El bosque, los ríos, pueblos indígenas que hablan en sus lenguas propias y un notable llamado al respeto por los saberes ancestrales y por las selvas, son algunas de las imágenes y narrativas que dan cuenta del cine que en la actualidad se produce sobre (y desde) la Amazonía.
En el ámbito nacional, al interior del bosque tropical más grande del mundo las cámaras han irrumpido desde hace décadas para contar historias incluso de terror, como la que narra el director italiano Ruggero Deodato en Holocausto Canibal (1980), donde se intenta reforzar la idea de un “infierno verde” y comunidades originarias como sinónimo de peligro, alimentando estereotipos y discriminación alrededor del tema.
No obstante, películas de ficción, documentales y cortometrajes más recientes y producidos por realizadores nacionales y locales hacen un esfuerzo por reivindicar la representación de los pueblos étnicos, contar su historia a partir de sus voces, con reflexiones sobre las consecuencias de la colonización, su cosmovisión y la riqueza cultural que albergan sus prácticas y saberes ancestrales.
Además, producciones audiovisuales actuales sobre la Amazonía tienen en común la intención de darle voz a la naturaleza. Laura Mora, una de las directoras de la serie Frontera Verde, estrenada en 2019 (una historia policiaca que sucede en Amazonas), reconoció que “es importante para el mundo empezar a tener máximo respeto por la naturaleza. Para pensar en rodar una historia en la selva, esta también debe ser protagonista”.
Apaporis, secretos de la selva (2012), El Abrazo de la Serpiente (2015) y el Sendero de la Anaconda (2019) son algunos de los largometrajes que demuestran el cambio de enfoque que ha tenido el cine amazónico, especialmente con la participación activa de las comunidades indígenas delante de las cámaras.
Desde la región, Alex Rufino, indígena Ticuna y director la película Árbol de Vida y Muerte (2021), una historia sobre la siembra y el significado de los árboles en la Amazonía, reconoce que este enfoque del cine “busca darnos a conocer lo que tenemos, pues cuando lo sabemos, entendemos la necesidad de cuidarlo y protegerlo” señaló.
Según Rufino, mostrar los contenidos creados por las comunidades locales hace parte de una apuesta formativa para generar conciencia en los ámbitos indígenas, no indígenas e incluso en escenarios políticos a fin de incidir en las decisiones sobre los territorios.
Por su parte, Amanda Quijano, directora artística del Festival Internacional Cine y Ambiente de la Amazonía -Ficamazonía- durante la tercera versión de este encuentro cinematográfico en la ciudad de Florencia, Caquetá, indicó que desde su acompañamiento a producciones locales siente que hay elementos comunes donde “se narra con preocupación de lo que está pasando en las comunidades, la desconexión que está sucediendo entre generaciones. Los creadores locales están en una búsqueda de visibilizar sus tradiciones ancestrales y también de mantenerlas”, señaló.
En el mismo sentido, Fabio Valderrama, director del Festival Audioviosual Mambe, que este año cumple nueve años realizándose en Caquetá, señaló que el enfoque del Festival cada vez enfatiza más en las temáticas ambiental y étnica, por lo que en su octava versión se mantendrán ambas, tanto en los espacios de muestras fílmicas como en los talleres formativos y conferencias.
“A fin de fortalecer los procesos de biodiversidad, proteger el medio ambiente y también con el objetivo de contar las historias que ayuden a preservar el conocimiento ancestral que tienen las comunidades indígenas” resaltó.
No obstante, desde su participación en el Consejo de Cinematografía de Caquetá, Valderrama destacó también existe la intención de narrar historias de la cotidianidad, la ruralidad, sobre mitos y leyendas del territorio y distintas problemáticas que atraviesan la vida de la población, con el propósito de informar a las audiencias.
Por otro lado, Jesus Anderson García Rivera, productor de la Fundación Mambe, resaltó que la juventud ha asumido la labor de acercarse a las realidades complejas de esta zona del país, no solo para darles forma audiovisual sino también para asumir una postura crítica.
“Son los jóvenes, los que están contando esas historias de denuncia frente al extractivismo, al neocolonialismo y las desigualdades sociales, pero también frente a la belleza que está amenazada por todas estas dinámicas del capitalismo que se cierne sobre nuestro territorio” indicó.
García mencionó títulos de creaciones audiovisuales locales que dan cuenta de lo anterior, como son Ambil Todo el tiempo con el Tiempo (2007), dirigida por Cesar Valderrama, Kundrara Kurisia Bia (El pensamiento bueno de los jovenes Embera Chamí) (2017) con la dirección de Alfredo Gutiérrez; como también los cortometrajes realizados por la Asociación de Jóvenes Por Río Negro y por la Escuela Audiovisual Infantil de Belén de los Andaquíes.
El cine amazónico se consolida cada vez mas, con los sueños y el trabajo de realizadores locales y alianzas con Festivales y organizaciones interesadas en aportar al fortalecimiento de las narrativas sobre la región.
Desde el consejo de cinematorgrafía de Caquetá proyectan la creación de una cinemateca de la Amazonía; desde el Festival Ficamazonía buscan llegar a todos los rincones de la región en colombia y después del mundo; realizadores étnicos como Alex Rufino esperan seguir contando sus propias historias “mi abuela nos decía mucho que el conocimiento hay que compartirlo” destacó, mientras hablaba de la importancia de hacer cine para generar diálogos y alternativas de cambio en la sociedad.