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15 años sin Chucho Rey: tres lustros que vuelan más que el viento

Jesús Alberto Rey Mariño nació en Pamplona, Norte de Santander. Su padre, Carlos Julio Rey, fue director de la Banda del Batallón de su poblado natal, y eso lo llevó a interesarse desde muy joven por la música.
Artistas colombianos: 15 años de la partida de Chucho Rey
Foto: Pexels
Radio Nacional de Colombia

La obra del compositor, pianista y docente nortesantandereano Jesús Alberto Rey Mariño es breve, y así nos lo recuerda Jaime Andrés Monsalve, jefe musical de Radio Nacional de Colombia, en texto escrito para una grabación en su honor: “En 35 años ininterrumpidos de actividad logró un corpus creativo modesto en cantidad, que incluyó una decena de piezas de carácter instrumental, un número similar de canciones infantiles, un par de himnos, música para cinco montajes teatrales y al menos, sobre el papel, unos 30 arreglos de piezas populares colombianas e internacionales”.

Dentro de esas contadas obras se encuentran los pasillos “Transparencia” e “Itinerante” y, sobre todo, el bambuco “Vuelamasquelviento”, importantes aportes dentro del repertorio de la nueva música andina colombiana.

Pero Chucho, como fue conocido siempre de manera cariñosa, acometió otras labores, definitivas para el desarrollo de la música en Colombia desde diferentes flancos. Como gestor cultural fue el creador de la muy importante Red de Escuelas de Música de Medellín en 1996, así como del Plan Nacional Música para la Convivencia del Ministerio de Cultura, un año después. Pero aparte de ello, como docente dejó un imprescindible manual de ejercicios para piano en tono colombiano y latinoamericano, vital para quienes quieran aprender nuestros ritmos en el teclado.

Se trata de “De negros y blancos en blancas y negras” (1997), método de aprendizaje cuya aplicación en la academia se va haciendo cada vez más necesaria. Seguramente se trata del legado mayor de un hombre que sacrificó fama y recordación en pos de dejar a sus alumnos unas herramientas de enseñanza acordes con nuestra realidad.


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El pianista Germán Darío Pérez reunió 10 ejemplos de ese método de ejercicios pianísticos en un CD lanzado en 2022 en homenaje a Chucho Rey. Decía el propio Germán Darío Pérez: “A pesar de haber dejado este libro tan espectacular, creo que el tiempo no ha sido justo con su autor. Salvo algunos profesores, dentro de los cuales me cuento, en la enseñanza los docentes siempre se van por los mismos métodos: Schumann y el Álbum para la Juventud, el libro de Anna Magdalena Bach, etcétera, y no se han dado cuenta de ese tesoro que tienen con todo este material didáctico que dejó Chucho”.

“De negros y blancos en blancas y negras”, volviendo al texto de Monsalve, es un cuaderno de estudio de piano que “contiene 50 sucintos, pero demandantes ejercicios hechos piezas musicales en compás de bambuco, torbellino, guabina, currulao, joropo y cumbia, entre otros aires colombianos, entremezclados con piezas que ejemplifican los modos de la zamba argentina, el son y el chachachá cubanos, el merengue venezolano, el mambo y el bolero. Otro alarde de eclecticismo propio del compositor, en este caso orientado a su mayor obsesión, como lo fue la enseñanza”.

Jesús Alberto Rey Mariño nació el día de navidad de 1956 en Pamplona, Norte de Santander. Su padre, Carlos Julio Rey, fue director de la Banda del Batallón de su poblado natal, y eso lo llevó a interesarse desde muy joven por la música. Esa inquietud lo llevaría a mediados de la década del 70 a Bogotá para emprender estudios en licenciatura en Pedagogía Musical en la Universidad Pedagógica, enseñanzas que a su vez trasladó a los jóvenes, como docente de música de bachillerato del Gimnasio Antonio Nariño y del Colegio Divino Salvador.

Tanto en la academia como fuera de ella, Chucho Rey tuvo espacios para demostrar su eclecticismo, fundando un grupo para la ejecución de música del Barroco en la Pedagógica, por ejemplo, mientras, en las noches, se ponía el uniforme salsero para hacer parte, como arreglista y pianista, de la legendaria agrupación El Son del Pueblo, durante sus recordadas estancias en el bar Saint Amour. También se le recuerda como un versátil improvisador de piano en grupos de jazz y como un muy buen cantante.

En la década del 80 se inició la otra faceta laboral reconocida en la vida de Chucho Rey, como fue la de directivo de entidades públicas relacionadas con la música y como precursor de diversos emprendimientos en ese sentido. Sin ir más lejos, fue director de Música del Instituto de Cultura y Bellas Artes de Norte de Santander de Cúcuta en 1981, y luego director de un coro aficionado en San Antonio del Táchira. Luego hizo lo propio al volver a Bogotá. Tiempo después, en Medellín se encargó, como ya lo dijimos, de sentar las bases del programa de la Red de Escuelas y Bandas de Música de Medellín a partir de 1996, y de crear el importante Plan Nacional de Música para la Convivencia del Ministerio de Cultura, vigente durante varias administraciones.

Entre una cosa y la otra, Chucho Rey se siguió prodigando a alumnos y amigos, tanto en clases como en ratos de bohemia. Su obra siempre estuvo ligada a la posibilidad de que le fuera útil al estudiantado, y tal vez por eso no brilló cuanto hubiera merecido. Germán Darío Pérez recuerda cómo una noche, en Bucaramanga, tuvo prácticamente que obligarlo a que le trajera papel de pentagrama para transcribir un pasillo que rondaba por su cabeza y que acababa de tocarle al piano, pero al que no le tenía ninguna fe en particular. Se trataba de “Transparencia”, tema que hoy, junto con “Itinerante” y “Vuelamasquelviento”, hace ya parte del repertorio canónico de la música andina colombiana instrumental.

En 2001 decidió hacer residencia definitiva en Bucaramanga. Allí fue decano de Música de la Universidad Autónoma (UNAB). El libro “Jesús Alberto Rey, el autor y su obra”, primer compendio de sus partituras, cuenta que “Rey deja en su haber la última restructuración del programa de música de la UNAB, que incluye el cambio de mirada hacia las músicas y sus contextos para así eliminar la división conceptual entre las llamadas músicas popular y académica”.

Ese cambio de mirada en la enseñanza, en busca de la inclusión de los sonidos populares y tradicionales en el pensum universitario, siempre fue su obsesión. Y hacia allí apuntaron sus mayores esfuerzos hasta su sorpresiva y prematura muerte, en la capital santandereana, el primero de agosto de 2009, víctima de un infarto fulminante.

El primero de agosto conmemoramos 15 años del fallecimiento de un compositor, pianista, docente y líder del sector musical, el nortesantandereano Jesús Alberto "Chucho" Rey. Por eso es nuestro Artista de la Semana.

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