Colombia es el cuarto país del mundo con mayor riqueza hídrica. Contamos con más de 30 ríos principales y alrededor de 755.000 microcuencas. Aunque parece obvia la importancia del agua, a veces se nos olvida cuidarla.
La Fundación Alma es una de las organizaciones dedicadas a esta labor. Su directora, Alegría Fonseca, recuerda cuál es el valor de los ríos: “Además de la belleza escénica que ellos poseen, tienen todos los elementos necesarios para la alimentación del hombre. Producen el riego para las plantas, así que tienen una inminente responsabilidad en el desarrollo de la agricultura y la ganadería. El río es parte del desarrollo de un país, tanto que a su alrededor se van desarrollando las poblaciones y se van surtiendo de estas aguas para poder vivir .
Sin embargo, es lamentable el estado de los ríos en Colombia. Cada vez están más contaminados y en algunos casos, incluso, están desapareciendo. Juan Carlos Gutiérrez, director científico de Alma, reseña cuáles son los principales riesgos para estos cuerpos de agua: “Una amenaza importante es la sedimentación, la pérdida de los antiguos bosques. Otra es la contaminación de las grandes ciudades, que es por vertimientos de vivienda e industriales, y en algunas regiones, como el Magdalena Medio, la contaminación por explotación de minería. Otro problema es el de la pérdida de conectividad de los sistemas hídricos .
Los ríos son también articuladores de dinámicas culturales, delimitadores geográficos y alrededor de ellos giran actividades económicas de las que dependen municipios enteros.
Según María Benitez, pescadora artesanal del Rió Magdalena en Gamarra, al sur del Cesar, la comercialización y producción de pescado ha bajado de manera notable. De acuerdo con la pescadora, no se han tenido en cuenta las estructuras que se vienen construyendo dentro de este importante afluente y las comunidades cuya economía dependen de él se han visto afectadas, pues su actividad se ha reducido hasta en un 50%.
Los animales y otros seres vivos que habitan los ríos también se ven afectados de forma grave por su deterioro. En Sabana de la Torre, Santander, los manatíes están en alto riesgo de desaparecer. Esta especie es considerada sombrilla, es decir, que de ella depende la conservación de otros animales.
James Murillo, director de la organización Cabildo Verde de Santander, asegura que el continuo deterioro de los ecosistemas y las condiciones de calidad del agua obligan a estas especies a migrar y estar en condiciones de no protección. Según Murillo, hay unos sectores donde las comunidades tienen clara la protección del manatí, pero hay otros donde no. En este momento, la amenaza para el manatí no es la cacería sino el deterioro progresivo de los ecosistemas donde vive.
Colombia cuenta con una legislación para el cuidado del agua, pero sus normas no se reflejan en los diferentes Planes de Ordenamiento Territoral porque no existe una zonificación que adjudique a los municipios y departamentos sus respectivas zonas hídricas y la forma correcta de utilizarlas.
Ante todo lo anterior, la directora de Alma, Alegría Fonseca, ha lanzado una alerta: “S.O.S porque realmente los cuerpos de agua están desapareciendo .
Por Juliana Cañaveral