Patrimonio sumergido en Seaflower: una historia por contar sobre los naufragios
Bajo el azul profundo del mar de Seaflower en el archipiélago de San Andrés y Providencia, además de ecosistemas y especies que asombran por sus múltiples formas y colores, hay vestigios de embarcaciones antiguas que son considerados por los expertos como verdaderos tesoros, el rastro de acontecimientos pasados que no han sido contados a la humanidad.
Estructuras, naufragios, cañones, anclas, y todos estos fragmentos que se encuentran en el fondo marino o parcialmente sumergidos hace 100 años o más, son considerados Patrimonio Cultural Sumergido. “Es muy importante contar con un inventario de estas piezas, primero para conocer nuestros antecedentes e historia, y segundo, para protegerlo”; afirma la capitana de corbeta, Maritza Moreno, quien trabaja con la Dirección General Marítima y Portuaria, DIMAR.
Moreno hace parte de un proyecto que se desarrolla desde el año 2019 con la finalidad de conocer el Patrimonio Cultural Sumergido de todo el Caribe colombiano, es así como en septiembre de 2022 llegó con la Expedición Seaflower a Cayo Bolívar, un sitio de vital importancia para la pesca artesanal, ubicado en la zona sur de la reserva de biosfera en San Andrés.
“Fue algo maravilloso porque no teníamos mucha información, sin embargo, nos trajo una felicidad muy grande poder mirar estos hallazgos, hay una historia que nos están contando, y vamos a podérsela mostrar a la humanidad”, así se refiere la capitana de Corbeta a los restos de una embarcación que fueron encontrados en el fondo marino durante esta expedición.
Descubrir estas joyas sumergidas no es tarea fácil. Antropólogos, arqueólogos e historiadores indagan previamente con fuentes orales, mapas y literatura histórica, los posibles puntos de ubicación que posteriormente se verifican en el mar.
Esta comprobación se realiza por intermedio de un ecosonda, un dispositivo que mapea el fondo acuático a partir de ondas sonoras que rebotan y se reflejan en una pantalla. En una segunda fase se realiza un buceo o careteo para corroborar visualmente qué pueda haber y tomar un registro audiovisual o fotográfico.
“Lo que complementa esta alegría es cuando los pescadores, lancheros y capitanes de las embarcaciones que nos acompañan se ven aún más sorprendidos sobre esos hallazgos, porque gracias a ellos fue que los encontramos”, dice Jesús Alberto Aldana, arqueólogo y especialista en Patrimonio Cultural Sumergido, quien también hizo parte de esta travesía.
Ésta era una salida preliminar, un primer diagnóstico al patrimonio sumergido de los cayos, por lo que el hallazgo causó sorpresa y emoción, no solo entre los expertos sino también entre los demás ocupantes de Bottom Line, lancha en la que se transportaban.
“Vimos cómo había una irregularidad donde una ola rompía antes de la barrera de arrecife y ahí sobresalían los motores viejos del barco hundido, entonces descubrimos el primero, lo nadamos, nos dimos cuenta de qué tipo de embarcación era”, asegura Santiago Arango, capitán de la lancha.
@radionacionalco #MedioAmbiente ✍️¡Oye, toma nota! Puede que te encuentres uno de estos patrimonios sumergidos mientras nadas en algún lugar de ??? #sanandrés #patrimonio #maryplaya ♬ sonido original - Radio Nacional de Colombia
Más adelante, se divisó otra irregularidad aún más cerca de la barrera. “Entonces nos acercamos a unos 10 o 15 metros y pudimos ver que era el motor de un barco también, pero mucho más antiguo, tenía caldera, anclas, y un timón muy viejo”, añade Santiago.
Con estos hallazgos se hicieron registros fotográficos y fílmicos, y se espera generar un banco de datos para comenzar a entender y rastrear históricamente el origen espacio - temporal de la embarcación y buscar cuándo y dónde fue construida y en qué contexto, pero también, tener la posibilidad de rastrear qué pasaba con las personas que estaban a bordo y cómo fue el naufragio.
“Nunca me había fijado. Todos los buzos que pescamos pasamos por ahí, pero no le damos esa importancia. Ahora pienso en protegerlos ante todo para Colombia y para mis hijos, está en nuestras aguas y se tiene que hacer algo para que nosotros los nativos podamos apreciarlo y conozcamos estas historias”, dice Peter Betancur, pescador artesanal, haciendo referencia a las embarcaciones sumergidas.
Los naufragios previos a 1922 son patrimonio de la humanidad, pero muchas embarcaciones hundidas en el siglo más reciente, entran a formar parte de un inventario como sitios de interés cultural, lo que permitirá generar medidas de monitoreo y manejo a largo plazo, para que cuando tengan 100 años en el fondo marino ya cuenten con mecanismos de protección.
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Aunque los recientes hallazgos de Cayo Bolívar, no han sido declarados Patrimonio Cultural Sumergido, pues primero deben pasar por un análisis para determinarlo, esta experiencia despertó en quienes la vivieron el deseo de saber más y transmitirle a sus amigos, familiares y compañeros de faena lo que aprendieron en tan solo cinco días de travesías.
A Peter, por ejemplo, le ha hecho rememorar algunas historias que ha escuchado con el paso de los años: “cuentan los isleños que, en esos tiempos, a este lado de las Antillas, llegaban muchos huracanes y también era paso de muchas embarcaciones que por la falta de tecnología y las fuertes brisas, encallaban en los bajos durante la noche. También los he escuchado decir que hundían sus barcos para cobrar el seguro, y muchas cosas así”.
