El pasado 12 de agosto se celebró el Día Internacional de la Juventud, una fecha promovida por la ONU que busca “conseguir la participación de los jóvenes en todos los ámbitos de la sociedad, para solucionar los desafíos a los que la juventud se enfrenta cada día”. En nuestro país el Gobierno nacional viene celebrando ‘La semana de la juventud’ en diferentes departamentos del país.
La población joven en Colombia representa 25,9% del total. Las últimas cifras del censo del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), evidencian que en el país hay aproximadamente 12,53 millones de personas entre los 15 y los 29 años.
Cada año en Colombia, según cifras actualizadas del Ministerio de Educación Nacional se gradúan 450.000 bachilleres, de los cuales solo 39,7% accede a la formación superior.
Estos esperanzados jóvenes han tenido que decidir dentro de las muchas carreras universitarias que existen, cuál de ellas será las que les servirá para su formación profesional y alcanzar una estabilidad económica.
Un estudio reciente de Fedesarrollo reveló que las áreas que están requiriendo más profesionales tiene que ver con las carreras STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) y las ciencias de la salud.
“Estudiar una profesión, incluso especializarse y obtener un doctorado no son tampoco necesariamente proyectos de vida que empaten con el mundo laboral. Creo que los jóvenes colombianos se están viendo en grandes dificultades para lograr realizar su proyecto de vida, en términos de profesión y oficio”, señala Fabián Acosta, director del Observatorio de juventud de la Universidad Nacional de Colombia.
Asimismo, el profesor Acosta dice que el mercado laboral lo que ofrece son trabajos temporales, con contratos muy malos y con pocas posibilidades de empleo para los profesionales y los tecnólogos.
“Esto quiere decir que la inversión en educación superior, incluso en posgrados, no rinde los frutos que la sociedad espera y que los jóvenes proyectan. El hecho de tener un doctorado no significa que vaya a tener un mejor empleo. Muchas veces no se contratan porque sencillamente están sobrecalificados”, afirma.
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Las cifras del Ministerio de Educación señalan que en 2021 1,5 millones de nacionales estaban matriculados para certificación universitaria, 598.000 en carreras técnicas, 78.000 como aspirantes a logros en carreras técnicas, 84.000 en especializaciones, y 68.000 en maestrías.
“Las coberturas de educación superior en Colombia siempre han sido bajas. Hoy llegan más o menos al 50 por ciento. Sabemos que ese porcentaje se hace muchas veces en condiciones de autofinanciación o financiación familiar total de la carrera. El nuevo Gobierno hasta el día de hoy, con diferencia a las otras administraciones, ha implementado la Matrícula Cero para universidades públicas”, dice.
Además, sobre este tema de la cobertura Acosta dice que esto obliga a muchos jóvenes estudiantes a trabajar paralelamente en trabajos muy precarios. Muchas veces lo hacen para garantizar el recurso de los materiales de estudio, la alimentación y el transporte.
“hay que trabajar todo el sistema universitario público donde las coberturas no solamente sean universales, sino en donde el apoyo estatal al ejercicio de estudiar para los jóvenes colombianos sea realmente de calidad y en condiciones de bienestar”, asegura.
Ante este panorama por orden del presidente Gustavo Petro, la Consejería Presidencial para la Juventud ha impulsado las Asambleas Populares Juveniles por la Educación en todas las regiones de Colombia. Estas asambleas tienen como objetivo principal construir acuerdos sobre la reforma a la ley 30, buscando garantizar la educación como un derecho fundamental para todos los colombianos.
Este es un ejercicio democrático en donde se ha llevado a cabo más de 80 encuentros de participación, que incluyen diálogos, asambleas y encuentros populares juveniles. Estos espacios han contado con la participación de más de 20.000 mil jóvenes de todo el país, quienes han aportado propuestas significativas para mejorar la educación en Colombia y reformar la ley 30 de educación superior.
Otro de los problemas centrales del sistema educativo es la deserción. Un estudio realizado por Fedesarrollo permitió identificar que, para la educación superior, la deserción es del 46% cuando se trata de estudios universitarios y supera el 50% para técnicos y tecnológicos.
“La deserción escolar se debe a muchas causas. La pandemia nos permitió ver la radiografía completa. Ya venían los jóvenes en condiciones de precariedad muy fuerte para poder sostenerse económicamente en las universidades. Una situación que los obligó a movilizarse masivamente”, asegura.
En los últimos cinco años muchos jóvenes se han visto obligados a seguir viviendo en la casa de sus padres porque no encuentran un buen trabajo: “Una especie de prolongación forzada de la juventud porque no ha habido una preocupación real por el futuro de los jóvenes”, afirma.
Nuestra Constitución Política señala en uno de sus artículos (67), que la educación es un derecho de la persona y un servicio público que tiene una función social; con ella se busca el acceso al conocimiento, a la ciencia, a la técnica, y a los demás bienes y valores de la cultura.
“Yo creo que no ha habido una política pública en educación superior. Lo que ha sucedido en los últimos 30 años es que hubo un proceso de privatización de la educación superior, incluida la pública. Las universidades públicas, hoy son públicas hasta el pregrado, pero en posgrado ya se vuelven universidades casi que privadas”, cuenta.
A pesar de la crisis y a pesar de que no encuentran trabajo, las carreras que quieren estudiar los jóvenes de nuestro país siguen siendo las profesiones clásicas: arquitectura, derecho, psicología, contaduría pública, administración de empresas, ingeniería industrial y de sistemas y lenguas modernas entre otras: “para ellos estudiar es un factor importante en su vida, en su formación, en su proceso de desarrollo como seres humanos”, concluye el profesor Fabio Acosta.