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Voces del Yarí, relatos de paz y naturaleza en Caquetá

En Yarí, las juventudes y las organizaciones sociales, trabajan decididamente para conectar 62 mil hectáreas de bosques. La comunicación audiovisual ha sido una aliada importante en este propósito.
Caquetá: voces del Yarí, relatos de paz y naturaleza
Cortesía Pnud Colombia.
Katerine Vargas Mejía

Óscar Plazas es un joven habitante de la vereda Alto Morrocoy, ubicada en las sabanas del Yarí, en zona limítrofe entre los municipios San Vicente del Caguán (Caquetá) y la Macarena (Meta), pertenece a la Corporación de Trabajadores Campesinos Agropecuarios Ambientales de los Llanos del Yarí (Corpoyarí), y cree profundamente en el rol que tiene la juventud en el cuidado de la selva y las especies que la habitan, así como en la construcción de paz territorial. 

Óscar también participa de manera activa en la Escuela Audiovisual Voces del Yarí, una iniciativa en la que, junto a otros jóvenes, promueven los relatos locales y la diversidad de flora y fauna que se encuentra en esta zona del país. 

“Voces del Yarí habla de nuestra historia, pues hay mucha gente que tiene un pensamiento equivocado sobre lo que somos, entonces nosotros queremos hacerles saber la realidad e impulsar un poco más nuestro territorio”, reconoce Óscar. 

Yarí

La Escuela Audiovisual Voces del Yarí, nació de la Promotoría Campesina, una apuesta enmarcada en el programa Amazonía Sostenible para la Paz, financiado por el Fondo Mundial para el Medio Ambiente y ejecutado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud) con el liderazgo del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible y la institucionalidad ambiental de la región amazónica, en el que cerca de 48 familias del Yarí trabajan en procesos de restauración, protección y mejoramiento de sus economías productivas con un enfoque de sostenibilidad ambiental, con el fin de conectar 62 mil hectáreas de bosques.

Voces del Yarí se creó precisamente como una estrategia para vincular a las juventudes e infancias de las familias involucradas en el programa, pero también a las escuelas y colegios rurales del sector, con el ánimo de promover un empoderamiento intergeneracional. 

De acuerdo con Óscar, dentro del grupo de comunicaciones, los jóvenes han contado con procesos formativos, que han permitido que mejoren sus formas de expresarse, aprender sobre el manejo de cámaras fotográficas, sobre monitoreo de fauna y adquirir nuevos conocimientos.  

Santiago Molano, también integrante de la Escuela, resalta que debido a esta experiencia, él se ha convertido en un guía local de senderismo y que siendo un estudiante de noveno grado, tiene la capacidad de explicarle a otros compañeros, suyos y visitantes de la vereda sobre las especies de aves que habitan en el Yarí y sus nombres científicos.   

Por su parte, Mayerli Artunduaga Romero, docente encargada de la post primaria en Centro Educativo Las Brisas, ubicado en la vereda Alto Morrocoy, quien lidera la articulación entre el colegio y el proyecto Amazonía Sostenible para la Paz, reconoce la importancia de involucrar a las juventudes y a las infancias en este proceso, teniendo en cuenta que “son la base y el motor generacional para lograr la continuidad de todos estos procesos en el tiempo”.

Yarí

Según la docente, los estudiantes de primaria vienen trabajando en huertas caseras y meliponicultura, en relación con sus asignaturas escolares, mientras los estudiantes de post primaria como Santiago aprenden sobre senderismo, cuidado del medio ambiente y turismo ecológico, lo que ha generado en ellos y ellas una notable apropiación de su territorio.

Salir, estudiar y volver a la tierra

Lo anterior coincide con las palabras y la experiencia de Maira Ayala, también integrante de la Promotoría Campesina y de la Escuela Audiovisual Voces del Yarí, quien reconoce que cada vez son más grandes sus ganas de salir a estudiar y retornar a su territorio. Según ella, no solo es su caso, sino el de cerca de 15 jóvenes que participan de esta apuesta comunitaria. 

“Antes de empezar este proceso yo quería ser tal vez licenciada en matemáticas o policía, pero con esta iniciativa me he apasionado más por conocer, he visto el potencial que tenemos y me di cuenta de que lo mío no es la matemática, ni ser policía, yo quiero ser bióloga y volver a replicar a mi comunidad, todo lo aprendido”, asegura Maira, que en la actualidad adelanta los trámites necesarios para empezar sus estudios profesionales.  


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En el horizonte, la construcción de paz

De acuerdo con Maira, Mayerly, Óscar y las comunidades del Yarí, sus acciones están atravesadas por el anhelo de la paz, pues luego de ser un punto geográfico clave en el desarrollo del conflicto armado en el sur del país y posteriormente una de las zonas con mayor índice de deforestación en la Amazonía, las organizaciones sociales del sector como Corpoyarí y la Asociación Ambiental de Mujeres por el Desarrollo del Yarí (Aampy), buscan la reconciliación no solo entre las personas sino también con la fauna, la flora y el agua que conforman el territorio, donde los y las jóvenes, los niños y niñas, así como sus docentes, juegan un papel protagonista. 

“Queremos que el aporte no solamente se quede en las acciones desarrolladas, sino que generacionalmente se extienda, que sean los muchachos quienes lideren el mensaje de no repetición”, resaltó Mayerly. 

Por su parte, Maira menciona que desde el Yarí el tejido de la paz está enfocado en mantener a las comunidades unidas alrededor del cuidado de la naturaleza, resalta que haber firmado en 2019 un acuerdo intergeneracional por la conservación del Jaguar, da cuenta de eso, pues no se trata solo de pactar el cuidado del jaguar, sino de hacer un compromiso por la vida y la pervivencia en el territorio.

“Si tenemos paz en nuestras veredas, con nosotros mismos, comenzaremos a esparcirla a otros”, asegura. 

Escucha aquí una crónica sobre el tema.

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