‘1994, el primer año del resto de nuestras vidas’: un documental sobre la historia de Colombia
De la alegría a la tristeza absoluta, 1994 fue un año cargado de momento icónicos que se mantienen vivos en la memoria colectiva de los colombianos, ¿cuál recuerdas tú?
Muchas cosas pasaron en Colombia a lo largo de 1994, con ese paso de la alegría total a la tristeza absoluta con la participación de la Selección Colombia en un mundial donde para muchos era favorito, fue eliminado casi de inmediato, y todo culminó con la triste muerte de uno de sus protagonistas: Andrés Escobar.
Este suceso es tan sólo un ejemplo de los hechos que marcaron la historia del país durante ese año, y eso por esto que se realizó un documental para mirar por el retrovisor, ‘1994, el primer año del resto de nuestras vidas’.
Se trata de una coproducción de Rtvc Sistema de Medios Públicos, Diptongo y la Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano, que desempolva un año en el que los sucesos se produjeron en cascada y lo dejaron marcado en el calendario.
Este domingo, Señal Colombia, a las nueve de la noche lo estrenará. Además, quedará alojado en RTVCPlay, la plataforma gratuita de streaming.
Una emotiva divertida e histórica producción que estará en la pantalla de Señal Colombia, el domingo 10 de septiembre, a las 9:00 de la noche y que fue coproducida por Señal Memoria de RTVC Sistema de Medios Públicos, Diptongo y la Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano.
La realización implicó una minuciosa investigación que partió de charlas casuales para seguir con la lectura de libros y documentos, recopilación de archivos de imágenes y entrevistas con personajes que jugaron algún papel como testigos directos o que ayudan a documentar estos hechos, como la ex Señorita Colombia Paola Turbay, la actriz Alejandra Borrero, el periodista Mauricio Silva, el actor Christian Tappan, el crítico musical Chuky García, el expresidente Ernesto Samper, o los comentaristas deportivos Iván Mejía y Javier Hernández Bonnet, entre muchos otros.
Para Jaime Silva, director de Señal Memoria, recuerda que fue un año excepcional recordado por acontecimientos que en muchos casos marcaron un antes y un después en diversos campos, con páginas felices, insólitas, amargas y dolorosas que lo subrayaron en el calendario.
La producción enlaza imágenes que hacen parte de la memoria de Colombia de un año que desencadenó un cóctel de emociones en un país donde muchas veces la realidad supera la ficción.
Pero, para contar 1994, se necesitaban socios fuertes y conocedores de la historia colombiana, por eso también es protagonista la Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano, en cabeza de su directora Alexandra Falla, quien destaca la importancia del documental y del trabajo conjunto con el Sistema de Medios Públicos.
“En el marco del convenio desarrollado por varios años entre Patrimonio Fílmico y RTVC, es importante que ese trabajo técnico que realiza su marca Señal Memoria en restauración digital, digitalización y catalogación, pueda tener productos como un documental cuya base fundamental es el material de archivo. Este es un documental que está sustentado en una lectura distinta de la memoria del país en una época en la que pasaron demasiadas cosas en Colombia, y que luego se potencie a través de la circulación en nuevos productos audiovisuales”, aseguró Alexandra.
La capacidad de recordar del ser humano es, en todos los casos, limitada, los acontecimientos tienden a volverse paisaje y esa es una de las razones que contempló Señal Memoria para sacar adelante el documental: el deber de recordarle al país su historia de una manera amena.
“‘1994, el primer año del resto de nuestras vidas’ no es un nombre casual, hubo una cantidad de hechos en la política, en lo deportivo; la tecnología cambió nuestra vida personal, social y profesional; se produjo una eclosión musical y las producciones de televisión tuvieron gran visibilidad. Sucedió de todo en prácticamente todos los ámbitos, fue un año muy importante para ser lo que somos hoy como sociedad”, aseguró Jaime Silva.
El director de Señal Memoria recuerda que recibió la idea del proyecto del gerente de la casa productora Diptongo, Eduardo Lara, y le propuso que unieran recursos y esfuerzos con la Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano para realizar esta coproducción.
Entonces, en 2020 empezaron a investigar y hallaron sucesos como el robo al Banco de la República, la eliminación del Mundial de Fútbol en Estados Unidos, artistas colombianos que empezaban a tener una importante proyección internacional y hasta la llegada de la telefonía celular, una buena noticia en un país que apenas empezaba a reponerse de los atentados de los violentos.
Los realizadores del documental desempolvaron canciones, avances tecnológicos y acontecimientos. Más gente empezó a conectarse con la idea en las redes y empezaron a hacer la conexión de lo que pasó en 1994 con lo que sucede actualmente en la política o el deporte y la conclusión es que “¡No ha pasado nada!, como que seguimos en la misma cápsula del tiempo después de 30 años, viviendo las mismas historias”, dijo Jaime Silva.
También revisaron los antecedentes y, al llegar a los años ochenta se detuvieron frente a las respuestas sobre cómo se gestó ese fenómeno social. Eso se convirtió en una especie de prólogo del documental para mostrar a generaciones que no lo vivieron y a quienes no advirtieron todo lo que ocurrió.
Juan Pablo Astudillo, uno de sus realizadores, sostiene que ese año fue casi una tómbola, con un país que pensaba que por fin iba a estar en paz, pero 30 años después parece que está en el mismo sitio.
Aunque el documental va más allá de lo negativo, exponiendo avances como el boom musical que abrió las puertas a la explosión de lo urbano y a estrellas que nacían, y que actualmente son una industria del entretenimiento que cambió la vida de las personas.
“Eso es lo que nos construye. Colombia tiene una idiosincrasia, una identidad única, tiene una forma de ver la vida que nos hace realmente colombianos, con lo bueno y lo malo. Es un documental para ver desde un punto de vista constructivo para seguir creciendo como sociedad, no con una actitud trascendental parándose en posiciones ético-morales, ni con base en el libro del ‘Cómo deberían ser las cosas’, porque si siguiéramos ese libro seríamos Suiza y no Colombia, maravillosamente Colombia”, concluyó Astudillo.