“Bogotá carecía de música propia”, anotó alguna vez el escritor Próspero Morales Pradilla, citado por Hernán Restrepo Duque en su libro “Las cien canciones colombianas y sus autores”. El texto del autor tunjano continuaba: “El bambuco, el pasillo y la guabina son típicamente nacionales, nacen en cualquier chichería boyacense, en las peleas santandereanas o en un rinconcito antioqueño. Pero Bogotá no tenía música; la Calle Real, Chapinero o Las Cruces no podían oírse como Calle Florida en esos tangos o Tin Pan Alley con sus ruidos. Sin embargo, el nacimiento de la música bogotana ha pasado inadvertido, se siente su vida, pero se ignora su cuna como la de las coplas populares infantilmente sabias”.
Esa música, que en la década del 40 vino a ocupar ese espacio como sonido eminentemente bogotano, se llamó “rumba criolla”, y fue la respuesta del interior del país al creciente fenómeno del sonido costeño que se iba expandiendo a lo largo de todo el territorio. La rumba criolla nace como una conjunción de los ritmos del interior, pero atravesados por esa misma sensibilidad costeña, incluso a través de influencias de la música cubana que llegaba hasta los radios a través de la señal de onda corta.
Dos músicos fueron responsables de este apogeo: el fusagasugueño Emilio Sierra Baquero (1891 – 1957) y el tolimense, nacido en Fresno, Milciades Garavito Wheeler (1901 – 1953). Este último participó de esa génesis no sólo dándole a esa nueva música el bautizo de rumba criolla, sino aportando composiciones claves como “La loca Margarita” y “Mariquiteña”, los bambucos fiesteros “San Pedro en El Espinal” y “Guayacán”, el pasillo “Chispa” y los bundes “Las mujeres de mi tierra” y “Saguanmáchica”, entre muchos otros. Su tema “Ala cómo estás” fue muy exitoso en Argentina gracias a la versión allá grabada por Eduardo Armani. También compuso piezas de carácter académico como “Oberturas Nómadas” y un nocturno para violín y piano.
Perteneciente a una familia musical de la que proviene el conjunto de las Hermanas Garavito y el también compositor Alfonso Garavito (autor del clásico “Me voy pa´l Salto”, Garavito Wheeler se convirtió rápidamente en músico profesional. Su primera obra, un vals llamado “El ensayo”, fue escrita a sus 13 años, y a sus 19 ya se encontraba dirigiendo la famosa Banda de La Palma, Cundinamarca. Un año después se trasladó a Honda para hacer lo propio con la banda de esa localidad y allá, junto a su padre y hermanos varones, fundó el Cuarteto Los Garavito, en el que tocaba la flauta y que luego devino en orquesta.
“Mariquiteña”, declarada en 1997 himno de la población tolimense de Mariquita, es considerada la pieza fundacional de la rumba criolla, A partir de su éxito a mediados de la década del 30, el músico se fue a residir a Bogotá, en donde se asentó hasta su fallecimiento en 1953, justo cuando empezaba a gozar de las mieles del éxito y el reconocimiento.
El 23 de abril conmemoramos 70 años de la desaparición física de Milciades Garavito Wheeler, uno de los padres de la rumba criolla. Por eso es nuestro Artista de la Semana.