En Nariño las comunidades campesinas y algunas en las zonas urbanas han guardado manifestaciones lúdicas desde la ancestralidad, algunos juegos autóctonos como el trompo, el cuspe y las bolas aún se practican y conservan en la forma y con los juguetes que fueron creados.
De acuerdo a lo expresado por el investigador nariñense, especialista en folclor y cultura, Javier Vallejo, se hace necesario hacer claridad sobre el término autóctono o vernáculo, “cuando hablamos de deporte, juego o una actividad recreativa hacemos alusión a una actividad creada en una región geográfica determinada que ha nacido como patrimonio cultural de esa población o comunidad, con el pasar del tiempo se va irradiando y puede llegar a conquistar otras familias, comunidades y otros pueblos, éstos se diferencian de los tradicionales que son aquellos que nacen en un territorio o son adoptados.”
Dentro de lo autóctono es considerable la formación integral ancestral, se puede afirmar que el 100 por ciento los juegos son ancestrales, fueron creados por la necesidad de hacer deporte y son diferentes a aquellos donde se comparte el dinero y la competencia, prima la recreación y el crecimiento saludable de los niños.
En la práctica, el componente lúdico lo crean quienes participan, “simplemente por acuerdo entre personas que deciden jugar a algo y conciertan reglas y normas, los juguetes son elementos construidos”, afirma el investigador Vallejo.
Entonces se entiende que lo tradicional es algo que se transmite entre una y otra generación y ha echado raíces, de pronto no nació ahí, pero con el paso de los tiempos se radica y se toma como propio.
Y así ha sucedido con los juegos nacidos y adoptados en este territorio, los cuales han sido albergados y transmitidos a quienes lo han habitado, guardando la tradición para elaborar los juguetes y las formas de establecer la lúdica en el juego de las bolas, el trompo y el cucunubá como algunos ejemplos a tener de referencia.
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El juego de bolas o mollejones
Lo más antiguo que se mantiene es el juego de las bolas o mollejones, otra palabra adoptada es de canicas que obedece al lenguaje que manejan en México y se ha extendido hacia otras regiones, son bolas de cristal que vienen en diferentes tamaños las más pequeñas se llama mullos, de ahí vienen las bolas y las más grandes llamadas bolones o mollejones.
Para jugarlo existen variantes, “se pactan juegos donde el ganador es de acuerdo con la disciplina, por ejemplo, el hoyo, es un agujerito que se abre en el piso, se trata de introducir la bola de cristal a este agujero, luego se la pone en la mano, se hace una palanca que se hace con los dedos pulgar e índice llamada tingue, de ahí se la lanza a golpear otra bola que está en el piso y corresponde a otro jugador. De conseguirlo gana quien le de un golpe a una bola con otra”, explica Javier Vallejo.
Neto
Otra variante del juego de las bolas es el neto, en el que por lo general se hace un rectángulo en el piso, trazado con una piedra o ladrillo. En éste se establece una línea de partida desde donde se origina el juego, 3 o 4 metros de distancia, los jugadores se ubican en el punto, tiran la bola para aproximarla a línea que se ha hecho sobre el piso y el que quede más cercano a ésta será el encargado de lanzar la bola con el tingue. Cuando saque todas las bolas que están en el neto con la propia cacha -la bola usada por el jugador-, será el ganador.
Pepo y cuarta
El pepo y cuarta, normalmente se lo llamaba “pepicuarta”, 2, 3 o 4 personas que vayan a jugar fijan un sito de inicio con una línea, el primero lanza una bola a cualquier lado y el que le sigue en turno tiene que golpear con su propia bola a la que está en el piso o si no logra pegarle por lo menos acercar la bola a la distancia de una cuarta, que se mide con los dedos de la mano. Si quedan las dos en esa medida, el ganador es quien golpeó con la bola.
La bomba se traza en un círculo en el piso, “y ahí, en la época que yo jugaba, en el interior se ponían dulces, confites, juguetes, colores, sacapuntas, borradores, cantidad de cositas, y desde afuera los jugadores lanzan con un tingue la bola a tirarle con fuerza y con la intención de sacar uno de los objetos que están en el círculo, de lograrlo se lleva el objeto, de lo contrario si la bola no es lanzada con fuerza y se queda dentro de la bomba, esa pasa a ser uno de los elementos a ganar por quienes siguen en la contienda.” Reseña Vallejo haciendo alusión a este juego en tiempos de antaño.
El palo, el fin es tomar una bola y golpearla contra un palo o poste con el fin de que rebote y al hacerlo golpee a otra que está en el piso si lo logra se gana esa bola y así sucesivamente.
El cucunubá
Este juego tradicional el cucunubá que tiene orígenes prehispánicos en un pueblo llamado Cucunubá en Cundinamarca, sector habitado por los Muiscas, aun no se sabe si lo practicaban por distracción o para rituales propios.
