El actual presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, fue elegido durante el octavo congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC) como primer secretario, la posición de mayor poder en el país, en reemplazo de Raúl Castro.
Esta sucesión marca el inicio de una nueva era, sin un Castro en la cúpula oficial del poder por primera vez en seis décadas, pero a su vez, pocos cambios se podrían esperar en cuanto al modelo de gobierno y de cooperación internacional.
Ted Henken, profesor de sociología y estudios latinoamericanos, explicó en Señal de la Mañana de Radio Nacional que esta sucesión de poder, no representa ningún cambio significativo en la política cubana.
“Todo indica que es una figura de continuidad, de hecho, han celebrado su cargo como jefe del PCC como un acto de unidad nacional y continuidad”, dijo el académico.
A pesar de la insistencia del gobierno cubano por mantener la tradición de la “Revolución”, Henken señaló que el sentimiento ciudadano dista de la visión del poder, “el pueblo reclama cada vez más por cambios fundamentales, tanto en lo económico, como lo social y político”, aseguró.
Para el profesor, el único sector en el que se prevén modificaciones es el económico, que podría contar con algunas reformas de apertura.
“Solamente han anunciado cambios interesantes y sustanciales en el campo económico, en cuanto a una apertura un poco más grande al sector privado y de micro empresas, pero quieren seguir con el mismo modelo de las empresas estatales”, afirmó.
Los cubanos que se oponen al longevo gobierno de la Revolución han logrado más cohesión y visibilidad, gracias al acceso a internet en sus dispositivos móviles, una medida que se implementó hace tan solo dos años y medio.
“Durante estos dos o tres años más recientes, hemos visto reclamos cada vez más fuertes del pueblo…y han estado organizando protestas, movilizaciones, y la más importante se dio en noviembre del año pasado y eso todavía tiene mucha fuerza y resonancia”, señala Henken.
El acceso a internet ha servido como caja de resonancia de las demandas ciudadanas y de la oposición, los cubanos se sienten protegidos por el anonimato de las redes sociales y ha sido el medio óptimo para convocar manifestaciones y expresiones artísticas que rechazan el control extremo del gobierno, protestando frente a las instituciones gubernamentales, una acción reprimida y poco visible en Cuba hasta hace pocos meses.
El mandatario Díaz-Canel se enfrenta a un pueblo con nuevas herramientas para responder a los conflictos sociales y políticos, que se han exacerbado por la pandemia de Covid-19.