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Una canción escondida de Jimmy Salcedo y su Onda Tres

Jimmy se convertiría en una estrella del entretenimiento en Colombia.

Por: Luis Daniel Vega

Testigo presencial de la agitada movida musical bogotana, el baterista Javier Aguilera cuenta en su libro ‘Nocturno en mi bemol mayor’ (2014) que a finales de los sesenta, ante el inminente ocaso de las discotecas 'a go go' , muchos rockeros sobrevivientes encontraron trabajo en los 'griles', como eran llamados desde los años cuarenta ciertos establecimientos nocturnos que ofrecían, entre otras cosas, servicio de bar, pista de baile y parrilla.

El tercer detalle no es menor si tenemos en cuenta que el singular nombre con el que fueron bautizados proviene, precisamente, de la adaptación al castellano de la palabra ‘grill’, parrilla en inglés. Los más famosos de esa época fueron La Pampa, el As de Copas y el Candilejas –ubicados en Chapinero-, El Caracol Rojo –en la séptima con 129- y dos en el centro: el elegante Salón Monserrate del Hotel Tequendama y el Miramar.

Localizado originalmente en la calle 24 No. 8- 43, el Miramar y su lujosa arquitectura desaparecieron sin dejar rastro; sin embargo, su fantasma sigue gozando de especial recordación en el acontecer sonoro capitalino. En otro apartado de sus prolijas memorias, contenidas en el ensayo histórico “Treinta años de música en la noche bogotana” (2000), Javier Aguilera escribe: «Era un local relativamente pequeño, comparado con los otros, con decoración Art Noveau, una excelente gastronomía y magnífica música en vivo, manejado por la férrea mano de su propietario Don Pedro Balaguera, actitud heredada de su anterior socio alemán. La orquesta de planta, que era un septeto, estuvo dirigida por el excelente pianista peruano Alfredo Linares y Hernando Artuz. Como grupo intermedio trabajaron Billy Pontoni, que debía tener 17 años, Mondragón y su Grupo, Cuarta Generación y Jimmy Salcedo y su Onda Tres (…)». La sola mención de esta última agrupación nos sitúa en el terreno de la leyenda.

Jimmy Salcedo, César Hernández, Arturo Cataño, Óscar Ceballos

Jaime Alberto Salcedo Tafache, más conocido como Jimmy Salcedo, nació en Barranquilla el 9 de marzo de 1944. Se curtió prematuramente junto a Los Be Bops del trompetista Álvaro Serrano, con quienes el 18 de junio de 1966 emprendió una disparatada gira por Europa y algunos países del cercano oriente que se prolongó durante varios años. Con desparpajo, humor y un barniz existencial, Serrano cuenta su aventura en la ficción ‘El mambo de la Calle Pahlavi’ (2006) donde podemos leer un retrato insondable del que más tarde se convertiría en una estrella del entretenimiento en Colombia

«Era taciturno. Seguramente ocultaba sus inseguridades detrás de esa cara que parecía pintada por El Greco, incluyendo su barba negra y espesa aunque bien delineada. En lo material sabía lo que quería, era ahorrativo hasta en las palabras. Por el lado musical, buen pianista de salsa y con respecto a otros géneros, cumplía: se enfrentaba a las dificultades con tesón y tenía noción de trabajo en conjunto. Solía ser puntual y vestía siempre de corbata y traje oscuro. Inclinado al humor negro no conocía los términos medios: podía pendular por largos períodos entre el uso de estimulantes fuertes y el vegetarianismo radical, por ejemplo. No podía ocultar su aspecto árabe ni su acento costeño, tampoco su soledad, pues en cuatro años de trabajar y viajar juntos jamás le conocieron una pareja, quizás un par de amores de un día. La explosiva combinación de una severa diabetes, un férreo ánimo de trabajo y una ruidosa celebridad adquirida posteriormente lo fulminaron a sus cuarenta y pocos años».

Los Be Bops en la televisión colombiana/ 1966

El encantador pianista regresó al país en 1969, formó temporalmente una banda –cuya voz líder era Mario Gareña- y con ella representó a Colombia en la Expo 70 de la feria mundial de Osaka en Japón. Al volver, se instaló definitivamente en Bogotá y en el Miramar fundó la Onda Tres. Llegados a este punto es menester poner en duda la paternidad de la que, a la postre, se convirtió en una suerte de marca registrada. Interrogado por el periodista Edgard Hozzman en el libro ‘Génesis del rock colombiano’ (2019), el guitarrista César Hernández aclara el asunto: «Esa agrupación nació por solicitud de Pedro Balaguera, propietario del Gril Miramar, quien me pidió que organizara un grupo polifacético. El original estaba integrado por Oscar Ceballos, Jorge López, Arturo Cataño y Alfredo Linares. A Linares lo reemplazó Jimmy Salcedo, quien quería aparecer como único líder». Efectivamente, en muy poco tiempo las decisiones musicales y contractuales de la Onda Tres estuvieron en las manos del impetuoso currambero. Así las cosas, en 1972, junto a Hernández en la guitarra, Cataño en el bajo y Alberto Nieto en la batería grabaron el primero de cuatro discos respaldados por Famoso, la filial pop de Codiscos, cuya dirección artística estaba a cargo de Humberto Moreno

Jimmy Salcedo, César Hernández, Arturo Cataño, Óscar Ceballos

Pionero en el ejercicio del periodismo musical en Colombia, Humberto Moreno se vinculó a Codiscos en 1966. Además de consolidar el departamento de promoción, ayudó a crear dos etiquetas que definieron los rumbos del pop y el vallenato locales. Al respecto, Moreno nos cuenta: «La estructura funcional de las compañías nacionales, en el caso de Codiscos, permitía agrupar un elenco artístico diverso cuyos contratos aprobaba la gerencia, pero se orientaba a partir de las decisiones conjuntas dentro del grupo de A&R conformado por Álvaro Arango, Guillermo Díez y yo. Cuando se presentó la necesidad comercial de subdividir los proyectos artísticos creamos los sellos Costeño y Famoso, que se sumaron a Zeida».

