Desde el origen de los acuerdos de paz entre el Gobierno y la exguerrilla de las Farc, varios países y organizaciones internacionales han puesto su mirada en Colombia con la esperanza de que la implementación de lo pactado en La Habana sea exitosa. Durante las negociaciones sirvieron como garantes Cuba y Noruega, como veedores Venezuela y Chile, además de la constante verificación por parte de la ONU.
El proceso de paz en Colombia es, además, de interés global por el potencial que tiene de convertirse en referente para otros conflictos armados vigentes en el mundo. Así lo fue para Colombia, en su momento, el histórico acuerdo de paz de Chapultepec de El Salvador en 1992, entre el gobierno y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).
Facundo Guardado un excombatiente del FMLN y posteriormente candidato presidencial en 1999, considera que “la guerra civil en El Salvador tiene una causa esencialmente política que era el cierre de espacios de participación para lo que no era el oficialismo”, y aunque en el conflicto colombiano intervienen otros factores, guardan cercanía por los actores intervinientes en ambos procesos y la exclusión política que denunciaban de varios sectores de la sociedad.
El acuerdo de El Salvador es considerado por expertos como un acuerdo exitoso, puesto que logró, de manera efectiva, el ingreso de nuevos actores políticos a las diversas entidades gubernamentales. Hoy en día, sin embargo, tras la firma de los acuerdos, otros asuntos internos aquejan a los salvadoreños como las pandillas que se han convertido en un obstáculo para la seguridad nacional. Para algunos firmantes de la paz en El Salvador, este no es un fenómeno derivado de la guerra de los años 80.
Según Guardado, ya no se puede “responsabilizar al acuerdo de paz de las cosas que no se hicieron de manera adecuada, el acuerdo de paz abrió la ventana, abrió la oportunidad, lo que hicieron los actores con esos espacios es otro capítulo de la historia”. Añade también que “nunca hay en los procesos sociales y conflictos sociales una solución definitiva”. Situación que se asemeja al caso colombiano, tras cinco años de la firma de los acuerdos de paz y con logros rescatables pero una inmensidad de retos.
Por su parte, Noruega, como país garante, ha sido fundamental en el proceso de paz en Colombia, elegido como tal, precisamente, por su histórica labor como país mediador en otros conflictos internacionales. Benedicte Bull, miembro de la junta del centro Nansen para la paz reflexionó sobre estos cinco años de implementación de los acuerdos desde Oslo, son “muchas personas en el extranjero que tienen esperanzas de la energía de los colombianos para resolver todas las diferencias y tomar en serio las desigualdades para la multitud de desafíos que hay”.
No obstante, pese a los muchos obstáculos para asegurar el cumplimiento de los compromisos del acuerdo de paz colombiano, para el excombatiente de El Salvador, Facundo Guardado, el éxito de la paz se mide según el respeto a la vida y a la diferencia.
“Yo sigo creyendo que la paz sigue siendo aburrida para mucha gente, como que no le da mucho protagonismo, en cambio la guerra es muy excitante pone a las personas en movimiento en acción, pero la verdad es que solo ponerle fin a una matanza entre seres humanos ya es un éxito rotundo”, afirmó.