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“Bolas al poste” el juego de canicas que se transformó en Manizales para diversión de los adultos mayores

El parque recreativo de Minitas se convirtió en campo de risas, competencia y entretenimiento para la comunidad.
“Bolas al poste” el juego de canicas que se transformó en Manizales para diversión de los adultos mayores
Paula Rodríguez.
Paula Rodríguez

Hombres de todas las edades, especialmente adultos mayores se reúnen todas las tardes en el parque principal del barrio Minitas en Manizales, para entretenerse alrededor de un “Bolón”, una canica de gran tamaño que ya no es de uso de los más pequeños de las familias, sino que ahora es parte del entretenimiento de los más adultos.

Así se juega “Bolas al Poste”

Jaime Valencia es de los que más poco tiempo lleva jugando en Minitas, cinco años en sí, pero recuerda con nostalgia que las canicas siempre han sido parte de su vida, pues desde muy pequeño las ha tenido presente, y más ahora, que viviendo en un barrio vecino como lo es la Cumbre, puede disfrutar de lo que se hace en Minitas.

Él explica lo que se hace en este lugar, rodeado de bancas tradicionales de parque que sirven de tribunas para quienes van a ver jugar y salir de la rutina de un concurrido barrio de la ciudad.

“El poste es una tabla que se clava entre el suelo y la pila central del parque para uno pegarle con la bola y que rebote. Al uno atacar con la bola, esta sale hacia el espacio del resto del parque donde hay cuatro huecos, si el bolón cae en uno de esos huecos, los participantes pagan de a mil pesos al dueño que metió la canica”, explica don Jaime.

Agrega que tienen otro tiro que se llama “cuarta” que es cuando una bola queda muy cerca de otra, y en ese caso es el dueño tiene que pagar 500 pesos a su contrincante en juego, medida que hacen con un improvisado palito que tiene dicha medida, una cuarta de la mano.

“Tenemos otro tiro que se llama “Pipo”, que consiste en que quien tira y le pega a otra bola, el dueño de la bola golpeada tiene que pagarle 700 pesos al jugador que tiró”, indica Valencia.

El cupo de participación es para seis personas en cada cancha, pues entre risas aseguran que si hay más personas por su avanzada edad y su corta memoria podrían perder el turno o olvidarse después de quien tiran.

Un entretenido juego que comenzó hace 20 años

El parque del barrio Minitas es el lugar de entrada a un sector lleno de personas amables y con muchas historias por contar, y al señor Francisco Montes García es al primero que referencian cuando uno pregunta por lo que juegan en este sitio.

Sin embargo, intimidado por la presencia de su esposa en las inmediaciones del parque, y la visita de una mujer que se interesó por esta historia, tímidamente aseguró que este juego lleva 20 años en el barrio, y que se lo deben a personas que ya murieron como don Javier Nieto, el señor Leónidas y un adulto mayor más al que le apodaban Morro del barrio La Toscana.  

“Son muchos años los que llevamos aquí jugando, nosotros también hemos puesto nuestro granito de arena para arreglar el parque, lo pintamos, arreglamos unos huecos que no hacen parte del juego, pero que sirven para que las canicas rueden mejor”, agrega Montes García.

Concluyó con que se sueña el parque techado, pues sería de la única manera que la lluvia, amiga constante de Manizales no interrumpiría este sano entretenimiento que reúne a padres e hijos entorno a unas bolas, con las que quieren remover los antiguos torneos que hacían de Bolón en Minitas.

Finalmente, don Francisco se despidió ante los llamados de atención de su esposa, por lo que el competidor más joven Juan Camilo Hernández, entre risas de picardía por ver a uno los más tesos en el juego irse regañado, explicó que esto pasa pues en el lugar nunca se va a una mujer ni jugando, ni viendo jugar, ya que ellas siempre están ocupadas en otros asuntos.

“Uno toma este juego por diversión o como pasatiempo, sea que uno vaya pasando por aquí y le de por jugar, más no como un deporte de lleno o una adicción, por eso es que uno no ve damas aquí, pues uno de desocupado más fácil puede llegar en un rato libre”, indica Juan Camilo mientras esperaba su turno para darle al poste y cobrar 500 pesos por darle a una bola.

Todos los participantes resaltan la sana diversión de esta práctica en un lugar que, a comparación de muchos de similares características, es utilizado para el consumo de estupefacientes, mientras que este por tener la presencia de adultos mayores es respetado mientras juegan al bolón.

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