Agudo olfato comercial y oído curioso sumaron para que Moreno y compañía se anotaran éxitos masivos con Los Hispanos, Los Graduados, El Combo de las Estrellas y Alfredo Gutierrez. La comodidad económica les permitió tomar riesgos e impulsar la incipiente carrera de artistas que, de antemano, se sabía que no iban a representar rendimientos grandilocuentes. Unos en Zeida y el grueso en Famoso, a principios de los setenta Codiscos le apostó a nuevas propuestas sintonizadas con el rock, el pop, la balada y la canción testimonio. La lista es pasmosa y constituye un capítulo ilustre de nuestra música popular: Yolanda, Lukas, Cuarta Generación, Ana y Jaime, Génesis, Luis Gabriel, Pablus Gallinazo, Elia y Elizabeth, Terrón de Sueños, Humberto Monroy, Christopher, José y Darío, Miguel Muñoz, Carmenza Duque, Fausto y, por supuesto, Jimmy Salcedo.

Al mismo tiempo que ganaba reputación mediática con el Show de Jimmy –programa musical y humorístico que creó en 1971-, Salcedo hizo magia como arreglista de los dos discos de Elia y Elizabeth, dejó su impronta en otro de Pablus Gallinazo, y con la Onda Tres registró entre 1972 y 1974 una serie de grabaciones que ponen en evidencia a un músico perspicaz que bien podía subordinarse al tropicalismo empalagoso, desacralizar con descaro el cancionero popular colombiano, asimilar con frescura el panorama de la balada hispanoamericana y experimentar, al mismo tiempo, con funk latino y psicodelia pop.

La cosecha de Jimmy Salcedo y su Onda Tres para Codiscos se resume en 48 canciones. De esas, una no se encuentra ni en los cuatro larga duración ni en los tres sencillos oficiales que aparecen consignados en el catálogo. ¿Cuál es esa canción misteriosa? La respuesta se encuentra refundida al final de ‘Exitómetro Vol. 8’ (1973). Con esto queda expuesto un axioma: nunca hay que desestimar el último surco del lado B de un ‘variado’.

Enganchar audiencias cautivas a través de recopilaciones se popularizó en Colombia a partir de 1960 con la aparición en el mercado de ’14 Cañonazos Bailables’, la icónica serie tropical de Discos Fuentes. En 1969 Codiscos replicó con ‘El Disco del Año’ y en 1972 con ‘Exitómetro’, su equivalente pop que contenía, básicamente, licencias de sellos extranjeros y locales (Orbe, Hispavox, Ariola, Parnaso, Continental, Motown, Atlantic), además de la novedosa pléyade de artistas colombianos representados por Zeida y Famoso.

Acerca de su nacimiento, Humberto Moreno puntualiza: «En los primeros años de mi ingreso a Codiscos, continué con algunos programas y asesorías a emisoras, pues tenía contratos vigentes, especialmente con Todelar en Medellín y Radio Ritmos. Uno de los programas fue Discomundo, que además de la emisión diaria contaba con un suplemento dominical y una sección llamada ‘Discómetro’ en la que clasificábamos los temas más sonados en la semana. Allí se encuentra el origen de Exitómetro, una idea que Guillermo Díez no dudó en aceptar gustosamente. Ya no recuerdo muy bien el año exacto de su creación. En todo caso fue un suceso que era esperado en las discotiendas e impulsó a los demás sellos a iniciar series similares».

En tanto que se revelaba el poder apesadumbrado de la balada hispanoparlante representada en las voces de Camilo Sesto, Jeanette, Yaco Monti, Leonardo Fabio y Los Galos –entre otros que ocuparon varias veces los surcos de ‘Exitómetro’-, hubo espacio para resaltar ‘hits’ inolvidables de nuestro cancionero como “Estaciones en el sol” de Ana y Jaime, “Mis 32 dientes” de Elia y Elizabeth, “El hombre de la cima” de Christopher, “Por favor sonría” de Luis Gabriel, “Toma tu mochila” de Genesis y “Amarte amarte una vez más”, la recóndita canción de Jimmy Salcedo y su Onda Tres que nos ocupa.

Si cotejamos los números de referencia del tercer disco de la banda (ELDF 1096) y el ‘Exitómetro’ arriba celebrado (ELDF 1100), es posible inferir que la melodiosa versión en clave funk de “Amarte amarte una vez más”, original del cantautor argentino Rabito, fuera un remanente de las sesiones de grabación en las que Onda Tres estuvo integrada por Jimmy Salcedo en la voz y el piano, Mario Cuesta en la guitarra, Juan Cuesta en el bajo y Alberto Nieto en la batería. En ausencia de una ficha técnica que corrobore el supuesto, hemos de resignarnos a la especulación, dominio en el que reposa buena parte de la extravagante biografía del bacán con ojos como talismanes y afro superlativo.

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