Años de madrugadas y afanes por llegar a tiempo a cumplir con las obligaciones del trabajo, noches pensando en los pendientes del día siguiente en la oficina, domingos planeando lo que traerá la semana en términos laborales y de repente… “estimado, estimada, es hora de gozar su pensión”. ¿Realmente vamos a gozar de la pensión cuando nos oficializan que a partir de ese momento dejamos de trabajar en eso que por años nos mantuvo activos? Si, es posible gozar de esa nueva fase de la vida en la cual pensar en una nueva proyección se hace indispensable.
En Contacto Directo, la psicóloga Leidy Mariet Lozano, indicó que en Colombia los trabajadores están poco o nada preparados para la jubilación, porque cada vez más se considera una opción muy lejana, lo cual genera una incertidumbre mayor con la estabilidad económica.
“Quizá cuando dejamos de trabajar aparece una idea de perder productividad y, por ende, la capacidad de adquisición. Eso en el fondo termina haciéndonos sentir menos útiles para la familia, la sociedad y especialmente, para nosotros mismos. Ahí radica el principal temor: dejar de ser productivos”, dijo Lozano.
La transición a la pensión podría llegar a ser traumática para algunos; no todos asumirán de la misma manera que dejar de frecuentar la oficina o de revisar el correo corporativo es una realidad. El cambio a la jubilación puede y debe hacerse de manera armónica, y según Lozano, se debe evitar pensar que “cuando escuchamos la frase ‘bienvenido a su pensión’ es sinónimo de pasar los últimos años de vida sentados en una mecedora, en un balcón, esperando la muerte”.
“Por este tipo de pensamientos es que existe un alto riesgo de desarrollar depresión durante la edad adulta, especialmente en la adultez mayor”, añadió.
Todo cambio genera algún nivel de ansiedad por lo cual, Lozano entregó una serie de recomendaciones, arraigadas en la planificación, que pueden ayudar a mitigar dicha sensación y sacarle provecho a esta nueva fase de la vida:
1. Piense y planee eso que quiso hacer y no pudo realizar por estar en una etapa productiva: “Hay que recordar los viajes que se querían realizar, las visitas pendientes, las habilidades que siempre se quisieron aprender, entre otros. Si planeamos qué queremos hacer durante la jubilación es necesario plantearnos una estrategia para hacer aquello que siempre se quiso hacer y se tuvo que aplazar”.
2. No pierda la productividad: “Busque una forma para sentirse productivo, no solo de forma física e intelectual, sino también a nivel económico porque eso alivia el estrés que produce la disminución de los ingresos. Eso sí, que esa actividad no demande un desgaste o un cansancio para usted”.
3. Realice una actividad de autocuidado físico, emocional, social y espiritual: “incluya tareas en su cotidianidad como la práctica de yoga, caminatas, ejercicio y actividad física. Este tipo de actividades ayudan a mantener más contacto con la naturaleza y con otras personas y fomentan un buen estado físico”.
Lozano advirtió que en el paso hacia la pensión es necesario fortalecer las relaciones sociales para hallar nuevas motivaciones y un círculo de personas con las cuales se puede apoyar. “Una pareja, los nietos, los hermanos o los amigos pueden ayudar a hacer esa transición. Las personas que son viudas, separadas, solteras o que no tienen hijos pueden ver esta transición de forma más compleja si no han hecho el ejercicio de fortalecer su red de amigos. Hay que evaluar todos los elementos circundantes en la vida que pueden ayudar a adaptarnos y disfrutar de esta nueva etapa”.
La jubilación puede ser el mejor momento para “volver al origen”, según Lozano, ya que es el tiempo más indicado para hacer un ejercicio de introspección y evaluar que la vida se fue en “estar en función de alguien” (jefe, pareja, hijos, etc.). Por lo anterior, recomienda disfrutar del tiempo de la pensión para darse todo lo que se merece y no había podido disfrutar por dárselo durante muchos años a otras personas. “No es el final de la vida, es una nueva perspectiva para dedicarse tiempo asimismo y adelantar los gustos pendientes”.
“No permita que lo invadan los pensamientos de disfuncionalidad, enfermedad o fin de la vida. Tampoco permita quedarse en inactividad, ni que lo invada la ansiedad por el futuro o la depresión por lo que se pudo hacer y no se hizo. Hay que disfrutar más el aquí y el ahora y centrarse en lo que puede hacer hoy y en lo que quiere hacer en cada uno de sus días”.