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Ramiro Chávarro Vargas: el aniversario 80 de una leyenda huilense

Fue alumno avanzado de Jorge Villamil Cordovez, lo cual se percibe en buena parte de su obra. Sus primeras grabaciones las pudo realizar gracias a las gestiones de él.
Artistas colombianos | Ramiro Chávarro Vargas, leyenda huilense
Fotos: Extraídas del libro ‘Ramiro Chávarro Festival’, Fundación Amor, Garzón, 2019.
Radio Nacional de Colombia

Nacido el 27 de septiembre de 1942 en Tarqui, una pequeña población en el centro occidente del Huila, el músico y poeta Ramiro Chávarro Vargas empezó a temprana edad sus actividades artísticas en Garzón. Allí se le conoció también como juez penal y personero municipal. Graduado en Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad Libre, en Bogotá, ocupó otros cargos de relevancia como el de magistrado del Tribunal Superior de Florencia, Caquetá, ciudad en donde sostuvo casos de mucha importancia en los tiempos de la amnistía al M-19 y a las Farc. También ejerció en otros cargos en la judicatura, en municipios como Timaná y La Plata.

Fue alumno avanzado de Jorge Villamil Cordovez, lo cual se percibe en buena parte de su obra, y pese a que compuso desde muy joven, sus primeras grabaciones las pudo realizar gracias a las gestiones de Villamil. Su primer elepé no lo grabó con músicos huilenses sino con el dueto los Comuneros, integrado por Wilson Hernández y Melquisedec “Melquis” Palomino, de Vélez, Santander, quienes llegaron a la música de Chávarro justamente gracias al compositor de “Espumas”.

Chávarro compuso más de un centenar de canciones, especialmente en los ritmos de la región andina colombiana: bambucos, pasillos, sanjuaneros, valses, guabinas y danzas. También hizo paseos y merengues, y hasta compuso una cueca chilena llamada “Voló y voló”.

Sus composiciones más populares en el Huila son “La chismosa”, gracioso sanjuanero que retrata a una mujer famosa en Garzón por hablar más de la cuenta. Otra que ya hace parte de la tradición es “Mi regreso”, vals que a los pocos días de su muerte fue declarado himno folclórico de esta ciudad huilense y que en todos los eventos sociales y culturales es interpretado de pie por los asistentes, con infinita emoción. Otras de sus creaciones memorables son la danza “Mis borracheras”, el vals “Mis deudas”, los sanjuaneros “La bizcochera” (homenaje a las achiras), “Fiestas opitas” (en el que describe el San Pedro en un pueblo huilense) y el bolero “Locuras de amor”.

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La composición y grabación de su sanjuanero “La toma de la embajada” le ocasionó más de un problema con el gobierno de Julio Cesar Turbay Ayala (1978-1982) y todo porque en un lenguaje descarnado, alegre y risible describe la violenta toma de la embajada de República Dominicana por parte del movimiento guerrillero M-19, el 27 de febrero de 1980. Este cruento episodio en el que fueron secuestrados catorce embajadores que recuperaron la libertad después de dos meses, fue tan bien retratado por el artista que a lo pocos días de salir al mercado la obra fue censurada por el Gobierno y no pudo ser emitida por radio ni televisión. Treinta años después se han podido recuperar unos pocos vinilos de la época y recientemente fue grabada por el cantante huilense Mario Guzmán.

Su deceso, el 11 de mayo de 1992, fue un acontecimiento que trastornó a Garzón. Las autoridades decretaron tres días de duelo, la bandera municipal se izó a media asta, los músicos y serenateros se declararon en “serenata permanente”, el alcalde cerró su despacho, los estudiantes no fueron al colegio ni a las escuelas, las emisoras repitieron su música sin cesar y el día del funeral, el obispo Libardo Ramírez Gómez presidió una misa concelebrada en la iglesia catedral.

Y hasta se cumplió la voluntad del músico y poeta que años antes había dejado un poema pidiendo que en su entierro no hubiera llantos ni dolor y que fueran mujeres las que cargaran su ataúd. En efecto, decenas de mujeres vestidas de blanco, casadas y solteras, durante más de dos kilómetros de recorrido desde la catedral hasta el cementerio, se turnaron para llevar el féretro en sus hombros. En su tumba, un fragmento de ese escrito resume su deseo:

“Tanto le cantó a la vida / tanto le cantó al amor / que quiso en su despedida / que no hubiera ni elegías / ni responsos ni dolor / solamente quiso flores / como en el altar mayor. / Que se le entonaran canciones / y en brazos de sus amores / ser llevado al panteón”.

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La impronta de Chávarro Vargas en el Huila es tan notoria que su obra hoy hace parte del repertorio de prestigiosos intérpretes como Niyireth Alarcón, Carolina Ramos, la Sinfónica de Vientos del Huila, los duetos Víctor y Daniel, los Hermanos Tejada, el dueto Diapasión y el grupo juvenil Las Garzoneñas, entre otros.

De igual manera y en homenaje a su obra musical y poética, desde 1992, la concha acústica de Garzón, el principal centro de actividades culturales del municipio, lleva su nombre.

El 27 de septiembre conmemoramos 80 años del natalicio del maestro Raniro Chávarro Vargas, una leyenda de la música del Huila. Por eso es nuestro Artista de la Semana.

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