Una imagen no vale más que mil palabras: Jesús Abad Colorado

“Hay muchas fotografías que no son primera página, pero que pueden contar mejor la historia”. A Jesús Abad Colorado se le puede presentar como el gran fotoperiodista colombiano que es, sin embargo, y acercándose a ese lazo que su fotografía ha creado con los territorios, es mejor presentarlo como él mismo ha dicho: “yo soy un contador de historias”.

En Encuentros, programa de Radio Nacional de Colombia, nos tomamos un momento para ver algunas realidades nacionales e internacionales desde la fotografía. Una de ellas es la mirada de Edu Ponces desde Barcelona, España. Una conversación alrededor de la empatía, el respeto y la escucha, elementos que comparten y retratan en cada territorio y cada rostro.

Respeto y reconocimiento con los territorios

Abad, encontró en su vida un equilibrio para definir que la historia de un país no podía contarse solamente desde la escritura, desde la radio o la televisión, “lugares por donde hemos viajado, la gente nos dejó parte de su alma y nos han compartido parte de su mesa, sus dolores, sus memorias, pero lo más bello ha sido la resistencia”, comenta.

Cada viaje le ha enseñado que no solo se puede narrar a nuestro territorio desde la violencia. “También debo contarlo desde la humanidad que encuentro, desde la tenacidad con la que la gente trabaja y sueña”, es contar un poco desde la esperanza, esa que las poblaciones se niegan a perder, “lo único que añoran es que este país se transforme”, cuenta Abad.

“Un reportero gráfico, un buen fotógrafo y un buen periodista tiene que saber lo que está pasando en el territorio y verlo”, ante esto debe decirse que, Abad Colorado hace un llamado a esos momentos en que el periodismo cae en esa “competencia burda” para tener las primeras imágenes, por lo tanto a veces se olvida lo esencial y es que la gente necesita contar una historia. “He aprendido que las personas no quieren ser recordadas solo por una fotografía”, resalta que las comunidades quieren que se cuente lo que hay detrás de cada situación.

Empatía con las historias

Ruido Photo es una organización dedicada a la imagen documental en temas de derechos humanos y conflictos sociales, con sede en Barcelona, España.

Edu Ponces, fotoperiodista y socio fundador, detalla en un breve recorrido lo que ha sido crear comunidad a través de la fotografía.

Desde los talleres de fotografía participativa se han acercado a varios conceptos, uno de los objetivos es entender el fotoperiodismo como el camino que permite sensibilizar a la población, “ser esa tenue luz que podría ayudarnos a cambiar las cosas”.

Para Ponces, en cada salida donde quedan imágenes con una alta búsqueda de historias, siente que abre un camino que conecta con el mundo cuando ve cada investigación.

“Intentamos que nuestras fotografías cambien y aporten algo en la sociedad, por eso no solo llegamos con nuestras fotografías a los grandes medios, también llevamos nuestro trabajo a las calles”, señaló.

Para la Agencia, no ha sido complejo acertar en que el público más importante está en la adolescencia, “sobre los talleres que realizamos vamos cogiendo las fotografías, los reportajes y los llevamos a las escuelas buscando una reflexión en ese diálogo junto a los jóvenes”.

Distintos mundos siendo fotografía

Sin importar la distancia, sin haberles preguntado si uno conocía el trabajo del otro y con más de 7.000 kilómetros que los separa, Abad Colorado y Ponces, tienen algunas reflexiones en común, “respeto y empatía”, un valor y una habilidad para hacer de un hecho mundial, el reflejo de miles de personas sin la necesidad e intención de agredir su realidad.

En el 2015, el trabajo que se desarrolló, casi que es la misma escena que hoy se repite en Asia, familias huyendo de Afganistán y Siria. La publicación de Ruido Photo tiene el nombre de “El Barro de Europa”, cerca de 1 millón de refugiados entraron a este continente alejándose del conflicto. Allí se supo que, más de 3.000 refugiados murieron intentando cruzar el mar Egeo, esta es la parte del mar mediterráneo entre Grecia y Turquía.

“He estado en muchas rutas migratorias, pero esta en particular me impactó profundamente”. Uno de los mayores choques para Edu fue encontrar una alta población infantil. Por otra parte, se tiende a pensar que los refugiados son gente pobre, pero los contextos son diversos.

“Me encontré también con gente de clase media e incluso a personas con facilidades económicas, en otra circunstancia hubieran podido pagarse un vuelo sin problema”, recuerda.

Un recorrido, que consistió en acompañar a la migración con la llegada de un barco en una isla griega hasta cruzar la región de los Balcanes, casi 2 mil kilómetros de ruta; tiempo suficiente para compartir, pero a su vez inoportuno para preguntar, “mi experiencia siempre fue relacionada con el respeto, guardar la cámara y acercarse”.

Ponces retoma paso a paso para comprender ese momento: “es necesario presentarse y luego hablar con la gente, explicarle al que está sufriendo con la situación que la única intención es contar honestamente la historia”, solo cuando eso sucede dice Edu, casi siempre la respuesta es buena.

En esos instantes tan confusos en medio de buses, recorridos en trenes y viajes en barcos, Edu Ponces dialogaba con quienes cada vez más se alejaban de su vida, de su territorio, de su espacio quitado a la fuerza, “querían que viajáramos con ellos para registrar lo sucedido”. Aunque han pasado seis años, el recuerdo es tan cercano a lo que vive hoy Afganistán, “era un momento en el que estaban esperando una respuesta del mundo”.

Como sucede en la fotografía, solo basta con una o dos décimas de segundo para atesorar un momento, pero si se acompaña y se refuerza con la escucha, el instante toma un valor adicional, como dice Jesús Abad “una imagen no vale más que mil palabras”. Para Colorado, la imagen y el texto son un complemento, “es la palabra y la imagen juntas quienes pueden dejar testimonio en un país como Colombia, no solamente para hablar de la violencia sino también de la resistencia”.