Carlos Garzón Velázquez, un veterano del Ejército colombiano, no solo ha vivido en carne propia los desafíos de un país en conflicto, sino que ha dedicado su vida a transformar el dolor en oportunidades para las comunidades de la Sierra Nevada de Santa Marta.
Su historia comienza en un contexto difícil: desde niño, fue testigo del asesinato de su padre, lo que marcó el inicio de una vida llena de retos. A pesar de las adversidades, Carlos se formó como oficial del Ejército Nacional de Colombia, sirviendo durante 21 años hasta alcanzar el grado de mayor, y desde su retiro ha encontrado una nueva misión: la educación y el café.
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Hoy, el veterano del Ejército lidera un proyecto que no solo busca enseñar sobre el café, sino empoderar a jóvenes de comunidades campesinas e indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta; y fue con esta convicción que nacieron los Cafeteritos, un grupo de niños y jóvenes entre 4 y 17 años, hijos de caficultores ancestrales que llevan décadas cultivando la tierra, exactamente en Palmor, municipio de Ciénaga, Magdalena. Sin embargo, a pesar de su riqueza natural, estas comunidades nunca habían tenido la oportunidad de transformar su producto y darle un valor agregado.
En 2023, gracias al apoyo del Banco de la República y otras instituciones, los Cafeteritos hicieron su primera aparición pública, presentando su asociación en su municipio. Con este impulso, comenzaron a recibir formación en áreas clave como el barismo, la cata de café y otras especialidades relacionadas con la caficultura.
Además, Carlos ha enfocado sus esfuerzos en integrar la educación del café con otras disciplinas como el arte y el deporte, impartiendo clases tanto virtuales como presenciales a 30 niños de la Institución Educativa Rural Agropecuaria Isabel de la Trinidad.
El proyecto de los Cafeteritos no ha sido fácil, así lo expresó Carlos, "las condiciones geográficas y climáticas de la Sierra Nevada dificultan el acceso, encarecen los productos y generan deserción educativa. Sin embargo, estos jóvenes han encontrado en el café y en el apoyo de su comunidad una forma de resistir, aprender y soñar con un futuro mejor. Les gusta el ajedrez, los deportes, la música y la artesanía, particularmente a las niñas indígenas, que fabrican mochilas y manillas con materiales del territorio".
A lo largo de este año, los Cafeteritos han participado en importantes eventos nacionales, como el Cali Coffee Festival y concursos de arte latte en Cartagena y Santa Marta, mostrando al país la calidad de su café y el talento de su gente.
"Es triste pensar que llevamos más de 80 años cultivando café y no se organizaban eventos de este tipo en nuestra región. Nosotros nos inspiramos en el trabajo de Don Salomón en Bruselas, Huila; los Cafeteritos aspiran a replicar ese modelo de relevo generacional en la región Caribe", expresó Carlos.
En el corazón del proyecto de los Cafeteritos late una visión de paz que va más allá del cultivo de café. Carlos Garzón ha convertido su experiencia personal con la violencia en una misión de reconciliación y progreso, utilizando la educación como herramienta clave para sanar las heridas de su comunidad.
El sueño de Carlos y de los Cafeteritos es asegurar la sostenibilidad del café en la Sierra Nevada para los próximos 500 años, empoderando a las nuevas generaciones a través de la educación y la innovación. "Este es un trabajo futurista", afirma Carlos con orgullo, "un semillero de futuros grandes tostadores, baristas, catadores y empresarios que contribuirán a la paz y el progreso de nuestra región".
Hoy, más que nunca, los Cafeteritos buscan aliados que se sumen a su causa, apoyando su formación y garantizando que este relevo generacional no solo sea un sueño, sino una realidad que transforme la Sierra Nevada y Colombia entera.