La idea
La familia de Diana Mosquera produce pasteles chocoanos desde hace 34 años, y ella asume la gerencia de esta empresa desde hace 8, actividad que la llevó a interesarse por la gastronomía de su región. En algún momento, después de haber viajado e indagado por distintos lugares del departamento, llegó a recolectar 25 utensilios tradicionales en su colección, a lo que su novio comentó: “Tú lo que tienes ya es un museo”; y a Diana le gustó la idea, pero también se le convirtió en una misión.
A partir de entonces empezó a investigar, conversar con personas, recolectar piezas y constituir su museo con la idea de que no fuera un museo convencional, como ella misma explica: “No podemos hacer un museo igual a los demás, que solamente son piezas impolutas, intocables, inmaculadas ahí en una estantería que dicen unas cosas. No, nuestro museo tiene que ser un museo vivo, un museo comunitario, un museo de la gente, un museo donde de verdad se viva lo que es la cultura gastronómica del departamento del Chocó y del litoral Pacífico”.
Fue así como se asoció una ruta gastronómica dentro del proyecto del museo, esta ruta se encuentra en Quibdó y está pensada para que la gente se entere de la historia y de la antropología culinaria de los pueblos afrodescendientes en Colombia, los visitantes tienen la oportunidad de hacer inmersión, talleres culinarios, aprender de las matronas, hacer interacción con la comunidad, hacer procesos de siembra, cosecha, recolección y transformación de los ingredientes.
También se puede participar del laboratorio vichero, donde los participantes pueden aprender sobre el significado de esta bebida espirituosa y espiritual, de tanta importancia para las comunidades del Pacífico Colombiano; en palabras de Diana: “Esto no es el happy, esto no es una bebida alcohólica más. El viche nos acompaña a nosotros desde el nacimiento hasta la muerte, en todas las etapas de nuestra vida y es una bebida muy espiritual para nosotros. Por eso educamos en estos temas”.
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El Museo Nacional
El proyecto mismo llevó a Diana a preguntarse por las personas desarraigadas producto de los procesos de violencia y migración en búsqueda de mejores oportunidades, cuando llegan a ciudades donde experimentan conflictos de identidad debido a la lejanía de su cultura y a los procesos de racialización negativa. Con el objetivo de llegar a estas personas, Diana decidió hacer que su museo fuera itinerante y así hacer su aporte a la memoria y la identidad de los afrodescendientes que están por toda Colombia. A su vez, estas actividades tienden un puente de hermandad con las demás culturas y etnias para que flagelos sociales, como la racialización negativa, comiencen a desmoronarse gracias a la mayor apropiación entre todos de estos elementos identitarios.
El Museo Gastronómico del Chocó llegó al Museo Nacional gracias a una beca del ministerio de cultura que se ganó a través de una convocatoria, desde ahí se están recibiendo visitantes y dictando talleres hasta el próximo 16 de julio con la esperanza de continuar llevando este proyecto a otros lugares del país.
Además de la posibilidad de participar en los talleres de cocina y elaboración de herramientas, los visitantes se encuentran con la exhibición de elementos relacionados con la obtención y transformación de alimentos, artefactos de cacería, instrumentos de pesca y navegación, alambiques y herramientas de producción del viche, además de elementos que remitan a la socialización alrededor de los alimentos y archivos audiovisuales con contenido de las investigaciones que se han llevado a cabo sobre la cultura afrocolombiana.
Tanto el equipo de trabajo del Museo Gastronómico como muchos visitantes de la exposición comparten el deseo de que este proyecto pueda visitar muchas otras ciudades del país próximamente, que colombianos de todas las regiones y todas las edades experimenten esta nueva forma de conocer y apropiarse de la cultura y la identidad.
En palabras de la creadora de este proyecto: “Mi idea un poco contemporánea de museo no sólo es una edificación donde se conservan la memoria y los artículos, sino que también debe haber apropiación de esa memoria, tiene que haber formación de ciudadanía con respecto a lo que es su memoria. Entonces yo pienso que itinerar, viajar, abrazar a la gente, es la función que tenemos como museo y por eso estamos dispuesto a seguir llevándolo a todas partes para que se siembre en la gente la experiencia de lo que es la identidad afrodisapórica en América del Sur”.