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“La guitarra me salvó la vida”, la historia no contada de Juan Pablo Marín, Rey de la Canción Inédita

Ser parte de una dinastía no es fácil para él. Aseguró que, gracias al ejercicio de su padre, de su hermano Deimer Marín y sus abuelos hay un renombre en la familia.
Historia de Juan Pablo Marín, Rey de la Canción Inédita | Música vallenata
Foto: Suministrada por Juan Pablo Marín
Tatiana Orozco

‘Lo que se hereda no se hurta’, dice el famoso dicho que calza muy bien a los zapatos, o más bien a la pluma, de Juan Pablo Marín, uno de los 10 hijos del gran compositor Hernando Marín, reconocido por clásicos como ‘La Creciente’, el ‘Mocoso’ y el Gavilán Mayor’.

Ese mismo joven fue el que a finales de abril se coronó Rey de la Canción Vallenata Inédita en el 56 Festival de la Leyenda Vallenata, realizado en homenaje a Luis Enrique Martínez. Fue precisamente el día 30 que escuchó su nombre en el parque de la Leyenda Vallenata, como ganador de una de las categorías más importantes que tiene ese certamen de acordeones, por lo tanto, no era para menos que una gran sonrisa se dibujara en su rostro mientras sus ojos brillaban al ponerse la corona. Sin embargo, no fue sorpresa, al menos no para él.

Historia de Juan Pablo Marín, Rey de la Canción Inédita | Música vallenata

“Dios me reveló esa corona en un sueño, y lo que es direccionado por él no hay nada ni nadie que lo frene. Días antes mi padre me había dado la estrofa en otro sueño. Por eso, con mucha alegría en tarima dediqué ese triunfo a la memoria de mi papá, a mi mamá que ha sido una luchadora, que me ha dado todo lo que soy”, aseguró Juan Pablo Marín.



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Ser parte de una dinastía no es fácil para él. Aseguró que, gracias al ejercicio de su padre, de su hermano Deimer Marín y sus abuelos hay un renombre en la familia. Eso es bueno, por un lado, pero por otro, hay una responsabilidad que pesa: “Tener ese apellido a veces cuesta, porque la gente te mide con el mismo racero que ya dejaron las personas que antecedieron tu existencia. Hoy que el mundo ya conoce mi nombre, se han encontrado que soy ingeniero civil, teniente retirado en Ejército Nacional, pero también Rey”.

Esa vida pasada de Juan Pablo Marín muy pocos la conocen. Creció con la idea de poder solventar a su familia. Sacar adelante a su madre y a su hermana. Aún recuerda los momentos difíciles que tuvo que pasar antes de probar los placeres de la vida. Por eso se enlistó al Ejército Nacional.

“Por situaciones no planeadas hice una carrera militar, no era mi vocación y la asumí con responsabilidad. Allí supe cómo era la vida. Cuando salgo del Ejército con deseos de terminar mi carrera, se me pone el ‘barro’ tan difícil que estuve a punto de vender un riñón para poder seguir. Me faltaban 3 semestres, y pensé en eso. Dios me empieza a decir cálmate, me pone ángeles en el camino, esos amigos me rodearon, me dieron mucho calor, me dijeron coge tu guitarra y defiéndete, y así lo hice, y empezó a cambiarme la vida”, dijo con nostalgia el compositor.


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Agregó que, “Gracias a esos amigos, pude salir adelante. Por eso uno debe ser cauto con lo que se dice, porque cada persona maneja ciertas luchas y es difícil cuando hablan sin conocerte. Los esfuerzos se recompensan, Dios te recompensa.  La guitarra me salvó la vida. Gracias a la guitarra conservo esos amigos que en Bogotá me tendieron la mano”.

Hoy, Juan Pablo Marín no sólo alegra corazones con la música y en medio de parrandas, sino deja una reflexión sobre el poder de creer en sí mismo. Su paseo ‘Si nace una rosa’ es ejemplo de ello. Ahora su nombre quedó escrito con letras doradas en el libro del folclor vallenato para siempre.

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