En los hogares de Tumaco, los gatos son símbolo de suerte y felicidad, por eso en la mayoría de hogares no faltan estos tiernos felinos que en algunos casos han ayudado a superar secuelas emocionales. En este municipio de la costa pacifica nariñense son varias las experiencias que tienen sus habitantes para contar sobre aquellos animalitos.
Mónica Quiñónez quien desde hace más de 5 años cuenta con la compañía de ‘Manchas’, ‘Motas’ y ‘Mono’, asegura que desde el año 2019 sintió que mejoró su estado emocional. Antes de adoptar a aquellos ‘peluditos’ como cariñosamente los llama, afirma que a su casa le faltaba un toque de alegría.
“Aquel día que los encontré en una deteriorada caja de cartón que desconocidos habían abandonado a un lado del parque San Judas, me enternecí y en ningún segundo del tiempo que transcurría dudé en adoptarlos. En ese entonces, tendrían unas cuantas semanas de nacidos, pues estaban muy flacos y como si fuera poco, presentaban problemas de salud”, dijo.
Recuerda que una vez los puso entre sus brazos; maullaban sin césar, situación que la llevó hasta un centro veterinario donde un especialista en salud animal los desparasitó y les formuló las mejores vitaminas del momento. “Esos medicamentos recuperaron a mis animalitos en cuestión de días, pues eso era lo que yo más anhelaba para ellos”, dijo.
Ahora que disfrutan de una buena salud, indica que sus permanentes travesuras gatunas la hacen reír a cada momento y que sus intrépidos juegos también divierten a sus dos pequeñas hijas.
“Ellas a lado de ‘Manchas’, ‘Motas’ y ‘Mono’ son muy felices porque sienten que son símbolo de ternura”, manifestó la madre de familia tras subrayar que hizo una gran obra de caridad al adoptar a los 3 gaticos.
‘Michifus, soporte emocional’
“Michifus es una hermosa gatita de raza carey que hace un año la encontré abandonada en un andén del parque Colón. Aquella tarde que la rescaté estaba muy flaquita, sin embargo con mis cuidados y las atenciones veterinarias se recuperó y ahora es la alegría en mi familia”, expresó Natalia Ramírez, una joven tumaqueña que de manera silenciosa promueve la adopción de los animalitos en situación de calle.
Para una de las 2 niñas de Natalia que presenta dificultades en la movilidad de los dedos de sus manos, asegura que ‘Michifus’ ha sido importante para complementar las terapias físicas que semanalmente recibe de un especialista.
“Mi neninta y Michifus son excelentes amigas, aunque no lo crean, ellas van a todas partes y comparten divertidos momentos. Mi hija siente mucha emoción cada vez que juega con la gatita, esto le permite mejorar su autoestima y desde luego la movilidad en sus manitos porque en dichas interacciones incluye una pequeña esfera de goma”, dijo la madre de familia.
En los saltos y en otras actividades físicas en las que siempre está presente ‘Michifus’, Natalia afirma que la felina ha sido vital para la recuperación física de su hija de 12 años de edad.
“Si bien es cierto hasta hace unos años tenía dificultades para sostener objetos entre sus manos, las bolitas de goma que utiliza para jugar con la gatica, le han permitido mejorar ostensiblemente la movilidad en sus dedos. Aunque mi niña está en terapias físicas, no puedo desconocer los beneficios que Michifus y sus juegos han traído para ella” dijo.
‘Mininos al pastel’
Jairo Vallecilla quien desde los 18 años de edad se dedica a la pintura artística de gatos indica que aquellos felinos lo llenan de magia y de muy buena energía.
“Han pasado 20 años desde que tomé un pincel y una paleta de colores para plasmar sobre la tela mi primera obra cultural, que por cierto llevaba por título: Manchas en una noche de perlas. En aquella pintura aparecía mi gato anaranjado de raza criolla recostado sobre una vieja canoa de madera que mi abuelo Jacinto Cuero solía utilizar cada madrugada para salir a pescar pargo rojo, picuda y pelada, los preferidos en el desayuno de mi abuelita Ana Castillo”, explicó el maestro Jairo.
Cuenta José que incluso ‘Manchas’ fue la imagen principal de su galería de arte que hasta el año 1970 aquel recinto cultural prestó sus servicios en una modesta casa de madera cerca al puente de El Pindo.
“Fueron más de 400 las pinturas en colores al pastel que en todos los tamaños y formatos pinté en homenaje a los gatos. Aunque quienes miraban mis obras quedaban sorprendidos por la manera en que reproducía a los felinos de las vecinas, siempre me criticaban y me decían insistentemente que en lugar de pintar a ´Pepa´,´Tribilín´, ´Zeus´,´Manolo´, ´Botas’ y ´Tom´ entre un centenar de gaticos, inmortalice sobre la tela la isla de Bocagrande o las playas de El Morro”, dijo.
Aunque asegura que en las conversaciones siempre juraba a sus familiares y amigos que un día cualquiera los iba a sorprender con los soleados paisajes que ellos tanto admiraban, jamás les hizo caso.
“Lo cierto es que nunca les cumplí lo prometido y como cada artista se especializa de acuerdo a la temática, yo me incliné por la técnica felina. Mire que el gusto por los gaticos es tan grande en la mayoría de personas que hasta famosos maestros de la literatura universal como el poeta y escritor argentino Jorge Luis Borges incluyó en sus obras a sus gatos, pues él; estaba muy convencido que aquellos animalitos son muy buenos compañeros”, manifestó.
A sus 78 años de edad ya no pinta, pero Jairo aún convive con ´Çhocolate’ y ‘Vainilla’ una pareja de gatos de la variedad carey que crió y cuidó su esposa hasta hace unos años antes de fallecer.
“Los gaticos siempre andaban pegados a mi esposa Susana y cuando murió les dio muy duro su partida. Si yo aún no he podido superar la pérdida de mi señora, imagínese entonces que les puede pasar a unos inofensivos e inocentes seres, por eso invito a todos los tumaqueños a que cuidemos, queramos y protejamos a los gaticos, ellos nos enseñan muchos valores que le hacen falta a la humanidad”, expresó el maestro Jorge.