Ingrid García
El carbón se extrae de especies maderables que se encuentran en áreas protegidas, como el bosque andino, que a su vez es el principal regenerador del caudal de la Laguna de la Cocha, es una de las problemáticas más actuales en esta zona de Nariño.
Cabe resaltar que La Cocha está catalogada como humedal Ramsar, una convención utilizada a nivel mundial, para denominar fuentes hídricas que requieren conservación y uso racional.
La actividad del carboneo, según lo explica, Germán Bastidas, profesional especializado de la Subdirección de Conocimiento y Evaluación Ambiental de Corponariño, consiste básicamente en la tala de especies nativas del bosque andino, las cuales son apiladas en fosas y cubiertas con ramas, que posteriormente son quemadas por periodos de tiempo de 8 a 15 horas, hasta que la madera queda resumida en carbón para comercializar.
“Recordemos que la actividad del carboneo es catalogada como un delito ambiental, porque atenta contra especies nativas de áreas protegidas”, puntualiza.
El ingeniero señala que las especies afectadas son El Mate, El Tancho, El Encino y El Amarillo, árboles nativos de la región que además son de lento crecimiento, lo que significa que el bosque no se regenera a corto plazo, causando afectaciones al ecosistema, y a largo plazo a la laguna, la cual se ve reducida en su caudal.
“Se han hecho ingentes esfuerzos, pero hace falta mayor articulación entre las entidades para generar un proyecto que termine con esta actividad, o se generen otras fuentes de ingresos para estas personas. Casi todos los días en operativos con la Policía se está decomisando carbón, mensualmente se están cogiendo entre 150 a 300 bultos”. Asegura Bastidas.
“La gente ve al bosque como una alcancía, y quieren aprovecharse de él”, agrega el funcionario de Corponariño.
En el corregimiento de El Encano confluyen comunidades campesinas e indígenas, estas últimas, pertenecientes al pueblo Quillasinga.
“La actividad del carboneo lastimosamente es practicada por ambas poblaciones. Han habido propuestas para cambiar la actividad económica, pero falta más seguimiento a los procesos. Consideramos que la situación ya no se resuelve con proyectos productivos, o estufas ecológicas, pues los carboneros están exigiendo otras alternativas”, comenta Camilo Rodríguez, gobernador indígena.
Las alternativas propuestas por los carboneros, según lo manifestó el representante de la comunidad indígena, consisten en la adecuación de las viviendas para el aprovechamiento turístico y el apoyo a la conservación.
Sobre esta misma premisa coincide Concepción Matabanchoy, líder ambiental del corregimiento de El Encano, quien llama la atención de sus vecinos campesinos, para que entiendan que la actividad del carboneo afecta directamente su vida y la herencia que van a dejar a las generaciones venideras.
“Ha sido difícil hacerle entender a la población que si acabamos con la naturaleza, acabamos con nuestra propia vida. Han habido muchos proyectos, pero la gente se ha vuelto dependiente de ellos, y cuando el proyecto se acaba, vuelven a la labor de extracción del carbón”, sostiene.
Para Concepción, ‘la protectora de la Laguna de la Cocha’, como la conocen en el país por su asiduo trabajo en este territorio, que la llevó a ser Mujer Cafam en el año 2005, es importante que los jóvenes sean formados como guías ambientales, para venderle al turista la riqueza que tiene el corregimiento.
“Soy madre de un docente que trabaja en la vereda Santa Isabel, y él les enseña a los niños el amor por la naturaleza y el trabajo con artesanías, para que ellos puedan tener ingresos y visualicen que hay otras alternativas en La Cocha, que no sea la depredación del bosque”.
‘La Cocha’ significa ‘laguna’ en quechua. Según datos de la Subsecretaría de Turismo de Pasto, esta mide 4.240 hectáreas y se puede recorrer en lancha desde el pueblo de El Encano.
Para el ingeniero de Corponariño, Germán Bastidas, otra de las soluciones tiene ver con la concientización de las comunidades que habitan las ciudades y áreas urbanas, pues si se genera el carboneo es porque existe la demanda del producto.
“En Pasto todavía hay muchos restaurantes que utilizan el carbón. Hemos hecho el llamado a muchas personas, para que empiecen a hacer el cambio al combustible”, afirma.
Pero como si esto fuera poco, a la problemática del carboneo se suman otras actividades que generan afectación al bosque y al humedal.
“Tenemos el cultivo de trucha a gran escala, la ampliación de la frontera agrícola con los cultivos de papa y cebolla que están invadiendo el Bosque, la cría de ganado y las aguas residuales”, expone Camilo Rodríguez, gobernador indígena del corregimiento de El Encano.
En el año 2014, la Procuraduría General de la Nación, tuvo reparos con el Plan de Manejo Ambiental del Humedal Ramsar Laguna de La Cocha:
“Se evidenció que producto de las relaciones cultura-naturaleza en el territorio, hay una fragmentación espacial que minimiza y limita la sostenibilidad del ecosistema y que conduce a la alteración del equilibrio ecológico del mismo (…) Si bien esta situación ya existía hace dos décadas, se ha acentuado en la actualidad por el crecimiento de la población, fenómeno que genera mayor presión sobre los recursos naturales y, a su vez, modifica el territorio con actividades económicas y sociales”, puntualiza el documento.
Ante este panorama, entidades como Corponariño y la misma Alcaldía de Pasto, encaminaron proyectos para generar alternativas productivas a las familias que se dedican a la actividad del carboneo. Sin embargo, estas medidas no han sido suficientes, pues aunque esta problemática se presenta en menor medida, aún persiste en la región.