Quince años sin Rodolfo Aicardi, el rey de los diciembres
Un 24 de octubre pero del año 2007, la música colombiana recibía la triste noticia del fallecimiento de Rodolfo Aicardi "El rey de los diciembres", en la ciudad de Medellín.
Carlos Vives lo llamó el “Elvis magangueleño” en el prólogo de la biografía “Rodolfo Aicardi, la historia de ‘el ídolo de siempre’”, del periodista antioqueño Diego Londoño. Ahí mismo, el autor comenta: “Esa voz se ha convertido, con el pasar de los años, no sólo en recuerdos nostálgicos, alegres e inolvidables, sino en la realidad de vida de muchos, en la voz de los niños y los jóvenes, de los abuelos, de las familias enteras y, también, de los más solos. Un refugio de alegría momentánea, con la compañía que se esfuma cuando acaba una canción”.
Todo eso y más inspira la voz de uno de los cantantes más versátiles que ha tenido Colombia: alegre en lo tropical, dramático en el bolero, histriónico y profundo en la balada y enérgico en el rock. Todo eso y más dejó para la posteridad Marco Tulio Aicardi Rivera, mejor conocido como Rodolfo Aicardi.
Pocos intérpretes como Rodolfo han gozado de un favoritismo tan amplio sin importar el género. El vocalista nacido en Magangué el 23 de mayo de 1946 y fallecido en Medellín el 24 de octubre de 2007, trasegó por el bolero, la balada, la ranchera, la salsa, el rock and roll, la música popular y el sonido bailable antioqueño con la misma naturalidad y haciendo alarde de una versatilidad muy difícil de encontrar en otros artistas.
Después de recorrer las diferentes casas disqueras paisas al llegar desde su Magangué natal a la Capital de la Montaña, a sus 20 años Rodolfo Aicardi, realizó su primera grabación para el sello Sonolux, un incunable rocanrolero en formato de 45RPM que hoy es pasto de coleccionistas. Un año después ingresaría a la nómina de Discos Fuentes, sello que fue su hogar durante toda su vida.
Su lanzamiento oficial en Fuentes se dio con el Sexteto Miramar, bajo la dirección de Hernán Builes, agrupación salsera que vio en Rodolfo un vocalista ideal para encargarse de los temas románticos. No pasó mucho tiempo antes de iniciar una fulgurante carrera como baladista y bolerista, dejando en ese estilo clásicos como 'La pena de mi viejo', 'Sufrir' y 'Perdóname la letra'.
Poco antes del cierre de la década del 60, la carrera de Rodolfo como bolerista dio un vuelco cuando le ofrecieron convertirse en la voz líder del grupo tropical Los Hispanos, que hasta 1968 había sido encabezada por Gustavo “El Loko” Quintero y quien había decidido cambiar de sello disquero y fundar la agrupación Los Graduados. Fueron años de sana competencia entre las dos orquestas, que Rodolfo supo aprovechar gracias a éxitos como 'Adonay', 'Daniela', 'Boquita de caramelo', 'Ojitos hechiceros', 'Tabaco y ron', 'Vagabundo soy', 'Se va la vida' y 'La cerveza'. Luego vendría su llegada a otros proyectos de Fuentes como Los Ídolos, Los Bestiales, Fuentes All Stars, Los Líricos, la Sonora Dinamita y la Típica RA7, que lleva sus iniciales y el número de músicos que la integraban y que aún, hoy, sin Aicardi, siguen haciendo parte de ella.
Durante toda su vida, Rodolfo fue un ídolo de multitudes en varios países de habla hispana, y con el tema “La colegiala”, de autoría del peruano Walter León Aguilar, logró anotarse además un éxito mundial, luego de que una marca de café multinacional decidiera emplearla en un comercial que llegó hasta los cines de Francia a principios de la década del 80. Fue así como Rodolfo terminó recibiendo un disco de oro por ventas de ese tema en París, y dando tres conciertos en el mítico teatro Olympia.
Una vida dedicada con obsesión a su trabajo, más la bohemia y los excesos fueron minando poco a poco la salud del ídolo hasta su muerte, a sus 61 años, en Medellín, rodeado de su familia. Hoy, sus hijos Gianni y Rodolfo se encargan de llevar sus banderas por todo el país con su agrupación, Los Hermanos Aicardi.