El rajaleña, una de las expresiones musicales que más profundamente identifican la riqueza folclórica del departamento del Huila, y cuyo nacimiento parece surgir directamente de los cantos y coplas de los trabajadores del campo cuando finalizaban sus duras jornadas, podría tener un origen aún por explorar en regiones de los territorios de Tolima y Cundinamarca.
Ese es el fundamento central de una investigación que desarrolla el grupo vigías del patrimonio Huiltur, un voluntariado del ministerio de Cultura, liderado por el investigador cultural Julio César Prieto.
Los estudios se extienden a lo que históricamente se conoció como provincia o gobierno de Neiva en los tiempos del Virreinato de Nueva Granada, en un territorio que ocupan hoy, además del Huila, el departamento de Tolima y parte de Cundinamarca.
La extensa región era habitada por comunidades indígenas en un amplio trazado geográfico que iba de Santa Fe a Neiva, y al que se sumaron expresiones culturales de españoles y de personas procedentes de África a través de los esclavos.
“Partimos de los estudios que realizó el sacerdote italiano Andrés Rosa Summa, quien indagó a profundidad sobre los orígenes de nuestro rajaleña”, explica Prieto.
El sacerdote salesiano, quien residió en Colombia, es conocido por sus extensos conocimientos musicales, compuso la música del himno de Neiva y fue autor del trabajo 'Esencia y estilo del rajaleña' (editado en 1965 por el Instituto Caro y Cuervo), considerado “el primer ensayo serio sobre la poesía musical de la raza aborigen del sur de Colombia”.
“Con estos fundamentos de la investigación del padre Rosa y otros elementos, hemos podido encontrar que el origen del rajaleña surge en medio de muchos de los caminos que conectaban geográfica y culturalmente a la extensa provincia de Neiva”, añade Prieto.
Y plantea un adelanto de su trabajo aún más audaz: “La génesis de nuestro rajaleña se amplía en el tiempo, toma músicas ancestrales y recibe influencias y elementos de diferente origen”, señala el coordinador del grupo Vigías del Patrimonio Huiltur.
“Nos quedó todo este camino que ayudó a la música y a la transformación de todos estos territorios”, subraya.
En ese sentido, agrega, la investigación abarca municipios como Natagaima (donde un mes antes de las fiestas de mitad de año se lanza el “Pregón sanjuanero”), y en Honda y El Espinal, en el actual Tolima.
Prieto recuerda que, por ejemplo, a través de Honda, como puerto sobre el río Magdalena, llegaron muchos productos y mercaderías procedentes de Europa al interior del país, e incluso por vía de Neiva a La Plata y Popayán, y de ahí a Quito y Lima.
“Creemos posiblemente que todos estos ingredientes culturales construyen un origen que se asienta finalmente en lo que hoy es el norte del Huila, no con tanta fuerza al centro y sur del actual departamento, pero que alcanza otras regiones hacia las que la cultura no encuentra fronteras”, indica.
“Hay un conjunto de temas que necesitamos investigar para aclarar no solamente el origen un poco más preciso de rajaleña y así mismo saber que esto es comunitario”, precisa el gestor cultural.
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Y concluye: “esperamos contar a la vuelta de dos años con un documento válido, que nos permita saber que esta tierra acogió, de alguna manera, aires de tradiciones orales que conocemos hoy como el rajaleña del departamento del Huila”.