La transición entre la cordillera oriental y la llanura amazónica en el departamento de Putumayo es lo que se conoce como el pie de monte amazónico un sitio con una riqueza biológica inmensa, de una exuberante belleza natural, que afortunadamente Edilma del Carmen Zuin Chanchí, del pueblo indígena yanacona y su familia han conservados por miles de años.
En Mocoa, capital de Putumayo, ubicada a 632 kilómetros de Bogotá por vía terrestre, unas doce horas de viaje o también 488 kilómetros en avión, unos 40 minutos de vuelo; se puede llegar a El Paraíso, un territorio del pueblo Yanacona, conservado de generación en generación.
Aquí se puede encontrar el turista con cinco cascadas naturales a las que se llega por senderos naturales, para disfrutar el avistamiento de fauna y flora, sus frescas aguas y figuras rocosas que le hacen vivir una experiencia inolvidable con la naturaleza pura.
Las cinco cascadas naturales
El Descanso
Para llegar a la primera cascada conocida con ‘El Descanso’, se debe caminar unos 90 minutos por senderos naturales, con la frescura que brinda la selva, denominada así porque al llegar se puede bañar en el charco, que se forma con la caída del agua, generando unas burbujas de oxígeno puro lo que los renueva físicamente para seguir disfrutando del resto de las cascadas en armonía con la naturaleza.
El Encanto
La segunda cascada se llama ‘El Encanto’, por su exuberante belleza, en donde el agua cae de forma lenta, lo que permite dejarla caer en la espalda como un masaje mezclado con los rayos del sol que se filtran entre los árboles; quienes han disfrutado aseguran que les calma los dolores.
El Arcoíris
Encontrarse de frente con el arcoíris en medio de la selva amazónica es un momento mágico que solo lo puede brindar la tercera cascada denominada así ‘El Arcoíris’, el cual se puede apreciar cuando los rayos del sol cruzan el agua cristalina.
El Misterio
‘El misterio’ es el nombre de la cuarta cascada porque tiene un túnel de unos 15 metros de largo, el cauce tiene una profundidad de menos de un metro, aquí no se ve el sol, Cruzar el túnel te lleva a las entrañas de la tierra o como le llaman los indígenas nuestra pacha mama.
La Inspiración
Podrá el humano pintar los colores de la naturaleza, un lienzo, un mural y que a sus ojos se ve hermoso, pero nadie podrá superar la obra del arquitecto universal que utiliza el inmenso lienzo de la tierra, para pintarlo con rocas, con agua, con selva viva y añade luces que generan colores indescriptibles.
Este es el paisaje que se puede apreciar en la quinta cascada, llamada ‘La Inspiración’ donde unas formas rocosas que perecen hechas a mano, se conjugan con el agua cristalina y la luz del sol para generar la imagen de un lugar acogedor, pero que al mismo tiempo infunde amor y respeto por la naturaleza en todo su esplendor.
Para Edilma del Carmen Zuin Chanchí, una indígena del pueblo Yanacona, desplazados por el conflicto armado, pero después del acuerdo de paz, regresaron al territorio de sus ancestros.
“Decidimos dar a conocer a Colombia y al mundo estas bellezas de la naturaleza como un proyecto de vida familiar con el firme compromiso de respetar, valorar, y sobre todo conservar la pacha mama, como una herencia ancestral que debe continuar para las futuras generaciones”, expresó la líder indígena.
La gastronomía
En el centro ecoturístico ‘El Paraíso’ se puede saborear deliciosos platos elaborados con productos cultivados en la región: plátano, maíz, yuca y yota, sin condimentos porque se utiliza el achiote, la cúrcuma y la pimienta.
Un sancocho de gallina de campo o una cachama de piscicultura de agua limpia que se sazona con cebolla, tomate y cilantro de la huerta, para acompañar con chicha de maíz puro, con chucula de chiro o si lo prefieres un jugo de arazá.
De esta manera los pueblos indígenas se benefician de las bondades de la pacha mama garantizando su conservación natural como una herencia para las futuras generaciones.
Los turistas
Son muchas las personas que descubren y disfrutan la belleza natural de El Paraíso y sus cinco cascadas, ubicadas en el piedemonte amazónico, de Mocoa, Putumayo, una de ellas es Susana Viveros, profesional de apoyo para la Cámara de comercio del Putumayo, en experiencias de turismo, quien ha visitado las cascadas en varias ocasiones.
“Es un sendero por unos paisajes exuberantes del piedemonte amazónico donde usted no siente la caminata porque va por la selva disfrutando de las aves y la naturaleza de cascada en cascada”, dice Susana.
“Es una experiencia imperdible para las personas que necesitan descansar, reencontrarse consigo mismo y otra cosa interesante es que después de la caminata encuentras el sabor campesino, natural de la alimentación que la señora Carmen Edilma Zuin, prepara con productos de la finca, como el queso”, puntualizó Susana Viveros.
Después del Acuerdo de Paz, el turismo ecológico, el agroturismo y la gastronomía de Putumayo, especialmente lo relacionado con las comunidades indígenas, ha tenido un crecimiento bastante significativo que incluso ha llevado a muchas familias a dejar definitivamente los cultivos ilícitos y que ahora le apuestan a la paz y a la conservación de la Amazonía.