Al mencionar la fecha del 20 de julio de 1810 suele llegar a nuestras mentes el famoso Florero de Llorente. Casi que automáticamente recordamos aquella reyerta que se llevó a cabo un viernes de mercado en la Santafé colonial, que daría origen al proceso de nuestra Independencia del Imperio hispánico. No obstante, no siempre fue así. La anécdota, que hoy hace parte constante de nuestra memoria histórica, por muchos años pasó desapercibida, solo cobrando relevancia a partir de 1950.
Pero recordemos qué fue lo que ocurrió aquel movido 20 de julio: a diferencia de cualquier otro viernes de mercado, varios vecinos de Santafé se encontraban en los preparativos previos para recibir al regio corregidor Antonio Villavicencio. Una de las actividades de bienvenida era un “refresco” que se ofrecería en la casa de don Pantaleón Vargas. Con motivo de este evento, se encomendó a Francisco y Antonio Morales (padre e hijo) para que consiguieran un “ramillete” que adornara la mesa donde se ofrecería el banquete.
Es así como los Morales se dirigieron a una de las tiendas más afamadas de la ciudad: la del español José González Llorente, ubicada sobre la Calle Real en la casa que hacía esquina con la calle de la Catedral, hoy calle 11 con carrera 7; para pedir prestado un florero. González Llorente, que tenía un negocio de ventas y no préstamos, se rehusó a cederlo, lo que dio origen a la disputa.
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Como se ha demostrado, el préstamo del florero era solo una excusa para aprovechar el día de mercado y calentar los ánimos entre los santafereños, que desde días atrás venían mostrando su desacuerdo por la falta de creación de una Junta Autonomista, como ya venía ocurriendo en otras latitudes del territorio americano y que permitía gobernar de manera local, ante la ausencia del rey Fernando VII, quien continuaba en cauterio en Bayona, por órdenes del emperador Napoleón Bonaparte.
La reyerta realmente ocurrió a las afueras de la tienda, pues luego de intercambiar insultos, Antonio Morales sacó a empujones a González Llorente hacia la Calle Real, donde se llevó a cabo la verdadera pelea. Los resultados de esta disputa son bien conocidos: se generó una sublevación general que concluyó con el apresamiento del oidor Hernández de Alba, el virrey Antonio Amar y Borbón e innumerables españoles de reconocida filiación realista.
Finalmente, esa noche en la casa consistorial o Cabildo se firmó el Acta de Independencia, hecho que históricamente ha señalado esta fecha como el día de la Independencia nacional.
Detalle Cuadro de la Reyerta del 20 de Julio de 1810, Pintura (Óleo, tela), Alcántara Quijano, Pedro. Extraído de: Chaparro, Camilo (director). (2001). Colombia, un país en crecimiento [Serie documental] [Capítulo 5: Grito de Independencia]. Colombia: Señal Colombia. Archivo Señal Memoria, BTCX30-006051.
La tienda donde se había iniciado el pleito pasó desapercibida durante el resto del siglo XIX, luego de que González Llorente fuera aprehendido y luego expulsado de la Nueva Granada. En las primeras décadas del siglo XX la casa tuvo distintos dueños y entró en deterioro, el cual se agudizó luego de los hechos del 9 de abril de 1948.
Ese día, la casa quedó tan arruinada, que un año después el alcalde Fernando Mazuera propuso —luego de que el Distrito adquiriera el predio— derrumbarla del todo para construir allí una plazoleta con un monumento. No obstante, la iniciativa fue rechazada por la Sociedad de Mejoras y Ornato de la ciudad, y a inicios de 1950, el periódico El Tiempo, Eduardo Santos, el entonces ministro de Obras Virgilio Barco y el historiador Guillermo Hernández de Alba revivieron la idea de recuperar la casa donde se encontraba la tienda de Llorente, como un bien histórico de la ciudad y del país.
La propuesta fue acogida por el entonces presidente Alberto Lleras Camargo, quien resolvió reconstruir la casa para convertirla en museo, como parte de los festejos alrededor del sesquicentenario de la Independencia nacional. Hernández de Alba participó como asesor histórico para reconstruir el predio a partir de vestigios coloniales que quedaban de otras viviendas antiguas ubicadas en distintas partes del país.
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En cuanto a la colección, el nuevo museo se nutrió de piezas provenientes del Museo Nacional, la Casa Museo Quinta de Bolívar y el entonces Museo de Arte Colonial (hoy Museo Colonial). Bajo el nombre de “Casa Museo del 20 de julio de 1810” o “Casa del Florero”, se dio origen a una nueva institución museal que seleccionó de entrada, como su pieza maestra, la taza de un florero de loza, donada por el pintor Epifanio Garay al Museo Nacional, en 1882.
El objeto contaba con la aprobación de varias figuras públicas, quienes aseveraron que se trataba del fragmento sobreviviente a aquella reyerta del 20 de julio de 1810, como quedaba demostrado por el hecho de contar con la firma de González Llorente. Sin embargo, la famosa firma no se ha encontrado y así como sucedió con la casa, la taza de florero no tuvo mucha relevancia como pieza histórica hasta bien entrado el siglo XX.
Florero de Llorente, porcelana, siglo XVIII. Extraído de: Pulgarín, Jairo (director). (1998). Tome nota [Magacín cultural] [Museo del 20 de Julio]. Colombia: Inravisión-Señal Colombia. Archivo Señal Memoria, BTCX30-013219
Así, por muchos años la taza de florero pasó desapercibida en el Museo Nacional, que lidiaba con el hecho de encontrar una sede permanente para albergar todas sus colecciones, hasta que los festejos del sesquicentenario de la Independencia, en pleno contexto del Frente Nacional, abrió las puertas para convertir la taza del florero en una de las obras de mayor recordación nacional. Fue así como el 20 de julio de 1960 se abrió por primera vez el Museo de la Independencia – Casa del Florero.
Inicialmente, el museo contó con once salas, destacándose “la sala del Florero”. En 2010, a propósito del Bicentenario, el Museo se lanzó a una renovación total, a partir de los planteamientos de la nueva museología y buscando incorporar nuevas tendencias museográficas que hicieran más amigable el espacio. Aunque la renovación no redujo el peso que recae sobre el Florero de Llorente, el nuevo museo le apostó a mostrar otras historias de la casa, que antes no se habían develado, como su participación en el Holocausto del Palacio de Justicia.
A 61 años de la apertura de este emblemático Museo, Radio Nacional se une a la celebración de su cumpleaños y a la conmemoración de los 211 años de la firma del acta de Independencia que daría paso a la construcción del Estado-Nación colombiano.