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La Cachivera, corazón del turismo natural en La Macarena

La Cachivera es una vereda ubicada al sur de la Orinoquia que tiene el privilegio de tener en su territorio dos grandes tesoros que conectan con la naturaleza: Caño Cristales y la Laguna El Silencio.
Diego Alfonso

A menos de 30 minutos de navegación por el río Guayabero, partiendo desde el puerto fluvial de La Macarena, en un recorrido donde ya se puede apreciar la enorme riqueza natural que alberga esta región de la Orinoquia colombiana, está La Cachivera, una vereda ubicada al sur de este municipio que tiene el privilegio de tener en su territorio dos grandes tesoros que conectan con la naturaleza: Caño Cristales y la Laguna El Silencio.

Caño Cristales no necesita mucha presentación. Conocido como ‘El río de los siete colores’, ‘el río más bonito del mundo’, ‘el río de los dioses’, ‘la joya natural de Colombia’ o, como lo llamó el reconocido ecologista, periodista y fotógrafo colombiano Andrés Hurtado García, "un manantial surgido del mismísimo edén", este espacio es uno de los destinos de naturaleza más impresionantes que tiene el país. En su recorrido de casi 100 kilómetros despliega colores como el verde, el amarillo, el rojo y el fucsia en diferentes tonalidades, como ‘un arcoíris líquido’, título que le dio la National Geographic en una de sus plataformas.

La Cachivera ofrece un turismo natural durante todo el año, gracias a atractivos como la laguna El Silencio y sus senderos selváticos.

La Cachivera ofrece un turismo natural durante todo el año, gracias a atractivos como la laguna El Silencio y sus senderos selváticos.

Estos colores los regala la macarenia clavigera, una planta fanerógama de la familia de las podostemáceas, que generalmente crecen en rápidos y saltos de ríos como Caño Cristales, en ambientes tropicales y subtropicales del mundo. Pero como esta planta depende de las lluvias, este río solo muestra su paleta de colores entre los meses de junio y noviembre, tiempo que aprovechan los viajeros para visitar este impresionante paraíso del sur del departamento del Meta.

Desde años atrás los habitantes de La Macarena, después de padecer los embates del conflicto armado - que también golpeó con fuerza esta parte del país - buscan alternativas para impulsar un turismo que les brinde el sustento económico durante todo el año y no solamente los meses en que el río se viste de gala para atraer, como el año pasado, a cerca de 10.000 turistas de 58 países. Una de estas opciones es la que ofrece la Asociación de Turismo Comunitario La Cachivera Cristales S.A.S., que después de tocar las puertas con las autoridades ambientales de la región y del país como Cormacarena y Parques Nacionales y con apoyo del programa de USAID Territorios de Oportunidad y ACOTUR, la Asociación Colombiana de Turismo Responsable, hoy ofrecen otros escenarios y actividades para atraer el turismo de forma permanente.

Ercy Cubillos, profesional de ACOTUR que trabajó con la comunidad de La Cachivera los últimos 4 meses para ayudarles a fortalecer sus habilidades empresariales dijo: “Ellos ya tenían un proceso adelantado con el turismo, al que le apuestan como actividad principal, antes ese lugar era el de la ganadería. Nosotros apoyamos el fortalecimiento de La Cachivera Tours, iniciando con su misión, visión, valores, costeos, itinerarios, planes y esperamos pronto entregarles un portafolio completo para ofertar servicios y actividades”.

Gilberto Pinto es uno de los guías que hace parte del proceso del turismo comunitario de La Cachivera.

Gilberto Pinto es uno de los guías que hace parte del proceso del turismo comunitario de La Cachivera. 

Hoy, 25 familias que habitan La Cachivera se benefician directamente del turismo, prestando servicios de alojamiento rural, alimentación, cabalgatas, recorridos en potrillos (especies de canoas hechas en fibra de vidrio para no afectar la naturaleza talando los árboles de la región como antes se acostumbraba) por la Laguna El Silencio, avistamiento de fauna, recorridos por senderos naturales, incluido Caño Cristales, y experiencias en labores habituales de sus habitantes como el ordeño y hasta jornadas nocturnas de cuentos de leyendas de la región alrededor de una fogata y bajo un cielo estrellado e iluminado.

Gilberto Pinto, guía de turismo de La Cachivera, contó a Radio Nacional de Colombia las dificultades y resultados de este proceso de formalización en actividades turísticas: “Vimos que teníamos un potencial con la laguna El Silencio y al principio las autoridades ambientales no nos querían avalar, decían que no teníamos estudios, que ya La Macarena tenía guías más expertos. Este proceso comenzó desde el año 2013 y tres años más tarde ya estábamos constituidos como La Cachivera Tours. Acordamos con ellos aminorar la tala del bosque, pues talábamos para sembrar pastos para ganadería, para sembrar cultivos de pancoger; el turismo nos cambió y hoy, gracias al turismo, se redujo la tala en un 75 por ciento y nos beneficiamos en la vereda 25 familias y casi 88 personas vecinas del río Guayabero y de la vereda se benefician indirectamente. Yo mismo talaba, fui un depredador de la naturaleza y desde hace 7 años que soy guía me dedico a cuidarla”.

