La vereda La Sonora, al norte del departamento de Caquetá, además de tener la particularidad de estar ubicada en un enclave entre los municipios de Florencia y El Doncello, pero pertenecer a El Paujil, se ha hecho famosa en los últimos años porque allí el proceso de siembra, recolección y transformación del café, no es liderada por los hombres -como es tradición-, sino por las mujeres.
El producto, que además de tener el cuerpo, la acidez, el color y la textura del café amazónico, tiene el aroma, la suavidad y la delicadeza de las mujeres, puede catarse en cada taza de las que ya se sirven en los principales cafés, hoteles y restaurantes del Caquetá.
Sin embargo, la Asociación de Mujeres Cafeteras de El Paujil- Amucapa, que nació en 2013 y que ingresó al mercado con la marca ‘Café La Sonora’, no surgió de la improvisación; la mayoría de las socias tienen una tradición alrededor del grano, como es el caso de Rosa Elena Téllez, quien vive en la zona desde los cinco años cuando sus padres se empleaban como recolectores jornaleros en las fincas y la llevaban a que los acompañara en las maratones propias de las cosechas.
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Por eso, en las tareas que exigen los cultivos del café, ella tiene ventajas frente a su cónyuge. “Mi esposo es muy bello, porque es muy comprensivo; me dice que yo soy guapa, ¡Yo le gano a él recogiendo café! Lleno su tarro antes que él lo haga, y por eso en ocasiones me ayuda en la cocina”, cuenta Rosa Elena.
El Café La Sonora, que se vende en algunos almacenes de cadena del departamento del Caquetá, no solo ha contribuido a empoderar a las mujeres que lo cultivan, lo recogen, lo escogen y lo transforman con amor, sino que les ha permitido capacitarse y acceder a oferta institucional y de cooperación internacional para optimizar el producto.
“Ha venido una extensionista y ella nos ha enseñado cómo sostener el café, cómo organizarlo, cómo recogerlo, porque también hay que saberlo coger, no se puede maltratar el arbolito (…) el lavado, todo eso es con técnica, no es llegar y tirarlo allá; el secado también tiene que ser muy limpio, muy higiénico para poder ser transformado para el consumo humano”, explica Rosa Elena.
Aunado a esto, con recursos de cooperación internacional se han hecho obras para el mejoramiento de vías terciarias, que han facilitado el transporte de cinco cargas semanales -que se sacan en promedio- hacia un centro de acopio que recibieron en 2020 en el casco urbano del municipio de El Paujil, en el marco de la implementación de iniciativas del Pilar 6 de Reactivación Económica y Producción Agropecuaria de los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial – PDET.
Este espacio, además de permitirles tener un epicentro de encuentro, les ha facilitado la comercialización.
“Ahí ya tenemos nuestras máquinas procesadoras, ahí empacamos el café y hacemos los canales de comercialización para llevar a algunas tiendas de Florencia; ahí nos han venido a visitar personas interesadas en el comercio, porque llegan, se les da la degustación, pueden mirar la materia prima que hay y la calidad del café que tenemos”, dice Aída Luz Rojas Cuadrado, otra de las socias.
La asociación también cuenta con una tienda a la entrada del municipio en el que surgió este novedoso producto, la cual fue donada por cooperantes alemanes cuyos estantes exhiben las presentaciones de ¼, ½ libra y de libra que recientemente estrenaron envoltura, cuyo sello evidencia a un grupo de mujeres con los brazos entrelazados, sosteniéndose una a la otra, e impulsándose al futuro, en el que esperan que este producto llegue a plazas de otros países y se saboreé en paladares extranjeros.