El 11 de junio de 1992, el país conoció la noticia del asesinato, a sus escasos 38 años de vida, de una de sus figuras más presentes y entrañables, el cantor del Binomio de Oro, Rafael José Orozco Maestre. Tras su deceso, lejos de haber perdido vigencia, su obra en la música de acordeón sigue siendo una de las preferidas del público, aún más hoy, cuando el calendario nos recuerda que el pasado sábado 11 se conmemoraron 30 años de esa efeméride luctuosa.
Rafael Orozco nació en Becerril, Cesar, el 24 de marzo de 1954. Aunque su primer sueño en la música era tocar el acordeón al igual que su padre, finalmente pudo más la influencia de la balada, de la ranchera y de los juglares de las sabanas, y decidió dedicarse al canto luego de ganar una contienda en su colegio. En 1975 conoció a Israel Romero en Manaure, Cesar, en una fiesta, como cantor del acordeonero Emilio Oviedo, con quien había grabado un par de discos y había pegado un éxito, “Cariñito de mi vida”, de autoría de un joven compositor llamado Diomedes Díaz.
De inmediato surgió la posibilidad de crear una agrupación nueva, que en principio se iba a llamar La Pareja Ideal, hasta que apareció la palabra “Oro” como sigla de la Organización Romero Orozco.
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Respecto a lo que Rafael Orozco dejó como legado en El Binomio de Oro dijo lo siguiente el investigador musical José I. Pinilla: “Quisieron innovar y llegar al público deseoso de nuevos ídolos y lo lograron, porque su consagración fue rápida, gracias a su brillante voz, a la calidad de temas interpretados (…) cuyas ventas son millonarias en el mercado internacional del disco”.
La influencia de Rafael Orozco en el mundo del canto vallenato es fundamental para entender las nuevas tendencias románticas y de fusión dentro de los aires del Valle de Upar. Desde 1976 hasta el año de su asesinato, Orozco grabó decenas de éxitos al lado del “Pollo Irra”, entre ellos clásicos como “La creciente”, “Relicario de besos”, “No sé pedir perdón”, “Momentos de amor”, “Sombra perdida”, “Esa”, “La candelosa”, “De rodillas”, “Mi novia y mi pueblo”, “A ritmo cha cun chá”, “Sólo para ti”, “Dime pajarito”, “Recorriendo Venezuela”, “Nostalgia”, “La parranda es pa’ amanecé”, “Muere una flor”, “Qué será de mí”, “El parrandón”, “Amor, amor, amor”, “El higuerón” y muchísimos más.
Esos éxitos le determinaron la fama como cantante del Binomio de Oro, leyenda que no es menor al constatar todas las influencias que la dupla le dejó al vallenato de hoy. A treinta años de su desaparición física, conmemorados el pasado 11 de junio, Rafael Orozco es nuestro Artista de la Semana.