Al respecto de este juego, Vallejo afirma que, “en aquel entonces, se dice que se hizo con cañas de varias clases, entre ellas el bambú, hacían una especie de muro inferior a 30 centímetros de alto, añadían estos tubitos entre sí hasta lograr unos dos metros de ancho por 30 de alto, haciendo una especie de reja, y en una parte plana hacían rodar las fichas, en aquel entonces no existían las canicas o bolas de cristal, entonces usaban semillas que ellos pulían con las herramientas de piedra. Las fichas pasaban por los agujeros, que tenían un mismo tamaño. La persona que las hacía pasar todas era la ganadora.”
Hoy en día no es usan semillas sino las bolas de cristal. Son muy pocas las comunidades que juegan cucunubá, en algunas regiones aún lo practican como en el altiplano cundiboyacense y en sectores del sur del departamento de Nariño como Gualmatán, El Contadero, Funes, Córdoba y La Florida, usualmente es un juego dominical, y es practicado por niños, mujeres y adultos.
Hay varias maneras de ganar el cucunubá una es introduciendo las bolas en la casilla central que significa hacer moñona, “desde que soy niño he visto que se lo juega con balines de acero, en la parte del arco del agujero va un número que pertenece a la puntuación, cada agujero tiene un valor, la casilla del centro lleva dibujada una corona, quien ingrese desde una línea pactada por los jugadores y lanza las fichas introduciéndola por esta casilla es el ganador.” Continúa Vallejo.
Igual que el juego de bolas, el cucunubá tiene varias maneras de jugarlo, una es hacer moñona y ganar toda la apuesta, el pacto de juego se puede hacer con 4 o 5 balines máximo, la distancia mínima de donde se lanza es de 6 metros y en un terreno completamente plano.
Se puede jugar por parejas, sin diferencia de edad o sexo, “doy fe que este juego es muy agradable, en algunos colegios aún se lo practica, anima a competir porque no hay peleas pues los jueces son los mismos jugadores.”
El trompo
El trompo es tan antiguo como la humanidad, hay vestigios en Europa y parte de África donde han encontrado huellas de este juguete en algunas cavernas. En el año 4000 antes de Cristo se encontraron ejemplares en arcilla a orillas del río Éufrates.
“Tradicionalmente los trompos son elaborados en madera y tienen forma cónica, la parte más aguda lleva una púa metálica, es la cabeza de un clavo introducida para que el trompo pueda bailar, en la parte alta tiene una perilla pequeña de donde se sujeta o engancha la piola, que luego se prolonga hasta la púa e inicia a enroscar hasta cubrir la mitad del trompo, luego se lanza sin soltar la cuerda al piso y éste cae para bailar sobre la púa”, cuenta el profesor Vallejo.
De alto puede tener 6 centímetros de alto por 3 de ancho, se elaboran y tornean en maderas de pino y cedro para lograr que esté liviano. Dentro de las modalidades se consideran algunas piruetas y malabares, entre ellas el puente y la montaña rusa.
Una variante del trompo es el cuspe, en Bolivia, Perú y Ecuador, cuando se azota al cuspe, al darle cada fuetazo se está espantando a los espíritus que pueda tener ese pedazo de madera que tiene conexión con el ser humano.
El cuspe
Se cree fue construido en América antes de la llegada de los europeos, tiene mayor relevancia en el sur de Colombia y norte de Ecuador y algunos casos excepcionales en Perú y Bolivia.
“Tiene una similitud en su estructura física al trompo, pero con una diferencia y es que este tiene forma de cono, la parte superior es completamente lisa y no tiene perilla, la parte aguda no tiene púa y el tamaño se lo calcula de acuerdo con el puño de una persona, lo que implica que va de acuerdo con el tamaño de la mano del jugador.” Comenta Vallejo al respecto del cuspe.
Los trompos se los hace en tornos, los cuspes se los elabora con manera rústica con machete o con cuchillo bien afilado. Para hacerlo bailar se usa un fuete, que se elabora con un palito de 30 centímetros de largo y a la punta se le añade una cabuya trenzada o una piola el doble o triple de la que se usa para hacer bailar al trompo.
Se lo empieza a envolver al revés, de la púa hacia la cabeza, como haciéndole una faldita, cuando llega a la parte superior, se lo acuesta, con el fuete se lo jala y ahí el jugador lo azota para que siga bailando, entre más latigazos se le de éste bailará más, el que más se desplace bailando y más dure en la acción es el ganador.
Este juego se convertía en un elemento espiritual en las comunidades prehispánicas, “semejaba al castigo que se les daba a los infractores del código indígena, y a los niños que no obedecían se les hacía temer con la frase que si no cumplían con los deberes se los hacía bailar como cuspe.
Es así como en algunas regiones del sur de Colombia aún se tienen en cuenta estas prácticas lúdicas que acompañan las fiestas y los encuentros tradicionales de sus comunidades y aún conservan los valores ancestrales con los cuales fueron pensados.