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Embarcaciones a escala, íconos de la paz que navegan por el río Putumayo

Desde 1992, Luis Carlos Gil Cárdenas transforma la madera de cedro y naranjillo en clásicas embarcaciones que expone en el municipio de Leguízamo.
Barcos de madera a escala en el río Putumayo | Artesanos colombianos
Fotos: Juan Miguel Narváez/Radio Nacional de Colombia
Juan Miguel Narváez Eraso

Treinta años después de haber navegado por el río Amazonas para descubrir la infinita belleza natural que rodea a esta zona del sur de Colombia, Luis Carlos Gil Cárdenas, un gestor cultural cundinamarqués que hace más de tres décadas hizo del municipio de Leguízamo en el bajo Putumayo su segundo hogar, se dedicó a la elaboración de barcos a escala para la promoción de la paz.

“Los ríos Amazonas, Caquetá y Putumayo son testigos de numerosos hechos que aún llenan de tristeza y alegría a las comunidades indígenas que residen a sus orillas, por ello consideré oportuno transformar la madera que se da en esos lugares para llevar sobre las aguas sentidos mensajes de paz”, expresó Luis Carlos, mientras pulía un trozo de madera del velero que llevará por nombre ‘Paraíso Exótico del Universo”.

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Cada embarcación a escala elaborada por Luis Carlos, es bautizada en el río Putumayo.

En su taller artístico, ubicado en el corregimiento de La Tagua a 40 minutos del perímetro urbano de Puerto Leguízamo, ensambla la proa y bastidores de madera de cedro y naranjillo de un velero que muy pronto lo bautizará en aguas del río Putumayo, Luis Carlos considera que las embarcaciones son iconos de la reconciliación.

“Ellas navegan por donde uno quiera y es por ello que en las más de 60 embarcaciones que desde 1963 he elaborado, predominan vistosas velas blancas como símbolo de perdón. La Amazonía colombiana es un territorio que merece vivir en paz y ese valor tan importante lo podemos construir entre cada uno de nosotros a través de la cultura”, dijo Luis Carlos, mientras observa detenidamente una de las embarcaciones mercantiles a escala que construyó en el año 2020.

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Luis Carlos Gil asegura que la elaboración de los barcos, la aprendió de manera empírica.

A sus 83 años de edad, este artesano, natural del municipio de Cachipay, Cundinamarca, afirma que el tiempo le ha facilitado las herramientas para calcular milimétricamente las medidas de cada una de las piezas de madera que necesita para ensamblar las embarcaciones.

“Varias de mis obras artísticas han sido adquiridas por infantes de la Armada Nacional de Colombia, quienes al término de su servicio militar regresan a sus hogares con un bonito recuerdo de estas prodigiosas tierras”, manifestó al traer a su memoria aquellos momentos de 1959 en los que se desempeñó como secretario de la Comisaría de Policía en la ciudad de Leticia (Amazonas).


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“Admirables artesanías”

“Leguízamo es cuna de artesanos y gracias a sus habilidades culturales, el municipio es visibilizado en otras regiones de Colombia y del mundo. Por ejemplo, el maestro Luis Carlos es muy conocido en la Amazonía colombiana por la magistralidad artística con la que elabora sus embarcaciones a escala”, señala Libia Perdomo, docente de la institución educativa Cándido Leguízamo, al subrayar que en cada obra refleja la laboriosidad de los putumayenses.

Por ello, la educadora considera pertinente estimular a los gestores culturales quienes a partir de su trabajo autodidacta irradian la armonía que identifica a Leguízamo.

“Sus habilidades artísticas y creativas permiten que nuestros artesanos conviertan en obras de arte todos los retazos de madera que encuentran en la naturaleza”, manifestó Tatiana Henao, psicóloga de la fundación comunitaria Habacuc, al agregar que si ellos encuentran un trozo de cedro a las orillas de los ríos lo transforman en jarrones, máscaras, aves o en complejas embarcaciones.

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Para Tatiana Henao, las artesanías son una manera de contribuir a la construcción de la paz.

Antiquísimos diseños

“Las embarcaciones a escala del maestro Luis Carlos Gil están inspiradas en modelos de antiquísimas flotas fluviales, siendo el galeón una de ellas. Sus composiciones están llenas de belleza e historia porque cada réplica data de memorables fechas mundiales”, dijo la gestora cultural Marisela López, al precisar que ese tipo de embarcaciones españolas comenzaron a surcar los mares en el siglo XVI.

Las medidas de las pequeñas embarcaciones varían de acuerdo al modelo. Marisela asegura que algunas fragatas que han sido adquiridas por paisas, vallunos o costeños entre otros visitantes que han tenido la oportunidad de arribar a Leguízamo, miden entre 60 y 120 centímetros de largo.

“Es a través de estas hermosas composiciones que, desde el sur del País, nuestros artesanos labran la paz para que irradie por toda Colombia”, argumentó la artesana.

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Marisela López precisa que las pequeñas embarcaciones son elaboradas con madera de cedro.

 

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