Hace 31 años cuando las marimbas dejaron de sonar tras la partida de Críspulo Ramos, ‘El Marimbero Mayor de la costa Pacífica nariñense’, en Tumaco entró en decadencia la interpretación del bambuco viejo y del currulao, entre otros géneros musicales que habitualmente se producen por los sonidos de las tablillas de madera de este ancestral instrumento de los pueblos afrocolombianos.
Agustín Francisco Tenorio gestor cultural de ‘La Perla del Pacífico nariñense’, quien desde 1974 hasta 1993 acompañó a Críspulo Ramos en la difusión de la música de marimba, recordó que el máximo exponente de las canciones del ‘piano de la selva’ que todavía suenan en la región, inició su vida artística en la agrupación musical ‘Perlas del Pacífico’ y que un tiempo después hizo parte del conjunto ‘Plan de Padrinos’.
Sonidos que evocan al mar
En aquel entonces, cuenta Francisco que su amor por las canciones tradicionales llevó a ‘El Marimbero Mayor´ a compartir su talento artístico en los bailaderos de música de marimba. Esa tradición, en la que se evoca el sonido de los ríos y del mar, la disfrutaba junto a sus amigos todos los sábados y domingos.
“Críspulo Ramos quien procedía de la vereda La Capilla jurisdicción del municipio de El Charco integró a los tumaqueños con los sonidos de la marimba de chonta y por eso se reunía con varios intérpretes de aquel instrumento; en los centros culturales que en aquel tiempo eran conocidos como Los Camachos, Los Obregones, Los Colorado y El Alambique”, recordó el gestor cultural mientras afinaba un par de tablillas.
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En aquellos bailaderos de música tradicional recuerda que varias madres de familia emprendían con la venta de comida. Por eso indica que en las noches era una costumbre ver a los marimberos y a los bailarines comprar porciones de pescado frito y vasos de chicha dulce o fuerte cuyo valor oscilaba entre 50 centavos y un peso.
“Pese a la precariedad económica en la que vivíamos, esos fueron los mejores momentos que en Tumaco alcanzó la marimba y su música. Para mantener ese buen ritmo cultural que se había alcanzado, acentuó que luego de la muerte del artesano que en aquellos años elaborada ese instrumento. Críspulo decidió retomar esa labor y fue entonces cuando empezó a construir marimbas de diferentes tamaños”, expresó.
“Además de sembrar en Tumaco las técnicas para la construcción y la interpretación de la marimba, enseñó a la infancia y a la adolescencia los métodos para componer sus canciones predilectas. Luego empezamos a vender en las calles marimbas pequeñas en cuyo proceso enseñamos a las nuevas generaciones a tocar el tradicional come pintón", enfatizó Francisco Tenorio.
Cuando falleció el maestro Críspulo, dijo que hubo un gran vacío en la cultura tumaqueña y con lo poco que Agustín Francisco Tenorio y Salvador Vargas habían aprendido de ‘El Marimbero Mayor’ empezaron a trascender a la marimba y su música.
Recuerda que esa labor la retomó con ayuda de una banda típica de la región y posteriormente la cimentó con la fundación de un taller para la construcción de instrumentos musicales, los cuales aún tienen vigencia en Tumaco.
Honrado las tradiciones
Con el paso de los años, los conocimientos de Agustín Francisco Tenorio fueron heredados a Juan Alberto Cuero Quiñones, quien ahora en la Fundación Escuela Folklórica del Pacífico Sur Tumac se dedica a la elaboración y afinación de marimbas.
“Hace más de 20 años Agustín me propuso que le ayude en esa labor y en sus instrucciones me decía: Si quiere que la marimba suene aguda, entonces hay que cortar los lados de las tablillas y si quiere que suene más ronca se debe devastar la parte de atrás. Hay varias formas de afinar las marimbas, pero la que generalmente utilizamos es el 'come pintón' que es el bordón que identifica nuestro bambuco viejo”, dijo.
De esa manera, asegura que en Tumaco se volvió a recuperar la marimba y su música, pues hace 3 décadas tras la muerte de Críspulo, aquellos instrumentos dejaron de sonar en esta tierra. En ese tiempo, quienes estaban interesados en adquirir una de ellas debían comprarlas en Guapí (Cauca), Buenaventura y Cali (Valle del Cauca).
“Estos son los instrumentos musicales más representativos del sur de la costa pacífica nariñense y para Tumaco hacen parte de nuestra identidad y de las dinámicas ancestrales. Para su afinación manejamos dos contextos de los cuales el primero de ellos tiene que ver con la tradición, la cual está en ese registro sonoro que perdura en la memoria musical de quien construye la marimba o incluso dentro de quien interpreta la música.
Por eso asegura que los tumaqueños cuentan con unos registros sonoros que hacen parte de la memoria colectiva de su identidad musical. En su momento hubo quienes se encargaron de llevar ese registro armónico a las tablas de la marimba, de manera que mientras unos tocaban, otros la construían y la afinaban.
“En ese sentido, la marimba con afinación tradicional le da carácter y personalidad a nuestro bambuco viejo y currulao. El segundo contexto para la afinación de ese instrumento se hace a través de los conocimientos occidentales; la cual tiene que ver con la inclusión de los tonos y semitonos”, dijo.
Por esas bonitas tradiciones que identifican a la cultura de los pueblos afrodescendientes del pacífico nariñense, recordó que en el año 2010 la Unesco declaró a la marimba y a su música como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.