En Florencia (Caquetá), el 9 de noviembre pasado se llevó a cabo el cierre de la primera fase del proyecto "Río, Juego y Aprendo", donde se presentaron los resultados y desafíos para garantizar la educación de calidad en la primera infancia, basada en el aprendizaje a través del juego.
Este proyecto, iniciado en 2020, beneficia a niños desde cero hasta 8 años, una etapa crucial según los expertos, ya que es cuando se establecen las conexiones neuronales y se sientan las bases del aprendizaje, con el cerebro alcanzando casi el 95% de su tamaño antes de la adultez, así como la adquisición de habilidades básicas.
"Nosotros tuvimos una implementación de 18 meses trabajando, no solo con los maestros de aula, sino también con las familias, los líderes educativos (rectores, coordinadores de unidades de servicio) y el personal de las secretarías de educación, así como con el ICBF, que desempeña un papel crucial en el desarrollo infantil temprano. Nos enfocamos en el departamento del Caquetá, acompañando principalmente las zonas rurales de 10 municipios", señala Angy Mateus, gerente del proyecto "Río, Juego y Aprendo".
El proyecto seleccionó este departamento debido a que, según Angy, ha estado fuera del foco de las intervenciones y ha sido afectado por el conflicto armado. Sin embargo, destaca sus potencialidades, como la Universidad de la Amazonía y una Escuela Normal Superior, elementos clave para el éxito que este proyecto pedagógico piloto busca abordar.
“Río, Juego y Aprendo" se implementa con un equipo técnico de pedagogos, artistas y expertos en educación a través del juego. Cerca de 60 personas, principalmente licenciados y psicólogos del Caquetá han visitado alrededor de 800 maestros en las aulas, beneficiando a unos 16.000 niños.
“Hay un imaginario colectivo de que el juego no genera aprendizaje, pero al contrario, es la base de toda enseñanza. El juego tiene características propias de los seres humanos que nos permiten estar conectados con el aprendizaje. Por ejemplo, los niños desarrollan la creatividad, la imaginación y todo el pensamiento simbólico, y pues básicamente la sociedad se crea a partir de ello. Todas estas habilidades que son fundamentales para la vida se desarrollan en la primera infancia a través del juego”, asegura Mateus.
Este proyecto, liderado por AeioTU, Fundación Pies Descalzos y la Facultad de Educación de la Universidad de los Andes, también organiza el ciclo ‘Conversaciones de Calidad’, donde expertos en educación inicial ofrecen charlas sobre el tema.
La primera charla, realizada el 18 de octubre en la Universidad de los Andes en Bogotá, contó con la participación de Robert Pianta, doctor en Psicología de la Universidad de Minnesota y director y fundador del Centro de Estudios Avanzados sobre Enseñanza y Aprendizaje de la Universidad de Virginia (Estados Unidos).
La segunda charla, durante el cierre de “Río, Juego y Aprendo” en Florencia (Caquetá), estuvo a cargo de Ellen Frede, maestra e investigadora de la Universidad de Rutgers y codirectora del Instituto Nacional de Investigación en Educación Temprana (NIEER). También se desempeñó como líder de aprendizaje temprano de la Fundación Bill y Melinda Gates.
Ellen Frede habló sobre el rol de los líderes educativos en la calidad de la educación inicial y destacó la importancia de tener una visión clara y medible del éxito de la práctica para garantizar el éxito de un programa continuo de desarrollo infantil.
“Llevamos a cabo estos encuentros para hablar de la importancia de la educación inicial en las discusiones de política pública que tenemos actualmente. Lo que sucede en el cerebro de niñas y niños en los primeros 8 años de vida es fundamental para su desarrollo”, concluyó Mateus.
Testimonios
“El proyecto Río, Juego y Aprendo nos sirvió como modelo transformador. Cuando nos dijeron que a partir del juego se podía aprender, teníamos dudas de cómo lo iban a asumir los padres de familia porque ellos creen que a la escuela los estudiantes van a leer y estudiar, no a jugar”, contó la profesora Olga Lucía Medina.
“Es totalmente diferente a la metodología tradicional, donde el docente se enfoca en la elaboración del currículo y no mira el juego como una estrategia pedagógica. Cambiar toda esta estructura mental fue un reto”, explicó el maestro Pedro Perdomo.