Liliana Jiménez es una mujer risueña. Tan dulce como el chocolate que se deriva del cacao que producen en la la finca San Luis, en el municipio de Nilo, Cundinamarca. La mujer de 45 años nació en Medellín, trabajó en el Eje Cafetero y durante más de una década vivió en Bogotá, junto a su esposo y su hijo. Llegó a cultivar cacao después de que su compañero recibiera la recomendación médica de cambiar de estilo de vida. "Un día me preguntó si yo estaría dispuesta a irme a vivir al campo. Le dije que sí sin pensarlo dos veces".
Comenzando 2016 la Federación Colombiana de Cacaoteros (Fedecacao) abrió un concurso para elegir entre cientos de mujeres a aquella que representaría la imagen del cacao de Colombia. Debía ser cacaocultora, conocer sobre la Federación y el mercado. Jiménez se sorprendió “¡La imagen del cacao va ser una mujer!". Y en este proceso formó parte de las 640 candidatas que se presentaron.
“El campo necesita apoyo para sus proyectos productivos, pero también apoyo para su desarrollo humano y social. Esto no solo se trata de ser una imagen, sino trabajar por las familias y los productores a quienes poco se les reconoce su trabajo", indicó Liliana.
Aun así, no fue fácil para Liliana decidirse a participar en este concurso. La mujer es el eje central para el desarrollo del campo, está presente en los cultivos, en el hogar y en la familia. Dedicarse a una labor adicional significó asumir más responsabilidades. No obstante, el apoyo de su esposo y de su hijo y la insistencia de sus amigos la motivaron a participar. Seis meses más tarde, para su sorpresa, resultó elegida. Como Conchita y Juan Valdés son uno solo, Liliana encarna a María del Campo, la imagen del cacao colombiano y quien con su expresión y sonrisa llegaría no solo a las regiones del país, sino a demostrarle al mundo las proezas de los cacaocultores y las bondades del cultivo de cacao colombiano. En ella se refleja un sentimiento de orgullo nacional por las familias tradicionales que, como resultado de costumbres y conocimientos ancestrales, viven de esta actividad económica, cuyo producto obtiene cada día un mayor reconocimiento en los mercados internacionales.
En este cargo cumple cinco años, y lo mejor no es solo ser la imagen del cacao, sino que a Liliana le gusta enseñar. También es presidenta de una asociación de cacaocultores y se preocupa por proteger el planeta y por desarrollar más y de mejor forma el campo en Colombia.
"Yo quisiera que María del Campo mueva a otras mujeres y las ayude a explotar todas las capacidades que tienen y que no sabían que contaban con ellas. Muchas familias que son cafeteras también cultivan cacao y aquí hay un enorme potencial", relató.
Una abanderada de talla mundial
María del Campo constantemente participa en eventos nacionales e internacionales para compartir con diferentes culturas el trabajo realizado en el campo colombiano, mientras contribuye en la divulgación de los sabores y aromas nacionales, pues es importante recordar que Colombia abre paso con un cacao de “fino aroma", ante los mercados más importantes a nivel mundial.
“Mi papel ha servido durante estos años para impulsar y exaltar al sector, e igualmente constituye un aporte importante a la Gran Alianza para el Cacao, una iniciativa público-privada que busca consolidar a Colombia como líder mundial en la producción, y posicionar al país como territorio origen del cacao fino y de aroma”.
María del Campo no está sola, cada día rinde un homenaje a la mujer rural y a las productoras de cacao, pues representa a las 38 mil familias que viven del cultivo de este fruto en el país. Sus ojos grandes, su sonrisa que abraza y la dulzura de su corazón explican que esta mujer tiene madera y cacao para rato.