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Misión Llorente, una apuesta por la vida en el distrito de Tumaco

Esta escuela deportiva lleva 15 años trabajando en la construcción de paz en uno de los territorios más afectados por el conflicto armado en Nariño.
Foto cedida por la Escuela de Fútbol
Manuel Andrés Ortíz

El 2009 fue un año turbulento para las zonas rurales del entonces municipio de Tumaco, cuya población históricamente ha sido afectada por los vestigios del conflicto armado en Colombia. Ese es el caso del corregimiento de Llorente, la zona con mayor población sólo por detrás del casco urbano del Distrito, pero también un territorio con una historia ligada estrechamente a los estragos de la guerra.
 

Cuando en ese año el foco del ojo público estaba puesto en los hechos violentos que atemorizaban a los llorenteños, hubo quienes no sucumbieron ante las adversidades, y decidieron crear sus propias alternativas para aportar a la construcción de paz, cuando ese término todavía no era parte de la conversación.


Ese es el caso de Willington Angulo, un ex futbolista que un día decidió que el deporte sería una herramienta para alejar a niños y jóvenes de los tentáculos de la violencia, así nació la escuela deportiva Misión Llorente.
 

“Ver el conflicto que había en Llorente y al mismo tiempo, observar que los niños y jóvenes no tenían opciones de sano esparcimiento, me motivó a crear la escuela. Me fui hasta Tumaco, y un amigo que conocía y sabía de esto; el profesor Nery Angulo, me ayudó. Desde 2009 hasta ahora, hemos venido luchando con esto”, expresó el profesor, quien además es el representante legal de la escuela. Ese sueño inició con 15 niños y hoy tienen alrededor de 150 de todas las edades, desde los cinco hasta los 18, sin contar esas otras generaciones que dejaron su huella en la historia del club.


“Actualmente tenemos alumnos, que son hijos de esas primeras generaciones que hicieron parte de la escuela. Empezamos como un proyecto social y a medida que han pasado los años, hemos conseguido varios de nuestros objetivos”, aseguró.


Como todo sueño, los comienzos siempre son difíciles, sin los insumos necesarios para trabajar de manera adecuada, el ingenio los llevó a trabajar casi de forma artesanal; con las uñas, pero con la certeza de darle rienda a su objetivo.


“Usábamos elementos de forma improvisada porque no teníamos con qué, botellas hasta palos de escoba, algunos amigos que colaboraban con un baló o dos baloncitos, y así empezamos, el único recurso con el que contábamos, era el esfuerzo de los dos”,mencionó.


Pues ese esfuerzo ha dado sus frutos, poniendo a Llorente en el mapa del panorama regional por gritar goles y no muertos. Misión Llorente se ha convertido en una referente insignia del territorio, pues han levantado la copa más de una vez, tanto que, en julio de este año, representarán a Nariño en una competencia de carácter nacional.

“Participamos en el municipio de Ricaurte en la Copa Bon Bum, ganamos la Baby Fútbol en Tumaco, fuimos campeones del departamental en Pasto, han sido logros muy importantes que la Escuela ha ido escalando para fortalecer el club”, puntualizó.


La próxima cita es en el Valle del Cauca, un territorio futbolero por tradición, en donde defenderán el nombre de Nariño, en una competencia que reúne a varias regiones del sur de Colombia.


“Habrá delegaciones del Cauca, Putumayo, Nariño, Huila y el Valle; el anfitrión, ahí se define el pase a otra ronda nacional que deriva en un cupo a una competencia internacional. Del 17 al 22 de julio, viajará una delegación de 40 niños y tres profesores de la escuela”, indicó.

Este torneo todos se han puesto la camiseta, los padres de familias viven este reto con el mismo entusiasmo de sus hijos, con actividades como bazares, venta de bebidas y de comida, han iniciado una campaña para recoger los fondos para costear el viaje.


Actualmente el cuerpo técnico suma el esfuerzo de otros jóvenes del territorio, Giovanni Martínez y Ricardo Llanos, quienes han entendido que a través de su quehacer profesional pueden contribuir en la construcción de paz del territorio.


Ese su sueño que inició hace 15 años, hoy sigue cosechando los frutos de ese esfuerzo, aunque el camino no ha sido fácil, cada niño, niña y joven que le arrebatan a la guerra, y se celebra con el mismo fervor con un gol o la definición de un triunfo en los últimos cinco minutos del partido, porque eso es Misión Llorente, un partido por la construcción de paz en el territorio.

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