Gabriel Turbay Abunader fue candidato por el Partido Liberal en las elecciones que dieron como ganador a Mariano Ospina Pérez. Participó Jorge Eliécer Gaitán como el "candidato del pueblo"; ello facilitó la victoria de los conservadores. Luego de la derrota, Turbay partió a París en donde murió en 1947; tenía tan solo 46 años.
Gabriel Turbay nació con el siglo, es decir con la Guerra de los Mil Días, en 1901. Era bumangués, hijo de padres sirio libaneses. A finales de siglo XX, Colombia fue destino de migrantes que huían de las presiones del Imperio Otomano. Los migrantes, provenientes del Líbano y Siria, se dedicaron al comercio, principalmente de telas y prendas de vestir; tras consolidarse económicamente empezaron a ser aceptados en la política, las artes y la academia.
Sin embargo, muchos fueron objeto de expresiones racistas. El mismo Turbay, que desde 1945 entró en campaña para la presidencia fue blanco de agresivos mensajes que usaban su origen como pretexto para el insulto: “¡Turco no!”, decían las arengas y carteles de campaña.
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La socióloga Olga Lucía González ha investigado a fondo este y otros aspectos relacionados con Turbay y fue invitada a nuestro podcast Historias de Onda Larga.
Sobre Gabriel Turbay circula información errónea. Se le asocia con el expresidente liberal Julio Cesar Tubay Ayala; no tuvieron vínculo de sangre. Además, en la historia contada en los colegios, Gabriel Turbay es un personaje de poco brillo que, aparentemente, llegó para generar ruido en las elecciones y ser el palo en la rueda para la victoria de Gaitán. No obstante, los resultados de los comicios bien pueden ser motivo para revisar con más detalle lo que pudo ocurrir: Mariano Ospina Pérez obtuvo 565 mil votos y Gabriel Turbay 441 mil, casi 100 mil más que Jorge Eliécer Gaitán, quien llegó a los 358 mil votos.
En ese entonces, la población del país rondaba los once millones de habitantes. Una de las discusiones está en cuál de los dos, si Gaitán o Turbay, era el candidato oficial, o, por lo menos, en definir cuál fue el primero que puso el Partido Liberal en el tablero electoral.
Los hallazgos de Olga González apuntan a que Turbay estuvo más próximo a la dirigencia Liberal, así como a las bases; asunto que no deja de inquietar si se mira la fama que tuvo Gaitán en ese momento y en los años que siguieron.
En realidad, desentrañar la figura de Turbay implica redescubrir, también, el lugar que ocupó Gaitán en la coyuntura política. Ambos, y no solo el segundo, podrían producir fascinación.
En la primera mitad del siglo XX, Colombia vio cómo muchos intelectuales y políticos fueron imprimiéndole una identidad propia a cada uno de los partidos; había reflejos de la Revolución rusa y de la Revolución mexicana; y una diseminación de movimientos, ideologías y tendencias de izquierda, como el comunismo, el socialismo y el trotskismo; de derecha, como el falangismo y el fascismo, y, en una vía moderada, ideas afines a la socialdemocracia y al modelo keynesiano.
En los años veinte, Gabriel Turbay había participado en la creación del PSR, Partido Socialista Revolucionario, que más tarde sería el Partido Comunista. Algunas de las pocas biografías y artículos que lo retratan dan cuenta de su interés por los trabajadores y por la actividad sindical; ambos aspectos muy afines, aunque con matices distintos, tanto a los intereses de los comunistas como de los liberales.
Finalmente ingresó a las filas de liberalismo, jugando un papel importante en la recuperación del poder para ese partido, luego de la larga Hegemonía conservadora, que se tomó las tres primeras décadas del siglo XX, pero que había iniciado con la regeneración de Núñez; la Hegemonía fue un periodo que dejó un sello indeleble para la cultura política de los colombianos y era necesario darle oxígeno a la nación y al ejercicio de la ciudadanía.
La candidatura y el triunfo de Olaya Herrera y, más tarde, el ascenso al poder de López Pumarejo, pusieron a Turbay definitivamente en escena. Ocupó varios cargos, tanto en el poder legislativo como en el ejecutivo.
Como colaborador del gobierno de López estuvo inmerso en el contexto de la Revolución en Marcha, que provocó tantos ajustes positivos para la vida de los trabajadores y para el crecimiento de las industrias nacionales. Fue el periodo en el que se promulgó la ley 200 de 1936 que constituyó el primer intento de reforma agraria en el que, entre otras cosas, se reconoció la función social de la tierra.
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Habría que preguntarse si la historia del Partido Liberal hubiera sido otra si no se hubiera dado la prematura muerte de Gabriel Turbay. Pero aún queda mucho por conocer de sus ideas. Su brillo está en la historia ignorada, en descubrir que no era ese ser gris del que poco se habla, sino más bien el protagonista de insospechados remezones al interior de un partido, pero, también una pieza de engranaje en la dinámica política y la pugna por el poder.
El próximo 16 de septiembre en Bucaramanga se llevará a cabo un simposio conmemorativo que tendrá lugar en la Casa de Bolívar, a partir de las 8:30 a.m.