El Instituto Lingüístico de Verano: aculturación y evangelización
El Instituto Lingüístico de Verano: aculturación y evangelización
Altamente diverso a nivel lingüístico; ese es nuestro país. Terminando los años cincuenta, el Gobierno colombiano, en cabeza de Alberto Lleras, trajo de los Estados Unidos al Instituto Lingüístico de Verano, una organización religiosa protestante.
Su aparente misión era el estudio de las lenguas indígenas. Sin embargo, pronto se hicieron públicas denuncias de comunidades, académicos y defensores de Derechos Humanos. Detrás de una aparente misión filantrópica venía la evangelización y con ella un proceso de aculturación. El Instituto estuvo presente en Colombia hasta comienzos del siglo XXI. ¿Qué hizo a nivel lingüístico?, ¿cuál fue su impacto sobre las comunidades?, ¿cuáles fueron los temores que llevaron a denunciar su presencia y por qué se quedaron?
De la mano del lingüista John Freddy Chaparro, 'Historias de Onda Larga' revisa ese oscuro episodio de nuestro pasado reciente. Estadounidenses contratados por el gobierno nacional recorren a sus anchas el territorio colombiano para llevar la biblia, promover su traducción a lenguas nativas y, de paso, provocar importantes y preocupantes cambios locales. En 1975, el informe Orinoquía, en cabeza del general José Joaquín Matallana acompañado de un grupo interdisciplinar, da cuenta de los excesos del Instituto. Sin embargo, hubo oídos sordos y los norteamericanos se quedaron.