La zona del Catatumbo, que hace parte de una extensa línea de la frontera con Venezuela, ha sido históricamente una región utilizada por las diferentes formas de ilegalidad. En el panorama están las afectaciones que los diferentes conflictos han dejado en los niños, niñas y adolescente, tales como el reclutamiento de menores, violencia sexual y otros tipos de explotación.
Ante las diferentes formas de violencia en las que menores de edad han resultado involucrados en Norte de Santander, el panorama no es el mejor. Alejandra Vera Laguado, fundadora y directora de la Corporación Mujer Denuncia y Muévete considera que se tienen varios enfoques en los que están mayormente expuestas a la violencia por ser mujeres: “el acoso, la violencia sexual marcada y un fenómeno que desde el 2017 hemos puesto en la agenda política de los derechos humanos y planes de desarrollo que es la trata con fines de explotación sexual en la prostitución”.
Un territorio como Norte de Santander también resulta afectado con la mercantilización de los cuerpos de las niñas y las mujeres pues “para el Estado colombiano en sí, resulta ser atractivo monetariamente ya que a través de las web, aplicaciones y plataformas virtuales de sexualidad es evidente la explotación sexual de los cuerpos sobre todo de las niñas, siendo Cúcuta una de las ciudades que más exporta contenido de violencia y abuso sexual de niñas y niños, frente a otras ciudades como Medellín que violenta sexualmente de forma presencial”, agrega Vera Laguado.
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Además del riesgo inminente de los menores de edad, en las zonas de conflicto, especialmente de las rurales del departamento, la problemática también se presenta en los entornos escolares urbanos, donde los niños, niñas y adolescentes pueden ser víctimas de acoso y agresiones de tipo sexual, esto es latente y se hace evidente debido a que muchos de los casos son referenciados por parte de las autoridades escolares.
Saida Sanabria psico-orientadora de la institución educativa Guillermo Quintero Calderón de Convención dice que: “es intolerante el acoso sexual que en ocasiones viven los estudiantes por parte de algunos compañeros de trabajo donde no es aceptable esa conducta, debemos como primera línea hacer el acompañamiento (al estudiante) y activar la ruta”. La docente agrega que “la explotación y el abuso sexual, por una parte, y acoso sexual por otra, constituyen violaciones a los derechos intolerables por lo que promocionan el respeto, la integridad, la confianza, para ayudar a combatir esos flagelos”.
Desde la Secretaría de Educación se aspira a una cultura de tolerancia cero, para cualquier conduta sexual indebida, y aplicar una cultura basada en prevención, disuasión, la igualdad entre los géneros y la responsabilidad en todos los niveles de la organización.
Debido a los casos donde son vulnerados los niños, adolescentes y jóvenes, se crea la red de orientadores escolares que ya está en apoyo como acompañamiento a los menores.
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Desde la Gobernación de Norte de Santander, también se está creando una estrategia pedagógica para ser aplicada en las instituciones educativas, especialmente del Catatumbo. Sin embargo, aun cuando los niños, niñas y adolescentes están la mitad del tiempo en las instituciones educativas, es en sus casas, donde sus padres son los primeros respondientes para mantener el control de sus hijos e implementar medidas de protección dentro de sus hogares según considera Oscar Pallares, rector de la institución educativa Agustina Ferro de Ocaña y presidente de la asociación de rectores y directores de la zona occidente de Norte de Santander.
“Decirle a los padres de familia que tienen que conocer la ley de infancia y adolescencia, saber que tienen responsabilidades en la crianza de sus hijos además de hacer acompañamiento al proceso de aprendizaje y propender por la garantía de los derechos de sus hijos fomentando el cuidado y promoción de estilos de vida saludable y aprovechamiento del tiempo libre en el hogar , estar atentos para la prevención del consumo de sustancias sicoactivas, debe formar a los niños en sexualidad con lenguaje apropiado de acuerdo a su edad y la etapa de desarrollo, pero los padres también tienen que saber que está prohibido el maltrato físico y psicológico además de los tratos degradantes que a veces se generan dentro de las familias”. concluyó Pallares.
Frente a esto, se vienen adelantando acciones en los entornos educativos para evitar que se conviertan en un lugar vulnerable para los y las menores de edad y que no sean víctimas de ningún tipo de violencia ni sean cautivados por parte de los grupos armados ilegales presentes en el departamento de Norte de Santander. Se busca que las escuelas sean foco de reclutamiento, ni que los propios chicos sean motivadores para que sus propios compañeros decidan integrarse a los grupos armados.