La laguna El Silencio, una alternativa para el turismo permanente

Navegar la laguna El Silencio permite una conexión directa con la naturaleza.

Navegar la laguna El Silencio permite una conexión directa con la naturaleza

Con la apertura de Caño Cristales por parte de las autoridades ambientales Cormacarena y Parques Nacionales Naturales, el pasado viernes 16 de junio, se abrió oficialmente la temporada de turismo en La Macarena, que va hasta diciembre. Sin embargo, los prestadores de servicios turísticos de La Cachivera hacen una invitación a turistas nacionales e internacionales que quieran tener una verdadera experiencia con la naturaleza, como la que ofrece la laguna El Silencio, a que los visiten en cualquier temporada del año.

“La laguna El Silencio tiene kilómetro y medio que se puede recorrer en canoa o potrillo apreciando el paisaje; es un sitio de meditación, tiene un arco de palmas donde pueden pedir un deseo y se les va a cumplir, podemos sentir la vibra de la naturaleza. Se pueden observar en la laguna y por la vereda 8 especies de primates, el mono aullador, mono araña, mono ardilla, capuchino o maicero, mono sokai y otras especies nocturnas; así como la pava chenchena o pava hedionda, el martín pescador, el garzón moreno, la garcita del ganado, el águila pescadora, cachirres, babillas, tortugas terekay y el morrocoy en la parte seca, rayas, anguilas eléctricas y diferentes especies de peces como pirañas, rayados, payaras, arencas y bocachicos”, cuenta Ricardo Torres Alfonso, quien también es prestador de servicios turísticos en La Cachivera.

La pava chenchena o pava hedionda es uno de las aves que más se avistan en la laguna El Silencio.

La pava chenchena o pava hedionda es uno de las aves que más se avistan en la laguna El Silencio.

Ricardo, quien igualmente es una de las personas que narra leyendas del llano como la de los duendes, el silbón y la bola e’ fuego, en su mejor estilo cuenta que en la laguna también hay anacondas: “se dice que en todas las lagunas de los llanos que no se secan es porque hay una madre, que se llama la anaconda, que ayuda a que esos sitios no se sequen porque la anaconda adulta cuando se traslada va haciendo el caminito, va haciendo el charco más profundo para que se mantenga. Se dice que el día que se llegue a ir la anaconda se puede mermar la profundidad de la laguna”.

En la vereda La Cachivera y, especialmente, en la laguna El Silencio se ha venido trabajando en un plan de ordenamiento turístico, de la mano de las autoridades ambientales y locales, para hacer de su oferta turística algo inolvidable y muy seguro para sus visitantes. “Hemos descubierto con cámaras de fototrampeo por primera vez en el Meta a un ocarro en libertad, es decir La Cachivera tiene corredores vírgenes. También se han visto en esas cámaras osos palmeros, jaguares, el armadillo del llano y el tapir”, concluye Ricardo.

El plato La Cachivera es un plato creado por el chef macarenense Leonardo Franco y tiene los colores de Caño Cristales.

Otras de las maravillas que ofrece el llano colombiano es su gastronomía. En la Cachivera, el chef macarenense Leonardo Franco, quien se ha especializado en estudiar los productos típicos de la región para preparar con ellos platos auténticos creó el Plato La Cachivera, un plato que tiene los colores de Caño Cristales. ”Gracias a ACOTUR llevo dos meses enseñando gastronomía, técnicas y métodos de cocción, trabajamos en las fincas conociendo lo que producían y creamos un plato lleno de color con esos productos de acá. LLeva el pescado que nos representa por el río Guayabero, aunque este es de criadero para no impactar el medioambiente; lleva el verde del aguacate como una parte de Caño Cristales; el fucsia lo reflejamos con el pure de yuca, que tuvo un proceso con remolacha para darle el color; tiene un color amarillo con el plátano, que representa al campesino y al fondo amarillo que se observa en algunas partes del caño; y va acompañado con arroz pajarito muy típico del llano, con cilantrón cimarrón, mazorca y queso campesino”.

La vereda La Cachivera en un punto estratégico para visitar los principales escenarios naturales de La Macarena y tiene, además de la Laguna El Silencio, senderos selváticos que se pueden recorrer de noche y de día para observar y escuchar los sonidos que ofrece la naturaleza. A La Macarena se puede llegar por vías fluvial, terrestre o aérea, esta última desde Bogotá, Cali, Medellín, San José del Guaviare y Villavicencio.

 

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