Más que una historia, Kalimán es todo un universo que, si bien fue creado para entretener a una generación de niños, terminó convirtiéndose en el refugio mágico en el que varias generaciones encontraron inspiración y entretenimiento.
Kalimán, el hombre increíble, nació en la radio, pero pronto su figura llegaría a las historietas que tuvieron tiraje semanal durante 26 años consecutivos, y al cine con la producción de dos películas de la empresa Kalifilms SA de CV. Siendo un éxito absoluto en México, las historias de este príncipe de tierras lejanas unieron a todo un continente alrededor de sus aventuras y enseñanzas.
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Los orígenes
En el libro “Kalimán, El hombre increíble y los profanadores de tumbas”, el autor mexicano Edgar David Aguilera da cuenta de la importancia que tuvo la llegada de Kalimán a los medios de México, un país que en ese entonces estaba creciendo económica y demográficamente, y en el que las comunicaciones se estaban viendo inmensamente impulsadas debido a los avances tecnológicos:
“De ahí resulta paradójico que, en ese universo y momento histórico particulares, hiciera su aparición la figura que dominaría la vida de cuadritos en México por espacio de 26 años sin interrupción, con 1308 números consecutivos y que alcanzaría ventas descomunales: Kalimán, El Hombre Increíble. La historieta en hermoso sepia que llegó a desplazar 8 millones de ejemplares mensuales con hasta 5 lectores por impresión.”
Aparte de haber surgido en un país cuyo creciente público estaba sediento de buenas historias, son muchas las razones por las que la historia del hombre increíble atrapó a tantos oyentes y lectores, quizá la historia misma de su creador nos pueda dar pistas de este personaje que encarnaba el espíritu mismo de su época.
En otro aparte del libro Aguilera se ofrece un perfil de su creador relatado en primera persona por su sobrino José Guadalupe Vázquez Morejón, quien cuenta cómo el locutor y guionista cubano Modesto Ramón Vázquez González quiso crear una historia que entretuviera a las nuevas generaciones y a la vez transmitiera valores como la no violencia, la templanza y la disciplina, en palabras de su sobrino:
“.. Él estaba inconforme con la acelerada tendencia a un desmedido materialismo, el erotismo gratuito y la violencia casual de las películas y series de televisión a las que tenían acceso sus hijos de 8 y 14 años, así que a principios de los 60 proyecta un personaje que respetaba la vida humana a toda costa y que era un ejemplo a seguir para la niñez y la juventud”.
El autor llevaría estos mismos valores a su vida a través de las excelentes relaciones profesionales que mantuvo con sus colegas y de su activismo político en pro de los derechos humanos de su natal Cuba.
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El público
Además de ser una historia fascinante, el personaje Kalimán llega oportunamente a un público creciente, necesitado de sano entretenimiento y con mayor acceso a los medios de comunicación. En una década que se caracterizó a nivel mundial por la promulgación de la no violencia y la tolerancia, este héroe de origen lejano venía cargado de enseñanzas universales en concordancia con los ideales del momento y con la búsqueda de lo exótico en el arte y la cultura popular.
En un ensayo sobre las representaciones sociales dentro de las historias de Kalimán, el profesor Héctor Fernández-L’Hoeste explica que este personaje, siendo de origen lejano y difuso, sintonizaba con elementos de la construcción identitaria nacional mexicana como el mestizaje cultural, la evocación de la herencia de las antiguas culturas prehispánicas y un ideal de belleza europeo, pues Kalimán es alto y de ojos azules.
Para el autor, la historia misma del príncipe de un imperio lejano que es rescatado por nobles y posteriormente esclavizado, trae reminiscencias de relatos bíblicos a una nación adepta al sincretismo religioso; además, los impecables principios y el completo dominio de los instintos de este héroe fueron muy bien recibidos por un público conservador de clase media, que deseaba opciones de entretenimiento de calidad ante un evidente declive de la oferta cinematográfica de un país que en algún momento tuvo su “Era Dorada” en el séptimo arte.
Tanto en México como en Colombia, la dramatización radial de Kalimán fue un éxito durante décadas, mientras que el público de otros países solo podía acceder a estas aventuras a través de las revistas. La historieta empezó su edición dos años después de que naciera la radionovela y alcanzó su máxima circulación en México con más de 2 millones de revistas a mediados de la década de los 70, la más alta registrada para una publicación de su tipo.
En 1976 se inició una edición exclusiva de la historieta para Colombia, Ecuador y Venezuela, extendiéndose rápidamente su distribución a Bolivia, Chile, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Panamá, Perú, Puerto Rico, República Dominicana y El Salvador; y es posible que estos récords de venta aún no hayan sido rotos en toda América Latina.
Un héroe inmortal
Aunque en su momento las aventuras de Kalimán sintonizaron al público más diverso posible, sin distinción de sexo, edad ni nacionalidad, la adaptación a distintos medios con una calidad constante permitió lo que el investigador Octavio Serra Bustamante llamó “Las tres eras de Kalimán”, en su texto “Poéticas Del radiodrama mexicano: Kalimán, la radio increíble”, donde el autor explica:
"Son tres las eras de Kalimán por partida doble: por un lado, si se toman en cuenta los tres medios en los que tuvo presencia: radio, cómic y cine. Por otro lado, al seguir la trayectoria cronológica de la serie radiofónica, se pueden apreciar tres fases tecnológico-culturales que dividen su edad: nace y crece en el apogeo de la Amplitud Modulada, es reivindicado durante el reinado de la Frecuencia Modulada y, finalmente, transita con mayor o menor virulencia –dependiendo del clima cultural- por los archivos virtuales de la Internet".
El auge de esta historia a través de dichas eras se debió, en parte, a la calidad de la experiencia que los fanáticos tuvieron, pues tanto las emisiones radiales como los tirajes de la historieta fueron constantes y estuvieron siempre en manos de los mismos guionistas, principalmente Víctor Fox, quien fue el guionista de la mayoría de las adaptaciones a historieta y radionovela de Kalimán, y de las dos películas producidas.
Para Serra Bustamante la adaptación para cada medio mantuvo elementos que conectaban con todo el universo de Kalimán, por ejemplo, la historieta se basaba en los argumentos escritos para radio mientras que la producción radial traía paisajes sonoros inspirados en las ilustraciones, y las producciones cinematográficas fueron dobladas con las voces originales de los dramatizados radiales.
Los colombianos tenemos nuevamente la oportunidad de sumergirnos en el emocionante universo de ‘Kalimán, el hombre increíble’ gracias a la magia de la radio, solo tenemos que sintonizar una de las 57 estaciones de Radio Nacional de Colombia, de lunes a viernes a partir de las 7 p. m.