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El retorno de la comunidad indígena Nasa ‘Piedra Pequeña’, un paso hacia la pervivencia en paz

Seis familias Nasa de la comunidad ‘Kwet Lu´Cxkwe’ (Piedra Pequeña) retornaron a Pradera, Valle del Cauca, para trabajar la tierra, cuidar el medio ambiente, fortalecer su cultura y gobierno propio.
Pradera, Valle del Cauca: retorno de comunidad indígena Nasa
Fotos de: Clemente García, autoridad indígena del resguardo 'Piedra Pequeña'
María Elena Velasco

La comunidad indígena ‘Kwet Lu´Cxkwe’ (Piedra Pequeña) ubicada en el corregimiento La Ruiza de Pradera, Valle, hace parte de la entidad territorial ‘Kwet Wala’ (Piedra Grande). En el pasado, ambos cabildos fueron desplazados.

Estas comunidades padecieron durante cinco años, 1999 – 2005, confinamiento por parte de grupos de autodefensas, lo que no solo sembró de muerte y miedo a la región, sino que alteró su vida normal.

Sus actividades productivas sufrieron un freno drástico; sus organizaciones y liderazgos fueron seriamente lesionados y sus costumbres limitadas, lo que ocasionó el desplazamiento masivo y la postrera desaparecieran como comunidades indígenas.

Para el año 2012, varias familias indígenas fueron retornando a Pradera, algunas llegaron al casco urbano y otras decidieron llegar hasta las parcelaciones que habían sido heredadas de sus ancestros, pero no bajo el gobierno propio. 


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Foto de: Clemente García, autoridad indígena del resguardo 'Piedra Pequeña'

“Como no logramos que el Estado Colombiano aceptara las garantías que nosotros solicitamos como víctimas, nos tuvimos que organizar mediante Juntas de Acción Comunal, lo cual no es forma organizada para los indígenas, hasta que en agosto de 2023 que decidimos retornar el proceso de asentamiento indígena y este fue rechazado por el gobierno municipal de turno. Hasta que en 2024 sí nos escucharon”, aclaró Clemente García, autoridad del Cabildo Kwet Lu´Cxkwe.

Pero entre el 2012 y 2024 ocurrieron diferentes situaciones, entre ellas la lucha por ser reconocidos como víctimas de masacres, de muertes selectivas y de desplazamiento forzado.

“Es un proceso donde fuimos invisibilizados por más de 20 años, por hechos como el desarraigo, lo que ocasionó la muerte de nuestros mayores que no lograron sobrevivir a esta afectación, además no hubo garantías para la denuncia ni para el retorno”, recalcó Clemente García.

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Foto de: Unidad para las Víctimas en el Valle del Cauca

Sin embargo, no se quedaron esperando y reclamaron sus derechos al territorio, consagrados en la Constitución Política.

“El 19 de agosto de 2015 se incluye oficialmente en el Registro Único de Víctimas (RUV) la comunidad del Arenillo, La Ruiza y los Pinos como Sujeto de Reparación Colectiva que, en palabras sencillas, significa que el Estado reconoce que sufrieron una afectación colectiva en el marco del conflicto armado”, reza el texto de la Unidad para las Víctimas.

Posteriormente, en este proceso, se potencializa la producción agrícola con sembrados de pan coger y café, tanto de la comunidad indígena como de la campesina que hace parte del Sujeto de Reparación Colectiva, con tan buenos resultados que se crea, en el año 2023, la marca de Café PINOR.

“Este ha sido un proceso largo, en el que nos hemos ido levantando después de haber sido muy afectados por el conflicto. Fuimos señalados, estigmatizados, pero hoy estamos sacando nuestros pueblos adelante. Mostramos con alegría nuestro café especial y queremos que nos abran las puertas”, contó Jaime Jiménez, vocero de Agropinor.

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Foto de: Unidad para las Víctimas en el Valle del Cauca

Otro de los logros de la comunidad ‘Kwet Lu´Cxkwe’ (Piedra Pequeña) fue la construcción y dotación del ‘Museo del Nunca Jamás’ con el cual las comunidades indígena y campesina de La Ruiza, La Carbonera y La Fría hicieron recopilación de la memoria histórica como un proceso de sanación, de resiliencia y de no repetición, apoyados por la Universidad Javeriana de Cali y la Secretaría de Paz del Valle.

“Con 28 familias, y con el líder Clemente García, hemos realizado talleres de narrativas históricas de lo que sucedió en este territorio durante el conflicto armado, lo cual fue insumo para realizar el museo del Nunca Jamás, iniciativa que se desarrolla para que no vuelvan a ocurrir las violaciones de derechos humanos en este espacio. Este museo se adecuó en la escuela de La Ruiza”, explicó el exsecretario de Paz y Convivencia del Valle, Orlando Riascos.

Pero, sin duda alguna, Clemente recalcó que la comunidad indígena y sus líderes tienen como mayor motivo de alegría la posesión de las autoridades indígenas del cabildo ante representantes del Gobierno Nacional, departamental y local, así como frente a representantes de la ONU.


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“El 23 de marzo de 2024 fue simbólicamente volver a nacer, porque renacemos nuevamente como organización, como parcialidad indígena Nasa, que volvemos al territorio con los principios con los cuales convivimos durante muchos años, porque siempre hemos sido hijos de la tierra, de la Pachamama y la defenderemos como nuestros ancestros”.

Los líderes indicaron que avanzaron en dos temas, uno de ellos es la declaración de los terrenos de propiedad de las familias indígenas ante el Ministerio de Agricultura, para que se consolide el territorio propio.

El segundo es que está en trámite ante el Ministerio del Interior el reconocimiento como resguardo indígena del Valle del Cauca, con lo cual se termina de establecer su arraigo y fortalecimiento de identidad cultural en el marco del derecho constitucional de los pueblos indígenas; lo que para Clemente “los consolida como un pueblo que está dispuesto a la paz, al diálogo, a la reconciliación y no a la guerra”.

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