Ante la falta de oportunidades laborales en su área, Ximena Mosquera Martínez, una joven comunicadora social, egresada de la Universidad del Cauca, en 2014 se propuso ser profesora solo por algunos meses, sin embargo, cuenta que nunca se imaginó llegar a sentir tanto amor por la pedagogía, en su caso, en escuelas rurales del Cauca, labor en la que hoy completa ocho años.
Actualmente se desempeña como maestra de grado 11º en la Institución Educativa ‘Marden Arnulfo Betancourt’ del corregimiento de Loma Redonda, jurisdicción de Jambaló, uno de los municipios más golpeados por el conflicto armado en Colombia y ubicado en el nororiente del Cauca, a cinco horas en moto desde Popayán.
“Ser profesora para mí es la posibilidad de compartir y dinamizar el conocimiento, pero mucho más allá de los conocimientos netamente académicos es tratar de orientar y preparar seres humanos para que se enfrenten a las diferentes realidades que les presenta la vida, y pues bueno, especialmente en nuestro país”, afirma la docente que integra a sus clases proyectos productivos pensados en la aplicación real de lo aprendido por sus pupilos en el aula.
Agrega que, con el objetivo de aportar en la construcción de otras realidades para sus estudiantes y familias, desde el trabajo en la escuela se esfuerzan por mostrarles que “existen otras alternativas para obtener recursos económicos que estén alejados de los cultivos de uso ilícito; por ejemplo, en nuestro caso con el grado 11º, tenemos la oportunidad de trabajar el proyecto de tomate que para este año intentamos implementarlo de manera orgánica”.
Pero su labor no queda allí, en medio de las tareas diarias en zona rural de Jambaló la ‘profe Xime’ también se vinculó a una iniciativa que busca que adultos de la región puedan culminar su bachillerato a través de un programa que cuenta con el acompañamiento de la Fundación Tierra de Paz, una organización de trabajo y estudio creada para mejorar las condiciones de vida de población vulnerable y comunidades afectadas por el conflicto armado y los desastres naturales en Colombia.
De ese proceso formativo son beneficiarios líderes y guardias de las comunidades indígenas de la zona, presidentes de juntas de acción comunal, víctimas de la violencia y personas en proceso de reincorporación.
“Creo que es un ejercicio de construcción de paz porque es así como a muchos de ellos se les abren las posibilidades de obtener más capacitación que en últimas se verá reflejado en la ayuda para sus familias y sus comunidades; además se crean espacios de diálogo donde a través de las discusiones propias de la academia se aprende a concertar, se aprende a llegar a acuerdos, se aprende a vivir en comunidad”, afirma la joven docente.
Mientras los niños, jóvenes y adultos ya se preparan para culminar el ciclo 2021, Ximena Mosquera Martínez expresa que no pudo tener mejor oportunidad que la de tener a su cargo “la noble tarea de enseñar” y que así lleguen ofertas en la disciplina que la tituló “diría que no”, ya que como docente no solo ha sido comunicadora social, sino que “he tenido que convertirme en abogada, psicóloga, enfermera y hasta espiritista para ayudar a mis estudiantes en su día a día”.