En las aguas cristalinas del Caribe colombiano, el colorido pez león, conocido por sus llamativas espinas venenosas, ha pasado de ser una seria amenaza ecológica a convertirse en un manjar gastronómico que impulsa la economía local.
En Santa Marta y el departamento del Magdalena, chefs, pescadores y diversas organizaciones han unido esfuerzos para convertir a esta especie en una fuente sostenible de ingresos, demostrando así que, con creatividad y colaboración, un problema ambiental puede transformarse en una oportunidad.
Desde su llegada a las costas caribeñas en los inicios del siglo XXI, posiblemente a causa del calentamiento de las aguas o la liberación accidental, el pez león ha causado un impacto devastador en los arrecifes coralinos.
“Esta es una especie con un alto potencial reproductivo que no tiene depredador natural en estas aguas. Su apetito voraz y su capacidad de reproducirse rápidamente ponen en riesgo a especies nativas de gran importancia pesquera”, advierte el biólogo marino Oscar Forero, de la Fundación CIM Caribe.
Frente a esta amenaza, diversas entidades locales como la Corporación Autónoma Regional del Magdalena (Corpamag), la Fundación CIM Caribe y el Centro de Vida Marino han desarrollado programas para educar y capacitar a pescadores y buzos en la captura responsable de esta especie.
Juan Pablo Díaz, biólogo marino de la Fundación CIM, señaló que “fomentarán la educación y capacitación a la gente de mar, desde pescadores, buzos y estudiantes, para manejar esta especie invasora de forma que se conserve nuestra biodiversidad nativa. También se fortalecerán los lazos entre la comunidad pesquera, el sector gastronómico y el artesanal para aprovechar el pez león como recurso”.
Un manjar sostenible en el Caribe
Uno de los líderes en esta cruzada culinaria es el chef Adriano Gómez, quien hace casi dos años se instaló en Santa Marta con una misión clara: convertir al pez león en una fuente de ingresos sostenibles para la región. Después de haber vivido en diversas costas del mundo, donde ya enfrentó la invasión de esta especie, Gómez decidió aprovechar su experiencia para transformar el problema en una solución.
En su restaurante ‘La Cefichería’, ubicado en el mirador del Ziruma, en Santa Marta, ha desarrollado una propuesta culinaria innovadora, integrando el pez león en ceviches y platos que resaltan los sabores locales.
“El pez león tiene una carne blanca y delicada, ideal para ceviches y cócteles”. “Lo preparamos con frutas autóctonas como corozo, tamarindo y guayaba agria, y lo servimos en envases biodegradables como cocos y piñas para reducir el impacto ambiental” explicó Adriano.
Sin embargo, el chef reconoce que aún queda mucho por hacer para que esta iniciativa sea sostenible a largo plazo. “Aún no es rentable para los pescadores traer pez león porque la demanda no es suficiente”, lamenta. Por eso, hace un llamado a la comunidad y a los turistas para que pidan este pescado en los restaurantes, ayudando así a fomentar su consumo.
“Necesitamos romper el mito de que es un pescado venenoso”. “Sus carnes son seguras y deliciosas. Si no actuamos ahora, este pez seguirá invadiendo nuestras aguas y desplazando a especies locales, pero si logramos que la gente entienda su valor culinario, podemos transformar esta situación en una fuente de empleo y desarrollo para nuestra región” afirmó Gómez.
La iniciativa no solo busca proteger los arrecifes, sino también fomentar un modelo de negocio que involucre a pescadores locales, chefs y emprendedores.
Con el apoyo de entidades y la comunidad, el pez león podría pasar de ser una amenaza en convertirse en un recurso valioso para la economía del Magdalena. Como bien lo resume Adriano Gómez, “queremos transformar una amenaza en una oportunidad, y con la colaboración de todos, podemos lograr un cambio real que beneficie tanto a nuestro entorno marino como a las personas que dependen de él”.