"El artista colombiano más internacional de todos", es el calificativo más usual que utilizan los críticos y especialistas al referirse a la creación de Fernando Botero, quien murió este viernes en Mónaco a los 91 años.
Con su obra, en la que exploró el volumen, la anatomía y la figura humana hasta sus últimas consecuencias, llegó a países como Estados Unidos, Francia, China y España, lo que habla de un artista que deja un legado que perdurará en la historia del arte nacional.
Para el historiador y crítico de arte Álvaro Medina “hay una manera de calificar artistas, que es la definitiva: su grado de originalidad. En Colombia hemos tenido muchos que en realidad han sido imitadores de estilo, pero Botero y Obregón crearon su propio lenguaje, forjaron temas absolutamente personales y eso los hace fundamentales para el arte colombiano”.
El investigador y curador Christian Padilla explicó que Botero fue protagonista y una figura fundamental del momento en el que aparece el arte moderno en Colombia. Un artista que logró la internacionalización gracias a que “supo asimilar todas sus influencias, decantándolas de una forma inteligente, lo que le permitió estar en todos los escenarios en los que podía estar”.
De hecho estuvo en Estados Unidos justo cuando se estaba dando la transición entre el expresionismo abstracto y el arte pop, y en ese momento (entre 1961 y 1963) su obra llegó al Museo de Arte Moderno de Nueva York, MOMA.
Te puede interesar:
El ministro de las Culturas, las Artes y los Saberes, Juan David Correa, expresó su admiración por Fernando Botero y destacó la importancia de su legado artístico.
Señaló que Botero creía que el arte requiere principalmente esfuerzo y trabajo duro, con solo una pequeña parte de inspiración. Resaltó la profundidad intelectual del trabajo del artista, especialmente su habilidad para representar asuntos universales, a través de su estilo único.
También elogió la contribución de Botero al arte público al donar su obra al Museo del Banco de la República, considerándolo un gesto significativo que puso su arte al alcance de todos.
Para la curadora María Wills Londoño, el maestro Botero es importante en demasiados frentes.
“Primero como una figura valiosa en las artes plásticas y visuales, por toda la importante investigación que hizo a lo largo de su vida desde que era un estudiante y modificó las tendencias del arte en los años cincuenta, y luego por sus investigaciones sobre el volumen y el color. Una pasión que lo llevó a interesarse por aprender de lo foráneo y por entender el arte clásico, para venir a aplicarlo de una manera muy local, popular y colombiana”, manifestó la experta.
Explicó que es importante entender que su arte, que para muchos colombianos es el de las ‘gorditas de Botero’, tiene en el fondo una exploración y una investigación por aspectos como el volumen, la representación de los rostros, la escultura y otros temas que vienen del arte clásico.
“La popularidad que tuvo lo hace aún más especial, porque no la rechazó nunca y a pesar de su reconocimiento internacional siguió representando la cultura popular de una Medellín de la calle, de las tabernas, de los personajes populares. Por eso la gente lo quiere mucho”, aseguró Wills Londoño.
Dijo que es importante destacar su labor como mecenas. Para ella, gracias al maestro, el Museo de Arte Botero tiene la colección internacional más importante del país, con más de 60 obras de artistas como Picasso o Monet.
"Era un gran mecenas y tuvo una astucia impresionante: supo promocionarse y aprovechó el mercado en favor suyo para armar una colección envidiable que, además, le legó a los colombianos”.
Christian Padilla, quien cree que como mecenas Botero dejó un gran legado en Colombia para instituciones como el Museo de Antioquia y ciudades como Medellín o Bogotá.
“Más que ninguna otra persona o institución, el maestro Fernando Botero ha generado que los colombianos, especialmente los niños, sientan admiración e interés hacia el arte”, afirmó.
Y ese es un legado que durará para la eternidad.